El Gobierno de Estados Unidos reconoció este miércoles que la violencia derivada por el mal uso de las armas de fuego se ha convertido en un gran problema para la seguridad de sus ciudadanos.
Tras el asesinato de la periodista, Alison Parker y al camarógrafo Adam Ward en Virginia (sureste de EE.UU.), el secretario de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, informó que el Gobierno de Barack Obama considera que es necesario un control más estricto a la hora de vender armas de fuego.
Sin embargo, hasta la fecha no existe un proyecto de ley en el Congreso de Estados Unidos que impida la venta de armas a miembros de la población civil, lo que ha generado protestas fundadas en el temor de que continúen incrementando las muertes por la venta de armas sin restricciones, si los legisladores no impulsan medidas al respecto.
Para el portavoz de la Casa Blanca, el asesinato de los profesionales de la comunicación “es otro ejemplo de la violencia armada que se está volviendo muy común en comunidades grandes y pequeñas en todo Estados Unidos”.