El papa Francisco llamó este miércoles en Ecuador a no perder la memoria de las raíces, a recordar los orígenes de los que venimos.
Al dirigirse a cientos de personas congregadas en el Santuario de El Quiche, al noreste de Quito, el Sumo Pontífice resaltó la importancia de no olvidar las raíces, de no enfermarse de “Alzheimer espiritual”.
“Cuiden la salud pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad que es del todo peligrosa para los que el señor nos llamo gratuitamente a servirlo, no caigan en el Alzheimer espiritual, no pierdan la memoria, sobre todo la memoria de donde nos sacaron”, dijo.
Vea también→ Reflejan en Twitter último día del papa Francisco en Ecuador
Como parte de un sermón que estuvo centrado en los conceptos de memoria y gratuidad, expresó además que “somos objetos de gratuidad de Dios y si olvidamos esto, lentamente nos vamos haciendo importantes (…) y ahí lentamente nos vamos apartando de esto que es la base de lo que María nunca se apartó, la gratuidad de Dios”.
“Dos principio para ustedes, sacerdotes, consagrados: todos los días renueven el sentimiento de que todo es gratis, (…) y pidan la gracia de no perder la memoria, de no sentirse más importante”, agregó en un mensaje improvisado, tras decir que no leería el discurso previsto de antemano para la actividad.
En su alocución, el pontífice invitó además a los feligreses, a resituarse todos los días en la gratuidad, a dar una mirada todas la noches a Jesús, y decirle “todo me los diste gratis”.
Seguidamente, el santo padre indicó que también es necesario mezclar con la gratuidad, el servicio a los demás, para que aquello que se ha recibido gratis, sea entregado al prójimo de manera gratuita.
“Quien va por el camino de servir tiene que dejarse hartar sin perder la paciencia, porque está al servicio (…) por favor no cobren la gracia, que nuestra pastoral sea gratuita”.
En fotos→ Papa Francisco en Ecuador: Momentos clave
En su última actividad en Ecuador antes de partir a Bolivia, resaltó que durante los dos días de contacto con los habitantes del país, siempre tuvo recibimientos alegres, contentos, cordiales, religiosos y piadosos.
“Todo esto de riqueza que tienen ustedes, de riqueza espiritual, de piedad, de profundidad, viene de haber tenido la valentía, porque fue en momentos muy difíciles, la valentía de consagrar la nación al corazón de Cristo”, añadió.
Como suele ser habitual al final de sus mensajes al pueblo, el Papa pidió “por favor, recen por mí”, al afirmar que en ocasiones él también se ve tentado a olvidar el sentido de la memoria y la gratuidad.
Finalmente, pidió a Jesús que le conceda a todos los ecuatorianos el ser gratos y serviciales, para que Dios siga bendiciendo al pueblo ecuatoriano “con esa peculiaridad que yo noté al llegar aquí”.