El papa Francisco culminó este lunes su primer viaje a África en el que reivindicó su lucha contra la desigualdad y el cambio climático.
Durante su paso por el continente africano, Francisco volvió a mostrarse a favor de la construcción de puentes por la paz del universo, siendo éste el pilar de su misión.
Con su elección de ir a Uganda, Kenia y República Centroafricana, el papa retomó uno de los conceptos que ha guiado su pontificado desde el primer día: dar relevancia a las zonas aledañas por sobre las del centro.
Además, dio inicio anticipado al Año Santo abriendo la puerta de la catedral de Bangui, en la República Centroafricana. "El Año Santo llega temprano a una tierra que sufre de años de guerra, violencia y falta de paz”, expresó durante el acto.
“Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericorida del Padre. Todos nosotros pidamos paz, misericordia, reconciliación, perdón. Para Bangui, para toda la República Centroafricana y para todo el mundo, los países que sufren la guerra pidamos la paz", precisó.
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Además, el Sumo Pontífice volvió a poner el tema del cambio climático en el eje de su discurso durante su paso por Kenia. Indicó que a horas del comienzo de la cumbre ambiental COP21 en París sería “catastrófico” que no hubiera avances en el encuentro que reúne a más de 100 jefes de Estado.
Remarcó que los problemas locales pueden llegar a tener consecuencias globales. El papa Francisco hizo referencia al comercio ilegal de diamantes, de productos animales, como el caso del tráfico de marfil y la consecuente matanza de elefantes, flagelos que son alimentados por la inestabilidad política, el crimen organizado y el terrorismo.
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Asimismo, le hizo un llamado con gran preocupación a todas las parroquias, comunidades de Uganda y el resto de África para que no se olviden de las personas más necesitadas.
En medio de la visita a la República Centroafricana, el Pontífice apostó por un diálogo debido a la violencia interreligiosa que predomina en la zona y llamó a los cristianos y musulmanes a reconciliarse y ponerle fin a los conflictos que mantienen desde hace dos años.
“Vengo a esta tierra por primera vez como peregrino de la paz y apóstol de la esperanza”, dijo el papa después de que su avión aterrizara en el aeropuerto de Bangui, donde aseguró que "el diálogo interreligioso no es un lujo.
Además, tal como había pedido en su última audiencia en la Plaza San Pedro (Roma) rechazó el uso de Dios para justificar cualquier tipo de violencia y con un sentido pacifista.
"Su santo nombre no debe ser usado jamás para justificar el odio y la violencia. Juntos digamos 'no' al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios”, finalizó.