El próximo domingo 7 de octubre, Brasil tendrá una cita vital para su futuro cercano. Se disputarán las elecciones presidenciales, las primeras desde el golpe parlamentario en 2016 contra la mandataria electa Dilma Rousseff.
¿Cómo llega la primera potencia de América Latina a las urnas? A continuación, teleSUR presenta algunos datos sobre la actual situación de la democracia en Brasil.
La legislación brasileña estipula que todos los privados de libertad pueden ejercer su derecho al sufragio, excepto cuando el condenado ha agotado todos los recursos en instancias superiores.
Sin embargo, el Tribunal Regional Electoral de Paraná rechazó el segundo recurso presentado por la defensa del expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva, para que pudiera sufragar desde la prisión.
Pese a que Lula tiene derecho a votar, se le impidió debido a que en el recinto donde se encuentra recluido desde hace casi seis meses no cuenta con la cantidad de electores necesarios para instalar una urna de votación.
Ante la negación de la candidatura de @LulaOficial, el PT postuló a @Haddad_Fernando a la presidencia
— teleSUR TV (@teleSURtv) 3 de octubre de 2018
¿Este cambio supondría una victoria electoral?
Conozca los casos ejemplos de éxito en varios antecedentes de transferencia de votos #BrasilDecide https://t.co/oumKlDd22W pic.twitter.com/AbmCuaEnrH
Mientras que en el caso de los discapacitados, organizaciones de Derechos Humanos (DD.HH.) denuncian que el Gobierno del presidente no electo Michel Temer no cumple con la reglamentación internacional.
Por ejemplo, la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que Brasil ha ratificado, establece que los Gobiernos deben respetar su dignidad inherente como personas en igualdad de condiciones con los demás.
Mientras que la Justicia prohíbe la participación de Lula (2003-2010) en los comicios, en los cuales partía como el claro favorito, según los sondeos, ahora quien sale con ventaja es el ultraderechista Jair Bolsonaro.
El abanderado del Partido Social Liberal (PSL) es un firme defensor de la dictadura brasileña y de la venta de armas que ha sido procesado anteriormente por los tribunales.
#Eleições2018 | En nueva encuesta revelada por Ibope, Fernando Haddad (@Haddad_Fernando) retoma el crecimiento y disminui diferencia con Bolsonaro.
— André Vieira (@AndreteleSUR) 3 de octubre de 2018
�� Haddad subió de 21% para 23%.
�� Bolsonaro subió de 31% para 32%.
☑ 2ª Vuelta Haddad 43% × 41% Bolsonaro #BrasilDecide pic.twitter.com/6A8EVpCaBs
Además, es el más rechazado en las encuestas por sus declaraciones de tinte racista, homofóbico, machista y xenófobo. "Preferiría que mi hijo estuviese muerto a que fuese homosexual", dijo, por ejemplo, a la revista Playboy en 2011.
"Cuando una presidenta electa es juzgada bajo la acusación de un crimen que no cometió, el nombre que se le da a eso en el mundo democrático no es impeachment, es golpe", sentenció en mayo de 2016 la primera presidenta electa de Brasil.
El golpe de Estado contra Rousseff comenzó a gestarse en 2015, bajo la figura de juicio político conocido como impeachment, por haber supuestamente "maquillado" cuentas públicas a través de las llamadas "pedaladas fiscales".
O #DilmaZAP fez tanto sucesso que o WhatsApp bloqueou o nosso número. Mas ninguém vai ficar sem áudio de bom dia! Acesse https://t.co/gynbvEXIOU, baixe nosso conteúdo e compartilhe nos seus grupos! pic.twitter.com/wv9pFw2FZY
— Dilma Rousseff (@dilmabr) 3 de octubre de 2018
Ahora la exmandataria (2011-2016) optará a ganarse un curul en el Senado este domingo. En el proceso fue víctima de múltiples impugnaciones contra su candidatura para así conseguir su inhabilitación política, pero no procedieron.
A principios de año, los brasileños rechazaron el decreto de militarización de Río de Janeiro planteado por el Gobierno de facto, respaldado por la Cámara de Diputados y el Senado.
Fue la primera intervención militar sobre la seguridad pública registrada en una provincia de la nación suramericana desde el inicio del proceso democrático con la Constitución en 1988.
Temer aseveró que la medida era para combatir el crimen organizado en la ciudad. Empero, Lula replicó que su verdadero objetivo era usar a las Fuerzas Armadas para garantizar el respaldo de la población de cara a los comicios presidenciales de este 7 de octubre.