Un estudio franco-británico publicó este martes que trabajar de noche o en horarios desfasados, acelera el envejecimiento cognitivo. Se presume que el trabajo nocturno y aquel con horarios desfasados influyen en la salud: úlceras, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
En este orden los investigadores se han abocado a estudiar su impacto sobre las capacidades cognitivas en el diez años realizó un seguimiento de 3 mil asalariados en el sur de Francia, de entre 32 y 62 años de edad al comienzo de este estudio. Éstos trabajaban en todos los sectores de la producción y la mitad lo había hecho a deshora al menos 50 días a lo largo del año.
Aplicaron test neuropsicológicos para medir las capacidades cognitivas en tres ocasiones (1996, 2001 y 2006) (memoria, atención, velocidad de reacción).
El investigador del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia del (CNRS por sus siglas en francés) en Toulouse Jean-Claude Marquié, quien coordinó este estudio, encontró que la caída en los resultados obtenidos equivalía a "un envejecimiento cognitivo de 6,5 años", lo "que no es despreciable", aunque esto debe ser confirmado por otros estudios.
"Se sabía que había efectos a corto plazo, pero no se sabía si éstos se mantenían durante largo tiempo", explica el científico.
Este estudio también permitió demostrar que el impacto negativo sobre las capacidades cognitivas persiste durante al menos cinco años después de haber dejado este tipo de horarios de trabajo, pero también que existe "una gran variabilidad" de acuerdo a los individuos.
Entre las posibles soluciones para limitar estos efectos, el investigador citó una "vigilancia médica personalizada", así como una mejor organización del trabajo que permita facilitar "los horarios más favorables para el sueño".
"Por ejemplo, es mejor comenzar a las 06H00 de la mañana que a las 04H00", revela.
Cada vez más frecuente en los diferentes medios profesionales, el trabajo en horarios desfasados ha sido objeto de varios estudios en los últimos años, los que han identificado diversos riesgos en términos de salud.
El trabajo nocturno en horarios cambiantes (con alternancia irregular de periodos día-noche) fue clasificado como cancerígeno "probable", en 2007 por el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), la agencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el cáncer, por sus efectos perturbadores para el ritmo biológico.