Los supermercados de Francia deberán donar todos los alimentos que no vendan a organizaciones dedicadas a la alimentación animal o a la fabricación de abonos agrícolas.
La medida forma parte de las políticas de Gobierno que emprende el presidente de Francia, François Hollande para reducir a la mitad el despilfarro de alimentos en los supermercados de esa nación europea.
El proyecto ha sido respaldado por la Asamblea Nacional a través de una enmienda a la ley de Transición Energética que entrará en vigencia a partir del primero de julio de 2016.
De acuerdo a lo establecido en el proyecto de ley, los supermercados de más de 400 metros cuadrados no podrán tirar a la basura los productos perecederos y deberán trabajar de manera articulada con los centros de comida para evitar que se sigan perdiendo toneladas de alimentos en el país.
“Ver las botellas de lejía desparramadas en las basuras de las grandes superficies con alimentos consumibles es escandaloso”, expresó el exministro delegado socialista de Agricultura, Guillaume Garot.
Cifras del ministerio de la Ecología de Francia da cuenta que en ese país se tiran a la basura unos 20 kilos de comida por persona, mientras que la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) considera que se despilfarra hasta un tercio de los alimentos para el consumo humano.