Este sábado se conmemora un año del paso del tifón Haiyan en Filipinas, que dejó tras de si destrucción y muerte. Todavía sobrevivientes buscan a sus familiares fallecidos que fueron enterrados en fosas comunes de manera caótica.
Unos 14 millones de personas (alrededor del 15 por ciento de la población nacional), viven en la zona siniestrada, una región eminentemente agrícola y de pesca, y también una de las más pobres del país. A pesar de los esfuerzos de reconstrucción, millones de sobrevivientes aún no cuentan con un techo y medios de subsistencia.
Algunos testimonios
Josephine Crisóstomo, de 41 años de edad, quien perdió a sus tres hijos en la fuerte tempestad dijo que “extraño terriblemente a mis hijos (...) Tú me haces falta hijo mío, te quiero tanto”, dijo en los alrededores de la gran ciudad siniestrada de Tacloban.
Por otra parte, Lillia Olajay, de 77 años, quien perdió a su hija adoptiva y a su nieto, señaló que “estoy tan sola, ceno y me acuesto temprano porque no soporto la soledad de la noche”.
El alcalde de Tacloban, Alfred Romualdez, envió un mensaje positivo a los filipinos, donde afirmó que tras el tifón son "mejores y más fuertes".
"Juntos podemos transformar nuestro dolor y nuestro sufrimiento en fortaleza y motivación", dijo Romualdez frente a miles de filipinos.
El alcalde también quiso dar las gracias a la comunidad internacional por la respuesta al desastre humanitario. "Es imposible expresar lo agradecidos que estamos por el amor y la generosidad que hemos recibido", agregó.
En 2013 al menos 26 mil personas perdieron la vida en desastres naturales.