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Este domingo decenas de bolivianos se concentraron en las cercanías del Cementerio General de la zona Garita de Lima en La Paz para dar inicio a las fiestas de carnavales con el Festival Paceño celebrado cada año en ese país.
El ritual conocido como el entierro de Pepino es uno de los más antiguos en Bolivia y simboliza la desaparición de las vidas desordenadas y las acciones paganas.
Esta festividad comenzó a celebrarse antes de 1908 con los famosos arlequines, Pierrot (antecesor del payaso), personaje característico del carnaval en el mundo.
Pero la población de paceña transformó el famoso arlequín en el personaje llamado Pepino, precisó una investigación de la Secretaría Municipal de Culturas a través de la Dirección de Patrimonio Natural y Cultura.
¿Quién es Pepino?
Es la nueva versión boliviana del arlequín. Viste un traje de una sola pieza en colores, verdes, rojos y usa una máscara con tres cuernos pequeños.
"El pepino" recorre las calles de La Paz en compañía de otros dos personajes, el Ch'uta y la Chola, que deben expresar unas palabras para desenterrar el disfraz del Pepino del año anterior para simbólicamente revivirlo e iniciar formalmente el carnaval.
Asimismo, el particular personaje camina por las calles con una bolsa de papelillos, un mata suegra y un chorizo, con el que va molestando con picardía y provocación a los presentes que realizan la caminata.
¿Por qué se desentierra el traje de Pepino?
El desentierro del traje utilizado durante la celebración del año anterior comienza con la realización de un ritual del personaje Ch'uta y luego es besado por la Cholita y las jóvenes que fueron seleccionadas como reinas del Carnaval.
El Pepino representa el pecado, por lo que su nuevo desentierro da la bienvenida a todo el espíritu de la fiesta pagana del Carnaval. Esta celebración tiene una duración de cuatro semanas y finaliza el 18 de febrero.
El último día los otros dos personajes representan las costumbres aimaras de los pueblos originarios y deben dar muerte al Pepino, quien es enterrado nuevamente para dar fin a las celebraciones paganas.
El Festival del Pepino fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial del Municipio de La Paz en 2015 por las autoridades bolivianas, quienes buscan preservar la originalidad de la tradición y sus personajes.
