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Publicado 15 mayo 2016



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Nuevamente los brasileños se movilizaron en diversas ciudades del país suramericano y fuera de sus fronteras para rechazar la separación de su cargo de la presidenta Dilma Rousseff.

Los brasileños viven este domingo una nueva jornada de protesta en rechazo a la separación de la presidenta Dilma Rousseff de su cargo y del Gobierno interino de Michel Temer.

¡Golpistas Fuera! y ¡Vuelve Querida! fueron las consignas que corearon frente al palacio presidencial de Planalto en Brasilia quienes respaldan a la mandataria contra la que se lleva a cabo un juicio político, calificado como golpe de Estado por la falta de pruebas que demuestren su culpabilidad.

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Los manifestantes exigen sean respetados los votos de 54 millones de brasileños que la llevaron al poder en 2014.

Por otro lado, critican que el nuevo gabinete ministerial elegido por Temer esté conformado por “bandidos” y que excluya a las mujeres.

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“No podemos permitir que este gobierno acabe con los logros sociales, y ya están dando muestras de que es eso lo que quieren hacer, eliminando el ministerio de Cultura, de igualdad racial. ¿Qué dice eso?”, denunció Felix Valente, de 70 años.

En Sao Paulo y otras ciudades brasileñas también se concentraron para exigir sea respetada la democracia. Feministas, estudiantes y diversos colectivos sociales se reunieron para rechazar al equipo ministerial de Temer con el que no se sienten representados, especialmente, luego de que fueran eliminadas varias carteras.

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Entretanto, en Lisboa, Portugal, cientos de brasileños se concentraron en rechazo a la “ilegalidad” del Gobierno interino de Temer, a quien acusaron de golpista.

En contexto

El Senado aprobó el proceso de juicio político contra Dilma Rousseff en la madrugada de este jueves con 55 votos a favor, 22 en contra y 1 abstención (de 78 de los 81 miembros del cuerpo colegiado).

En este período las autoridades brasileñas se encargarán de encontrar las pruebas que no fueron presentadas ni en la Cámara baja, ni en el Senado y que pese a ello fue aprobado el juicio político, un hecho que es considerado por analistas como un golpe de Estado.

La acusación contra Rousseff es la supuesta violación de normas fiscales al presuntamente incurrir en maniobras contables "ilegales" para "maquillar" los resultados del gobierno en 2014 y 2015, modificar los presupuestos mediante decretos, acumular deudas y contratar créditos con la banca pública.

Líderes de toda Latinoamérica han expresado su rechazo al golpe de Estado parlamentario en Brasil y han reiterado que Rousseff sigue siendo la presidenta constitucional.


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