El caso del envenenaamiento del exespía Serguéi Skripal y de su hija en Salisbury (Inglaterra) desencadenó la expulsión de diplomáticos rusos de más de 20 países de Europa.
Reino Unido culpó a Moscú del crimen, pese a carecer de pruebas, como denunció la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.