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Según el jefe de Estado, no es posible identificar a tiempo a “cada hombre loco o individuo perturbado”, que “quiere hacer daño a gente inocente”.

Según el jefe de Estado, no es posible identificar a tiempo a “cada hombre loco o individuo perturbado”, que “quiere hacer daño a gente inocente”. | Foto: EFE

Publicado 9 julio 2016



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Tras el tiroteo contra policías de Dallas, el presidente Barack Obama admitió este sábado que queda mucho por hacer sobre el control de armas en EE.UU., un asunto que, a su juicio ha creado tensiones entre comunidades y los agentes de seguridad. 

El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Barack Obama, reconoció este sábado que en esa nación queda mucho por hacer para superar la discriminación y la polarización que genera el control de armas.

En una intervención pública al término de la cumbre de dos días de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) en Varsovia, el mandatario aseguró que los estadounidenses no pueden dejar de lado el problema de las armas y fingir que es irrelevante.

Defendió el profesionalismo de los agentes de Policía, pero asegura que hay que poner fin a la discriminación racial que sufren afroamericanos y latinoamericanos en el sistema penal.

"No podemos eliminar todas las tensiones raciales en nuestro país de la noche a la mañana", aseveró Obama, sin considerar que la discriminación en esta nación se remonta al siglo XIX.

>> ¿Qué tan fácil es poseer un arma en EE.UU.?

Obama hizo esas declaraciones tras el tiroteo del pasado jueves en Dallas que dejó cinco policías muertos y nueve heridos, relacionado con los últimos asesinatos de agentes contra afroamericanos.

Justificó las acciones de los policías debido a que hay “comunidades donde saben que hay armas por todas partes”, lugares donde asegura que los agentes “tienen las cosas realmente difíciles”. A su juicio, es esta situación la que está creando “tensiones entre las comunidades”.

Según el jefe de Estado, no es posible identificar a tiempo a “cada hombre loco o individuo perturbado”, que “quiere hacer daño a gente inocente”.

El dato: la noche del pasado miércoles un policía de Falcon Heights (Minnesota) asesinó a Philando Castile, un afroamericano de 32 años. El agente le había dado el alto porque su vehículo tenía un faro trasero roto.
Mientras, este jueves, Alton Sterling, un hombre de 37 años que vendía CDs en la localidad de Baton Rouge, Luisiana, murió a manos de dos agentes que le dispararon cuando ya había sido reducido. Ambos incidentes fueron grabados por los testigos. Estos dos últimos asesinatos han agravado la herida racial del país y la desconfianza de las minorías hacia las fuerzas policiales.

>> Entre tiroteos masivos y el utópico control de armas en Estados Unidos

Admitió que el nivel de violencia en EE.UU. es “único”, sin embargo, considera que no se comparan a los años 60 y aseguró que el número de crímenes raciales se ha reducido desde esa época.

"Las cosas han mejorado sustancialmente, pero todavía tenemos mucho más trabajo que hacer", señaló.

Asimismo, instó a no permitir que los ataques cometidos por gente “perturbada”, como el ocurrido en Dallas, represente a los estadounidenses.


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