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“Esto no lo hago solo por mí, también por mis compañeros y por tus nietos". señaló Marilú.

“Esto no lo hago solo por mí, también por mis compañeros y por tus nietos". señaló Marilú. | Foto: Sergio Rodrigo

Publicado 5 abril 2015



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Compañeros y turistas le dan ánimo a Marilú, una madre de dos hijos que se ha visto afectada por la crisis económica de Portugal.

Por: Sergio Rodrigo / @SrodrigoTeleSur

Tras un cristal junto a la entrada del Hotel Club Praia da Rocha está Marilú Santana, una extrabajadora del hotel, que se ha encadenado debido a los retrasos del pago de los salarios por parte de la empresa a ella, el resto de la plantilla y otros extrabajadores, entre ellos su hijo.

Marilú ha trabajado durante años en este hotel como camarera de habitaciones, arreglaba más de cuarenta camas diarias y le exigían hacerlo en tan solo 4 horas. Por ello, después de varios días de manifestaciones y reclamos, decidió una noche encadenarse a las escaleras para que pagasen sus salarios, “el jefe me debe tres mil euros y a mi hijo unos 1.800 euros”. Pero su lucha no fue individual. A su decisión se sumaron decenas de extrabajadores instalando una acampada frente al cristal de la escalera de emergencia donde batallaba Marilú.

Los retrasos han generado fuertes deudas con los bancos, empresas de energía y falta de alimentación a los trabajadores que en muchos casos acuden a la caridad ante lo que Marilú considera la “impunidad” del estado frente a los factores económicos.

“Esto no lo hago solo por mí, también por mis compañeros y por tus nietos” señala la extrabajadora que apostilla que “cualquier trabajador que se sienta oprimido o esclavizado en Portugal, Grecia o España, los países más castigados por las políticas de austeridad, yo voy a luchar desde esta ventana”.

El coraje de esta empleada ha encendido la chispa en Portugal ante la precarización del empleo, y es que desde el rescate financiero de la Troika el suelo mínimo se ha situado en 500 euros, es más, los salarios básicos se han reducido hasta dos tercios antes de la crisis.

Tras los garrotes amarrados, su sonrisa y abrazos, Marilú ha transmitido a todos los trabajadores de Portugal la injusticia que se está cometiendo contra los pueblos del sur de Europa, sobre todo en sectores en crecimiento. Y es que el sur de Portugal ha generado la cifra récord en llegada de turistas de las últimas décadas, sin embargo los beneficios no se han repartido sobre la población, según el Sindicato de Hostelería del Algarve.

El Club Praia da Rocha, administrado por el empresario portugués Paulo Martins cuenta con un multicomplejo turístico en Portimao. Sin embargo, tiene con una deuda con la empresa eléctrica a la que está pagando tras una mediación y aunque el hotel ha estado lleno en la temporada de Semana Santa no ha pagado los honorarios a sus trabajadores y extrabajadores, pero sí está pagando parte de la deuda con la eléctrica de Portugal.

Tras el cristal Marilú saluda a vecinos, compañeros y turistas que le dan ánimo, la lucha de esta madre de dos hijos que se ha visto afectada por la crisis económica de Portugal ha cruzado fronteras. Su lucha finalmente ganó.

 

Tras 16 días encadenada al hotel que fue el empleo y sustento familiar de Marilú, recibió el mensaje por el que tanto ha luchado con coraje. El Ayuntamiento de Portimao ha mediado con la empresa y el sindicato, por lo que el administrador decidió pagar un adelanto de los atrasos y completará el pago en junio, eso sí, ahora lo ha dejado por escrito, ya que las últimas promesas quedaron incumplidas.

Tras la lucha, sale de la cabina donde todos la miraban y tras confirmar la victoria ha agradecido la lucha. Marilú Santana desde el 20 de marzo y durante dos semanas, permaneció encadenado a una escalera interior del complejo, exigiendo el pago de dos meses y medio de los salarios pendientes a ella y  de sus colegas, y destaca que se ha convertido en una mujer “feliz y emocionada”.

“Creo que vale la pena luchar, los que creen que no se gana nada se equivocan. Yo he ganado más que perdido en esta lucha. Mi hijo ya está trabajando" señaló la extrabajadora quién además resaltó que ahora es “una mujer mucho más rica, no por el dinero que el jefe me va a pagar, sino por los sentimientos y valores, la solidaridad que he visto aquí en este patio todos los días".

Y es que la pequeña victoria de Marilú se ha convertido en un ejemplo de los trabajadores, una lucha colectiva en la que no fue posible sin la participación colectiva y la solidaridad, y que ha deteriorado la imágenes que según el sindicato del Algarve está viniendo a transmitir el Gobierno a los empresarios “una sensación de impunidad en relación del derecho de los extrabajadores”.

Por: Sergio Rodrigo / @SrodrigoTeleSur


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