En la actualidad algunos físicos, cosmólogos y otros científicos no tienen problema en contemplar la posibilidad de que todos estemos viviendo dentro de una simulación computarizada gigante, como en la famosa película de la década de los 90, The Matrix.
La alta tecnología es una prueba palpable de la realidad que vivimos, ejemplo de ello, son los juegos computarizados de increíble realismo, así como los simuladores de realidad virtual muy persuasivos.
En junio del 2016 el empresario en tecnología Elon Musk señaló que las probabilidades de que estuviéramos viviendo en una realidad objetiva era "una en mil millones".
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Ante esta realidad objetiva expresada por Musk, es preciso preguntarse: ¿Por qué creer esta posibilidad tan rebuscada?, la respuesta es sencilla: ya recreamos el mundo a través de la realidad virtual.
No solo se realizan simuladores para los videojuegos, sino también para investigaciones científicas, a lo cual surge otra interrogante: ¿Quién dice que dentro de poco no seremos capaces de crear seres virtuales que muestren señales de conciencia?
Si alguna vez el ser humano alcanza ese nivel, entonces estaremos desarrollando una enorme cantidad de simulaciones, más allá de nuestro mundo "real". En todo caso, es muy difícil - si no imposible - encontrar evidencia sólida que demuestre que estamos en una simulación.