La madrugada de este domingo Brasil retrasó una hora su reloj para dejar atrás el horario verano que entró en vigor desde octubre pasado, con el fin de economizar energía en medio de la crisis hidroeléctrica que atravesó el país suramericano.
De acuerdo al gobierno brasileño con el horario de verano se redujo la demanda de energía en un 4,5 por ciento en las horas de mayor consumo.
El cambio de horario coincidió este verano con una inusual falta de lluvias que redujo a mínimos históricos los niveles de las mayores represas hidroeléctricas del país, que generan casi el 70 por ciento de la energía que consumen los brasileños.
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El estado más afectado fue Sao Paulo, actualmente el más poblado e industrializado del país. Éste es abastecido por el sistema de embalses Cantareira, que desde noviembre del 2014 opera con la segunda cota del llamado "volumen muerto", una reserva técnica del conjunto de represas.
Sin embargo, la semana pasada se registraron intensas lluvias que permitieron un aumento del 8,3 por ciento en el nivel del agua del sistema Cantareira, aplazando la adopción de la medida del racionamiento de agua, según informaron las autoridades de la región.
En Brasil más de 80 por ciento de la energía eléctrica es generada por centrales hidroeléctricas.
El "horario de verano" se aplica desde la década de 1980 y reduce de tres a dos horas la habitual diferencia de la mayor parte del país con el huso horario del meridiano de Greenwich (GMT).