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  • Los métodos de tortura se repetían en todos los campos de las cinco zonas militares en que la dictadura dividió al país.
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    Los métodos de tortura se repetían en todos los campos de las cinco zonas militares en que la dictadura dividió al país.

El centro clandestino de detención de Córdoba fue testigo de torturas, violaciones y fusilamientos.

El centro clandestino de detención de Córdoba "La Perla" ubicado en las afueras de la ciudad de Córdoba, Argentina, funcionó desde marzo de 1975 como centro clandestino de detenidos durante la dictadura autodenominada proceso de Reorganización Nacional, antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 y fue desmontado en 1979.

Las instalaciones de los centros clandestinos de detención (CDC) eran instalaciones secretas empleadas por las fuerzas armadas y de seguridad para ejecutar el plan sistemático de desaparición de personas, durante el Terrorismo de Estado en Argentina. Se encuentra ubicado en la localidad de La Perla.  

En el campo de concentración La Perla-La Ribera se calcula que se ejecutaron 282 desapariciones, 52 homicidios, 260 secuestros y 656 casos de torturas.

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"La Universidad"

El centro de tortura fue bautizado por los criminales como "la Universidad, por todo lo que allí se aprende", según los represores.

Hasta su clausura, en 1978, pasaron por allí unos 3 mil prisioneros. 

¿Distribución?

El centro tenía cuatro edificios de ladrillo a la vista, tres de ellos comunicados por una galería. Dos de éstos eran utilizados por oficiales y suboficiales y el tercero era “La Cuadra”, donde se alojaban a los detenidos.

En un extremo de “La Cuadra” estaban los baños; en el opuesto, cuatro oficinas para interrogatorios y tortura y una para enfermería.

La sala de torturas tenía un cartel que decía: "Sala de terapia intensiva - No se admiten enfermos". El edificio restante funcionaba como garaje.

¿Sus jefes?

El centro de detención se encontraba en la zona 3, se encontraba bajo la responsabilidad del III Cuerpo de Ejército con sede en Córdoba a cargo del general Luciano Benjamín Menéndez, quien actualmente tiene 89 años. 

El segundo responsable fue el general Juan Bautista Sasiaiñ, quien fuese jefe de la Policía Federal durante la dictadura (murió en 2006).

Jefe de interrogadores: el teniente primero Ernesto Barreiro.

Secuestradores y torturadores: Luis Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, Oreste Padován y Ricardo Lardone, además de otros  40, entre oficiales, suboficiales y civiles.

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“La cuadra"

Era el lugar físico donde los detenidos - desaparecidos pasaban la mayor parte de su cautiverio en el centro. Los secuestrados eran llevados allí gravemente heridos luego de los tormentos psíquicos y físicos padecidos en las oficinas y la sala de torturas.

Quienes sobrevivían pasaban todo el día acostados o sentados en colchonetas de paja y tapados con mantas de lana, vendados y maniatados, permanentemente vigilados y amenazados, y con la estricta prohibición de comunicarse.

A lo largo del funcionamiento de este centro clandestino, la cuadra albergó un número variable de personas, llegando en algunos momentos a alojar simultáneamente más de 100.

Los secuestrados permanecían aquí hasta que los civiles y militares responsables del plan de exterminio ordenaban su “traslado”, que la mayoría de las veces significaba su asesinato y el posterior ocultamiento de sus cuerpos. En contadas situaciones algunos secuestrados fueron liberados, otros llevados a prisiones, y otros sometidos a un falso régimen de “libertad vigilada”.

La sala de torturas

Los represores llamaban a esta habitación “Sala de Terapia Intensiva” o “Margarita” en alusión a una de las formas de las picanas eléctricas.

Las torturas físicas de diversa índole, eran llamadas eufemísticamente por sus ejecutores como “interrogatorios”. Consistían en amarrar al prisionero en una cama de hierro. Desnudo y vendado y aplicarle descargas eléctricas en todo el cuerpo. Alternando esta práctica con golpes con un palo en las articulaciones, puñetazos y vejaciones, ahogamiento en tachos de agua, o asfixia con bolsas plásticas.

En ocasiones, se hacía escuchar la tortura de otros prisioneros, o se llevaba a una persona que tenía una relación cercana con el torturado y se la amenazaba o torturaba en su presencia.

El principal objetivo de la tortura era obtener la mayor cantidad de información en el menor tiempo posible, los torturadores eran salvajes con los secuestrados pero evitaban matarlos. Contaban con médicos que controlaban el estado físico del prisionero durante la aplicación de tormentos.

Sin embargo, en varias ocasiones las personas secuestradas murieron en estas “sesiones”. Otro tipo de tortura se llama el "submarino" en el cual la persona torturada le hundían la cabeza en agua durante varios minutos hasta dejarlos inconscientes.

La ferocidad de las torturas no hacían diferencias entre hombres o mujeres, demostrando de este modo la forma impune en la actuaban sin medir las consecuencias.

>> Tribunal argentino dictó prisión perpetua a 28 genocidas por megacausa La Perla

Las Caballerizas

Se encontraban adyacentes a la sala de torturas y era utilizada como depósito de los cuerpos resultantes de las torturas para luego desaparecer su cuerpo.

¿La megacausa La Perla?

La causa más emblemática de Córdoba comenzó en diciembre de 2012 e investigó crímenes de lesa humanidad cometidos entre 1975 y 1978. Acumuló 20 expedientes, con 43 imputados y 716 víctimas, de las cuales 279 están desaparecidas, 581 son testigos y  solo en 71 casos se recuperaron e identificaron los restos.

La sentencia

La sentencia -cuyos fundamentos se leerán el 4 de octubre- llegó después de casi cuatro años de juicio, durante los que se recibieron casi 600 testimonios. Los fiscales acusaron por los delitos de privación ilegítima de la libertad, privación agravada, tormentos agravados, tormentos seguidos de muerte, robo calificado, secuestro, violación agravada, homicidio calificado y sustracción de un menor.

El fallo del Tribunal Federal dictó 28 perpetuas, cinco absoluciones, además de otras 10 condenas.

Entre las cadenas perpetuas dictadas para 28 acusados de delitos en los centros de detención clandestina de La Perla, Campo la Ribera y el D2, figuran el ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez (por primera vez juzgado también por el robo de bebés); Héctor Pedro Vergez y Ernesto "Nabo" Barreiro, quien recibió su primera sentencia a perpetua por crímenes de lesa humanidad.

En contexto

El Proceso de Reorganización Nacional es el nombre con el que se autodenominó la dictadura cívico-militarnota que gobernó Argentina desde el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 y que derrocó al gobierno constitucional de la presidenta María Estela Martínez de Perón (peronista), hasta el 10 de diciembre de 1983, día de asunción del gobierno elegido mediante sufragio de Raúl Alfonsín (UCR).

El genocida Luciano Benjamín Menéndez, fue jefe del Tercer Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba y jurisdicción en nueve provincias del noroeste de Argentina. En 2015 recibió su décima condenas a prisión perpetua (cuatro solo en Córdoba) por delitos de Lesa Humanidad, pero no fue a prisión por su estado de salud; por lo que su condena la purga en su casa. Pero la impunidad en su historia ha sido constante. En los años 90, el entonces presidente Carlos Menem se otorgó un indulto a Menéndez, luego de uno de sus procesamientos.


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