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Los gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzaron niveles récord en 2014.

Los gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzaron niveles récord en 2014. | Foto: Reuters

Publicado 26 noviembre 2015



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Desde los Objetivos de Desarrollo del Milenio a las conversaciones sobre el clima de París: por qué no podemos confiar en nuestros gobiernos.

El 6 de noviembre de 2015, el Presidente de los EEUU, Barack Obama, rechazó la construcción del Oleoducto Keystone XL. En su declaración, citó el cambio climático. La decisión significó una inmensa victoria para todos nosotros. Su rechazo se basó en un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos al constatar que la construcción del gasoducto no habría creado un número significativo de nuevos puestos de trabajo, disminución de los precios del petróleo o gasolina, o reducido de manera significativa la dependencia estadounidense del petróleo extranjero - cosas que los proponentes de la tubería previamente habían reivindicado.

El Presidente Obama espera que su decisión anime a otros países a hacer fuertes compromisos en materia de acción climática en la conferencia de París de 2015. La conferencia en París (30 de noviembre al 11 de diciembre 2015) está siendo anunciada como la mayor esperanza de acción global contra el cambio climático. Pero ¿los resultados de la conferencia serán suficientes?

La historia sugiere que puede que no lo sean. En 1992, los Gobiernos se reunieron en Río de Janeiro, Brasil y forjaron la Convención del Marco del Cambio Climático de las Naciones Unidas. Este acuerdo hizo un llamamiento a los países que - en ese momento – eran los principales responsables de las emisiones globales de carbono, a que tomen medidas (no especificados) para evitar los peligrosos efectos del cambio climático. En 1997, se acordó el Protocolo de Kyoto. Se llama a los Estados a reducir sus emisiones en un 5 por ciento, en comparación con los niveles de 1990, para el año 2012.

Al final, el Protocolo de Kyoto no entró en vigor hasta 2004, cuando lo firmó Rusia. Los EEUU no lo han ratificado - a pesar de que tiene la mayor responsabilidad histórica (por un amplio margen) por las emisiones de carbono. Dado que el protocolo fue conceptualizado, China se ha convertido en el mayor emisor del mundo en términos absolutos. Aun así, los EEUU sigue siendo el mayor contribuyente global a la crisis climática hasta la fecha. El objetivo del Protocolo de Kioto no se ha cumplido, y ninguno de los países que no cumplieron sus compromisos, han sido sancionados.

Desde entonces ha habido una serie de cumbres internacionales. Más de 190 países se reunieron de nuevo, específicamente para hablar de la necesidad de tomar medidas contra el cambio climático, en Bali, Indonesia, en 2007, y Copenhague, Dinamarca, en 2009. Finalmente, en 2010, en Cancún, México, los Gobiernos del mundo acordaron limitar el aumento de la temperatura global a 2 grados centígrados. En Durban, Sudáfrica, en 2011, los Gobiernos de todo el mundo estuvieron de acuerdo en desarrollar un acuerdo climático universal que requeriría una acción específica a partir del 2020. Este es el acuerdo que se está ultimando en París a finales de este año, 2015.

El acuerdo para limitar el aumento de la temperatura global a 2 grados centígrados es significativo. La temperatura global ha aumentado 0,85 grados centígrados desde 1880, según el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Este aumento ya está creando un aumento en la frecuencia e intensidad de los desastres relacionados con el clima en todo el mundo.

En el período previo ala reunión de París de este año, los principales países responsables por las emisiones de carbono, han publicado sus promesas de reducir las emisiones de manera que el objetivo global de máximo un aumento de temperatura de 2 grados centígrados se pueda cumplir. Sin embargo, sobre la base de los números entregados actualmente por los gobiernos, que ya han publicitado sus compromisos, el resultado más probable será un aumento de la temperatura global de 3,6 grados centígrados en 2100.

El IPCC dice que un aumento promedio de 1,5 grados centígrados en la temperatura global puede poner al 20-30 por ciento de las especies en riesgo. Si el planeta se calienta por más de 3 grados centígrados, la mayoría de los ecosistemas tendrán dificultades. Un aumento de 2 grados centígrados es considerado el máximo compatible con la civilización humana tal como la conocemos. Esto significa que cualquier acuerdo en París probablemente se quede corto de la solución necesaria.

Y, los números pueden ser engañosos, por lo que el aumento de la temperatura real podría ser más significativa que 3 grados centígrados. El Protocolo de Kyoto llama a los Estados a reducir sus emisiones en un 5 por ciento, en comparación con los niveles de 1990, para el año 2012. La fecha de 1990 es un punto de referencia importante, pues desde entonces, países como los EEUU han aumentado sus emisiones - y esta tendencia tiene que ser drásticamente reducida.

Sin embargo, en el período previo a la conferencia de París, los EEUU, Canadá y Nueva Zelanda han prometido solamente reducciones de sus niveles de emisiones del año 2005 -  no de 1990. En el futuro, esto les permitirá fácilmente demostrar "mejoras" en las reducciones de carbono.

Los acuerdos internacionales que suenan color de rosa pueden tener una tendencia a confundir la realidad. Por ejemplo, este año, muchos han estado celebrando los resultados de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Pero, el año pasado, François Crépeau, relator especial sobre los Derechos Humanos de los migrantes, dijo que los objetivos habían servido para ampliar las desigualdades y habían sido vistos por algunos Gobiernos como una agenda para el crecimiento económico en lugar de un medio para mejorar los Derechos Humanos.

En 2000, los líderes mundiales se propusieron reducir a la mitad las tasas de pobreza y hambre extremas de 1990, para finales de 2015. La mayoría de los analistas sugirieron que esto iba a suceder de todos modos, sin que se requiera ninguna intervención. Al comienzo del nuevo milenio, los Gobiernos del mundo se proponen reducir a la mitad la pobreza extrema, sobre la base de la pobreza, tal como existía, noen el 2000, sino con los niveles que existían hace 10 años. "Los objetivos animaron soluciones técnicas y se enfocaron en la fruta que estaba colgando bajo, y no abordaron las causas fundamentales de los problemas de desarrollo", dijo Crépeau. Esto significaque, si no lo miramos de cerca, cualquier acuerdo en París puede dar lugar a los mismos resultados técnicos e ineficaces.

Con todo derecho, el rechazo de la construcción del Oleoducto Keystone XL por parte delPresidente Obama está siendo anunciado como una victoria para los activistas ambientales que - en los últimos siete años - han resistido fuertemente al proyecto mediante la ocupación de terrenos identificados para la construcción del gasoducto, y participado en protestas masivas. TransCanada, la firma detrás de la propuesta de $ 8000 millones para bombear el petróleo crudo de las arenas bituminosas de Alberta a las refinerías del proyecto costa del Golfo de Texas, dijo que "revisará todas sus opciones" a la luz de la decisión de Obama. Según la declaración de la empresa, "Esas opciones incluyen la presentación de una nueva solicitud para recibir un Permiso Presidencial para un oleoducto transfronterizo de Canadá a los Estados Unidos".

Las continuas ambiciones de la compañía son problemáticas, por decir lo menos. La Agencia Internacional de Energía ha llegado a la conclusión de que la mayoría de los combustibles fósiles deben permanecer en tierra para evitar el catastrófico cambio climático - y las arenas bituminosas de Alberta contienen el combustible más intensivo en carbono en el planeta. Ed Markey, Senador Demócrata por Massachusetts y un oponente la tubería, celebró la decisión del presidente afirmando que, "El Oleoducto Keystone XL habría sido como una pajilla gigante corriendo a través de [Norte] América, transportando el petróleo más sucio del mundo para el sediento mercado extranjero".

Bill McKibben, fundador de 350.org (una ONG de acción medioambiental), ha dicho: "Si vamos a prevenir que gran parte de esta Tierra se convierta, no sólo en inhóspitasino inhabitable en nuestras vidas, vamos a tener que dejar algunos fósiles combustibles en el suelo en lugar de quemarlos y liberarla más peligrosa contaminación al cielo".

Pase lo que pase en París, las consideraciones comerciales dominarán cómo respondemos a la crisis, a menos que nos movamos a un sistema financiero diferente. La administración de Obama se resistirá a la creación de un compromiso jurídicamente vinculante en la acción por el clima en París. No porque ellos nieguen el cambio climático, sino porque muchos en el Congreso, predominantemente Republicano, lo niegan. El Gobierno de Obama debería constitucionalmente proponer un tratado en el Congreso, pero los Demócratas saben que los Republicanos lo tirarían a la basura. En su lugar, están ocupados promoviendo tratados neoliberales en el comercio a través de acuerdos comerciales pacíficos y europeos. Acuerdos que permitirían a las empresas demandar a los países (en paneles jurídicamente vinculantes de controversias entre inversores) por tratar de proteger el medio ambiente y nuestra salud.

Las victorias deben celebrarse, pero también hay que seguir manteniendo a nuestros gobiernos responsables por sus acciones, en las próximas semanas y más allá.

**Para leer más acerca de las negociaciones sobre el clima de París y por qué pueden dar lugar a un resultado que no sea justo, ver el artículo de Preeti Kaur del 30 de octubre 2015.   http://www.telesurtv.net/opinion/Accion-por-el-Clima-Por-que-la-justicia-en-Paris-es-Improbable-20151105-0047.html

Preeti Kaur es abogada y activista de los Derechos Humanos. Síguela en Twitter@preetikaurpaul.**


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