El Ejército turco atacó nuevamente la noche del miércoles a posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el norte de Irak, informó el diario turco Hurriyet.
Los turcos bombardearon a los rebeldes luego de que combatientes kurdos se defendieran de la arremetida en la provincia de Siirt (sureste) donde murieron ocho soldados de las filas enviadas por el presidente Recep Tayyip Erdogan.
Cabe recordar que el PKK advirtió a Erdogan que no dejarían las armas y se retirarían de las zonas fronterizas con Siria e Irak, mientras los turcos continuaran atacando.
Su dirigente en Irak, Cemil Bayik, subrayó que "los combatientes de PKK nunca entregarán sus armas ni se retirarán de Turquía, mientras Ankara siga con sus operaciones contra posiciones en el norte de Irak", durante una entrevista concedida a la televisión kurda Med Nûçe en Bélgica.
Los militares turcos responsabilizan al PKK de incrementar la violencia en el sureste del país, aún cuando tienen conocimiento de las operaciones de brazos armados del autodenominado Estado Islámico (EI) y otros grupos armados, según los reportes recientes de medios de comunicación internacionales.
Una minoría kurda reside en esta parte del país, donde el mes pasado pusieron fin al alto el fuego decretado. Bayik descarta la idea de un alto el fuego unilateral hasta que no cesen las acciones de las fuerzas de seguridad turcas en su contra.
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Erdogan calificó a miembros del PKK de terroristas y comparó sus acciones con las del EI en Irak y Siria. Recalcó que las fuerzas de seguridad de su país continuarán bombardeando a los rebeldes del PKK "hasta que no quede ni un solo terrorista".
Los enfrentamientos entre el Ejército y las fuerzas kurdas se agudizaron desde el atentado suicida que los kurdos atribuyen a Ankara, ocurrido el pasado 20 de julio durante un mítin de activistas en la ciudad Suruç (fronteriza con Siria), que dejó 32 muertos y centenares de heridos.
El Gobierno de Irak ha fustigado los bombardeos turcos contra el PKK, en el norte de su territorio y calificó el hecho como un asalto a su soberanía. El primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, Bagdad consideró que la ofensiva turca es una “peligrosa escalada y asalto a la soberanía de Irak”.