Un grupo de líderes tribales y clérigos suníes han mostrado su interés de integrar un gobierno de unidad nacional en Irak -con ciertas condiciones- del cual esperan que pueda contener la violencia sectaria y la ofensiva de militantes del grupo terrorista del Estado Islámico (EI).
Ali Hatem Suleiman, uno de los líderes tribales, indicó que desea trabajar con el recién designado primer ministro, el chií Haider al-Abadi, sólo si el nuevo Gobierno respeta los derechos de la minoría suní.
Suleiman dejó abierta la posibilidad de que los suníes tomen las armas contra los terroristas del EI. La intención de los sunitas se produjo luego de que el clérigo chií más influyente de Irak, el gran ayatolá Ali al-Sistani, apoyó a Abadi, en momentos que los yihadistas siguen azotando el norte de Irak.
El primer ministro saliente de Irak, Nuri al Maliki, renunció este jueves al cargo en favor del jefe de Gobierno designado, Haidar al Abadi, había anunciado su portavoz, Ali Musawi.
Al Maliki, que había acusado al Gobierno iraquí de violar la Constitución por decidir su salida del gabinete, "retirará la denuncia presentada contra el presidente (de Irak, Fuad Masum) y apoyará al primer ministro designado", de acuerdo con el vocero.
El político chiita, que dirigió el gobierno de Masum desde 2006, responsabilizó a Estados Unidos de auspiciar su salida para satisfacer sus intereses.
Se calcula que el avance y el terror de los yihadistas en Irak ha provocado la huida de unas 200 mil personas y que más de 40 mil, en su mayoría yazidíes kurdos y cristianos; algunos de ellos permanecen atrapados en el Monte Sinjar y con necesidad urgente de agua, comida, refugio y medicinas.