La presidenta electa de Brasil, destituida a través de un juicio político Dilma Rousseff, aseguró este sábado que no va a permanecer en silencio ante la trivialización de la violencia del Estado, en manos de Michel Temer, contra cualquier persona.
"No podemos aceptar que vivir con escenas en las que la policía someten a los estudiantes y movimientos sociales con la cárcel. Esto es inaceptable en una democracia", ante la criminalización de la izquierda que vive actualmente el país.
El viernes, funcionarios de la Policía Civil y Militar de Brasil irrumpieron en la sede de la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF) en la localidad de Guararema, en el estado de Sao Paulo (sur), donde hace vida el Movimiento Sin tierra (MST).
"La invasión de la Escuela Nacional Florestan Fernandes, vinculado al MST, es un grave precedente. No hay razón para admitir las acciones policiales represivas que dan lugar a disparos y amenazas letales, especialmente en una escuela", aseguró Rousseff.
Asimismo, Rousseff denunció que el pisoteo del estado de derecho gobierna con la adopción de medidas claras de excepción, que debe ser combatida. "Es una amenaza para la democracia, que avergüenza al país ante el mundo".