El Reino Unido aprobó finalmente este jueves la construcción de una central nuclear en Hinkley Point, al suroeste de ese país, la compañía estatal francesa EDF desarrollará dos tercios del proyecto y la estatal China General Nuclear Power Group aportará el resto.
La primera ministra, Theresa May, ha aprobado el proyecto de la nueva central de ese país, estimado en más de 21 mil millones de euros, (23 mil 587 millones de dólares) la primera que se construye en décadas, después de obtener las garantías suficientes para asegurar que la participación china no comprometa la seguridad del Reino Unido.
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Asimismo, se prevé que la nueva planta, nuclear de Hinkley Point, suministre el siete por ciento de la energía a seis millones de hogares en el país.
Sin embargo, en las redes sociales sobran argumentos en contra de su construcción, y ya han surgido varias iniciativas para intentar parar el proyecto que ha sido definido como un gigantesco elefante blanco.
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En este sentido, los grupos ecologistas como Greenpeace han criticado la nueva apuesta nuclear por los riesgos para la población y por la temida marcha atrás de las energías renovables en el Reino Unido, tras la bonanza solar y eólica de los últimos años.
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Por otro lado, los expertos en seguridad han advertido de los riesgos de un acceso directo de China al entramado nuclear británico. De igual forma, el proyecto ha sido duramente criticado por el desfase tecnológico y por su alto coste.
Por último, los accionistas chinos en EDF han presionado en los últimos meses al Gobierno de May y han advertido en varias ocasiones, de que una negativa al plan de Hinkley Point pondría en peligro otro tipo de inversiones y las relaciones entre ambos países.
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