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El Salvador vive hoy una arquitectura financiera que reclama una urgente reforma fiscal para lograr un mejor sistema tributario que permita distribuir mejor las riquezas.
La población aporta el 79 por ciento de los ingresos tributarios (60 por ciento impuestos indirectos y 19 impuesto sobre los salarios) y los dueños de las empresas aportan solo el 21 por ciento, porque los mayores gravámenes van dirigidos a quienes pagan el producto y los servicios.
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En opinión del esconomista César Villalona, es muy pequeño lo que desembolsan las empresas, es casi insignificante,y los ingresos tributarios, aquellos que provienen de los impuestos, le dan al gobierno el 96 por ciento de sus ingresos corrientes.
Villalona recordó que en el año 2013, el 60 por ciento de los ingresos tributarios provino de impuestos indirectos, que son los que paga la gente cuando compra, según un despacho de Prensa Latina.
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El IVA aportó el 46 por ciento del total y el restante 14 por ciento corresponde a los impuestos a la gasolina para subsidiar el gas y el transporte, y los impuestos a las cervezas, los cigarrillos y las armas para subsidiar los servicios de salud, pero todo esto no lo pagan las empresas, sino la población consumidora, señala el economista.
Lo restante también lo aportaron los asalariados, mayoritariamente, porque las empresas solo aportan el 21 por ciento de los impuestos a sus ganancias y transferencia de propiedades, lo que muestra la injusticia contra la población.
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