En medio de la ofensiva yihadista del Estado Islámico (EI) en el norte de Irak y de una polarización política sin precedentes, el presidente del país, Fuad Masum, encargó la formación de gobierno al chií Haider al-Abadi, quien hasta ahora se desempeñaba como vicepresidente del Parlamento.
En el acto participaron algunos de los principales líderes políticos del país, como el presidente del Parlamento, el suní Selim al Yaburi, o el jefe de la mayor coalición chií, la Alianza Nacional, Ibrahim al Yaafari, que postuló al primer ministro designado.
"La seguridad de Irak está en sus manos. Los asuntos deben volver a su cauce normal", dijo el presidente a al-Abadi tras encomendarle su misión.
También tendrá que hacer frente desde el primer minuto a la ofensiva yihadista del Estado Islámico (EI) en el norte de Irak, que ha conseguido dejar buena parte del país fuera del control del Gobierno central.
Maliki, dirigía el gobierno desde 2006 y buscaba a toda costa quedarse en el poder pese a las fuertes críticas por su autoritarismo y su política confesional que condujo a ganarse la animosidad de los sunitas.
Pronunciamiento de la ONU
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, celebró la designación de un nuevo primer ministro en Irak y pidió calma después de que el primer ministro saliente, Nuri al-Maliki, prometiera desafiar la decisión.
Ban dijo que el nombramiento de Haidar al-Abadi respetaba la Constitución iraquí y representaba "un avance en la formación de un gobierno en Irak", que se enfrenta a una ofensiva yihadista.
El secretario general de las Naciones Unidas "urge enérgicamente a todos los partidos políticos y a sus seguidores a mantener la calma y el respeto al proceso político, regido por la constitución", dijo su portavoz en un comunicado.
Primer ministro desde 2006, Maliki acusó al presidente de violar la constitución con el nombramiento y anunció que se mantendría en el cargo.