El Gobierno español, cuya industria de venta de armas ha crecido considerablemente en los últimos años, muestra poco empeño por combatir el tráfico de armas legal e ilegal que beneficia a grupos terroristas como el autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe) y que además es utilizado en guerras como las de Iraq y Siria.
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En la actualidad, la fabricación de armas es legal. Solo armas como las bombas de racimo, las químicas o biológicas son consideradas inaceptables por la comunidad internacional.
La nación europea solo en 2015 exportó a varios países del mundo material de guerra valorado en más 3.700 millones de euros.
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