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Sus restos fueron trasladados a Caracas en 1949 y reposan en el Panteón Nacional desde el 7 de noviembre de 1989. (Foto: Archivo)

Sus restos fueron trasladados a Caracas en 1949 y reposan en el Panteón Nacional desde el 7 de noviembre de 1989. (Foto: Archivo) | Foto: Referencial.

Publicado 5 octubre 2016



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A 127 años del natalicio de Teresa de la Parra se recuerda su obra literaria destacada en Venezuela. Su interés por el género literario nació antes de que la mujer pusiera la mirada en esta ocupación.

Teresa de la Parra nació en París el 5 de octubre en 1889.

A los dos años de edad, pisó por primera vez suelo venezolano en el que su infancia transcurrió en la hacienda de caña familiar El Tazón, cercana a Caracas (capital de Venezuela), sin embargo, al contar con 11 años, es llevada a Valencia, España, donde cursa estudios en el Colegio de las Damas del Sagrado Corazón, y manifiesta su interés por las letras, específicamente la poesía.

Su obra aunque es corta se contextualiza en una época cuando la ocupación e interés de la mujer se alejaba del género literario.

En Europa se dedicó a leer autores como Guy de Maupassant; Catulle Méndes y Valle-Inclán, quienes se convierten en una gran influencia para su formación literaria.

En 1910, regresó a Caracas y cinco años más tarde comenzó su carrera literaria, con los primeros escritos publicados en revistas parisinas como como Paris Time, Revue de L'Amérique Latine.

En Venezuela, también empieza a destacar sus trabajos, entre ellos los cuentos Un evangelio indio: Buda y la leprosa y Flor de loto: una leyenda japonesa que son difundidos por El Universal y la revista Lectura Semanal, donde firma con el sinónimo de "Fru-fru". En 1920, también publica en la revista Actualidades, dirigida por Rómulo Gallegos.

 


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