El pueblo de Brasil continúa este domingo en las calles del país para manifestarse en favor de la democracia y contra las pretensiones de la derecha de llevar a juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, una acción que forma parte de las maniobras de la oposición para ejecutar un Golpe de Estado.
Las manifestaciones se producen en paralelo a las discusiones en la Cámara de Diputados de Brasil para aprobar o no el proceso judicial contra la mandataria.
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>>Rousseff: derecha se vale del fraude para dar golpe de Estado
Desde las afueras del Congreso Nacional miles de ciudadanos, con consignas y pancartas, exigirán que se detenga el proceso a través del cual se pretende destituir a Dilma Rousseff.
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Asimismo, se conoció que al lugar también acudirán los brasileños detractores del Gobierno, por lo cual, los grupos serán vigilados por unos cuatro mil agentes y además serán separados por un vallado metálico especialmente construido para la ocasión, llamado el Muro de Brasilia.
La secretaria de Seguridad Pública, Márcia de Alencar, explicó que con este despliegue se pretende controlar la dispersión de los manifestantes a fin de evitar enfrentamientos.
Por su parte. la Federación Nacional de Policías Federales informó este sábado que los extranjeros que participen en actos políticos durante este fin de semana podrán ser detenidos y expulsados del país.
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La presidenta del país suramericano señaló a través de una carta abierta, difundida el sábado, que la derecha difunde falsas matrices para llevar a cabo un golpe de Estado, no por medio de armas sino valiéndose de herramientas más destructivas, tales como las mentiras y el fraude.
"Creo en el Brasil democrático y en el pueblo brasileño que ha trabajado duro para honrar los votos de más de 54 millones de ciudadanos que me eligieron para gobernar Brasil durante cuatro años, hasta 31 de diciembre 2018", dijo la dignataria.
Además Rousseff advirtió en su misiva que "derrocar a un presidente legítimamente elegido no es la solución para hacer frente a los tiempos que vivimos en la economía brasileña. Por el contrario, sin la legitimidad otorgada por el voto directo, ningún gobierno es capaz de construir soluciones democráticas a la crisis. Con el golpe, la crisis se profundizará y prolongará".
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