Aeropuertos estatales pasarán a manos privadas en Brasil

Cuatro aeropuertos que eran administrados por el Estado brasileño ahora serán gestionados por empresas privadas, tras el acuerdo establecido por el Gobierno de facto del presidente Michel Temer.

La gestión de los aeropuertos de las ciudades brasileñas de Fortaleza (noreste), Salvador (noreste), Porto Alegre (sur) y Florianópolis (sur) fue concedida tras la subasta desarrollada en marzo pasado.

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Hasta ahora esos aeropuertos estaban en manos de la Agencia Nacional de la Aviación Civil, una empresa estatal, pero después de la subasta pasó a manos privadas durante al menos 30 años, excepto el de Porto Alegre, cuyo plazo de concesión es de 25 años.

Los aeropuertos de Fortaleza y Porto Alegre serán operados por el grupo alemán Fraport AG Frankfurt Airport Services, el de Salvador estará bajo control de la francesa Vinci Airports y el de Florianópolis será gestionado por la suiza Zurich International Airport AG.

Con los contratos, que se pueden extender por otros cinco años, el Gobierno de facto espera recibir "inmediatamente" 1.400 millones de reales (444 millones de dólares).

"Esta ceremonia demuestra el esfuerzo de modernización del Gobierno para colocar a Brasil en el siglo XXI; las concesiones de estos aeropuertos son las primeras dentro del nuevo modelo de concesión que es más racional, más previsible y más seguro; el resultado, sin ninguna exageración, fue extraordinario", dijo Temer en la rueda de prensa posterior a la firma de la concesión.

"(Es una) prueba de que Brasil es un lugar rentable y seguro para las inversiones", aseveró —por su parte— el Ministro de Transporte, Puertos y Aviación Civil, Mauricio Quintella.

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"La población entenderá" dijo Temer cuando aumentó el precio de la gasolina (y su cadena) en el país del PreSal. En la calle así se entiende pic.twitter.com/90yfpDeCS9

— Nacho Lemus (@LemusteleSUR) 24 de julio de 2017

Desde su llegada al poder en mayo de 2016 el Gobierno de Temer lleva a cabo privatizaciones en diversos sectores de la economía e intenta flexibilizar las normativas para continuar su programa. Debido a su accionar, miles de brasileños piden su renuncia desde hace varios meses.