La violencia sexual contra mujeres migrantes de México a Estados Unidos se ha convertido en una práctica común de traficantes y policías.
En la presentación de la campaña "Paso Migratorio", que busca detener las transgresiones a los derechos sexuales y reproductivos de las niñas, niños y mujeres migrantes, la coordinadora de Incidencia en Políticas Públicas de Amnistía Internacional México (AI), Chasel Colorado Piña, explicó que la violencia sexual, puede llegar al extremo de la violación y el asesinato aunque se ha normalizado como una parte del pago exigido por bandas criminales a migrantes.
Mujeres migrantes se aplican anticonceptivo llamado la "inyección anti-México".
Mirta, una hondureña de 29 años, narró que en Aguas Blancas, uno de los lugares más peligrosos de Veracruz (este), cuatro hombres armados con machetes y pistolas la bajaron, junto con otras mujeres, del tren de carga conocido como "La Bestia". A todas las violaron, pero se salvaron de ser explotadas en la prostitución porque una de ellas logró pedir ayuda.
Sara, de 23 años y también hondureña, aseguró estar embarazada cuando fue secuestrada. "Durante este tiempo nació mi bebé; los hombres que nos cuidaban me empezaron a golpear para que no me quejara. Se llevaron a mi bebé y hasta el momento no sé a dónde".
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la participación de las mujeres en la migración en 2013 en el mundo fue de 48 por ciento; 51.6 en América Latina; 50 en Centroamérica y 49.2 en México.