La empresa de alimentos Clearsprings Ready Homes, contratada por el Ministerio del Interior británico para surtir los albergues públicos de la ciudad de Cardiff, obliga a los refugiados en Reino Unido a llevar una pulsera roja, bajo el argumento de que sin ella no podrán recibir comida.
Sin embargo, tras el fuerte repudio de diferentes organizaciones humanitarias, la empresa ya no podrá obligar a los refugiados a llevar en sus muñecas la pulsera de un color rojo muy llamativo. Aún no se sabe cuándo se dejará de aplicar la medida.
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Un refugiado relató que mientras caminaba por vía pública, solía haber mucho tráfico, y a veces los conductores al ver las pulseras les pitaban y les gritaban por la ventanilla frases como 'vete a tu país' y otras frases desagradables, contó. Además, le decían que si se quitaban la pulsera no se podía volver a poner: "Si quieres comer, tienes que llevarla siempre".
Sooria from Sri Lanka still wearing his wristband to collect food at Lynx House in Cardiff. pic.twitter.com/eWDj47EN2K
— Mark Hutchings (@markhutchings1)
enero 25, 2016
La presión y las críticas en contra de la medida de diferentes organizaciones humanitarias por esta práctica obligaron a desistir del "control" que quería implantar la empresa contratista Clearsprings Ready Homes, que distribuía alimentos para los centenares de personas que piden asilo o refugio en el Reino Unido.
Este tipo de marca o distintivo, según las organizaciones humanitarias, "podría haber facilitado que estas personas hayan sido víctimas de discriminación y ataques", explican.
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La prensa y los organismos humanitarios compararon las pulseras rojas con la práctica de los alemanes nazis que marcaban a los judíos con una estrella amarilla.
Un portavoz del Ministerio británico del Interior aseguró que "Clearsprings ha confirmado que las pulseras no se volverán a utilizar".
En su lugar los refugiados tendrán que presentar su documento de identidad con una foto.
Por su parte, al noreste de Inglaterra, esperan que las puertas de sus viviendas de provisionales sean repintadas, ya que el color rojo con el que fueron señaladas las ha hecho objeto de agresiones xenófobas.