Este sábado se reanuda el juicio del depuesto presidente islamista Mohamed Mursi, acusado de la muerte de manifestantes en diciembre de 2012.
Derrocado por el ejército el 3 de julio de 2013, Mursi es procesado por haber "incitado a sus partidarios a cometer asesinatos premeditados" durante enfrentamientos que dejaron siete muertos el 5 de diciembre de 2012 frente al palacio presidencial de El Cairo.
Mursi fue el único presidente de Egipto elegido democráticamente y corre el riesgo de ser condenado a la pena capital, así como sus 14 coacusados, miembros de su gobierno, y responsables de los Hermanos Musulmanes.
Aparte de esta acusación, el expresidente
tiene otros dos juicios pendientes -por "espionaje" y fuga de la cárcel- y es también blanco de acusaciones por desacato al tribunal.
La Hermandad Musulmana, además de ser declarada ilegal por el Gobierno interino, está detrás de decenas de ataques contra policías y soldados desde la destitución del presidente islamista.
Desde entonces, sus partidarios son blanco de una implacable represión que ha dejado al menos mil 400 muertos, según Amnistía Internacional.