Actualmente, aún existen muchas personas que se preguntan ¿Qué un año bisiesto? o ¿Por qué existe? La respuesta es simple, sólo hay que saber la cantidad de movimientos de la tierra alrededor del sol.
El planeta tierra rota 365,24219 veces durante una órbita completa alrededor del astro, y eso se resume a que un año dura 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos, no 365 exactos.
Ante las horas, minutos y segundos restantes por año, al emperador romano, Julio César, se le ocurrió crear un año bisiesto para corregir ese defase que ocurre con la rotación de la tierra, aunque su regla derivaba de esa fecha intercalada entre el 23 y el 24 de febrero.
Este sistema fue modificado en 1588 por el papa Gregorio XIII, quien implantó el calendario gregoriano, que contempla que este día extra va al final de mes (29 de febrero).
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Es así como cada cuatro años llega el año bisiesto, tras cumplirse las 24 horas del día 29 de febrero.
Pero ¿Qué pasaría si no añadimos ese día? De no ser así, las estaciones acabarían descompasadas del calendario, de tal manera que después de unos 700 años, en el hemisferio norte la Navidad caería en mitad del verano y mientras que en el hemisferio sur sería al revés.
Sin un año bisiesto cada cuatro, hoy sería 15 de julio de 2017 https://t.co/BrIaxEqJqG pic.twitter.com/XhGbYHJ539
— verne (@verne) 29 de febrero de 2016
El calendario gregoriano añade otras excepciones a este tipo de año: no serán bisiesto los años múltiplos de 100, salvo si son también divisibles por 400.
Por este motivo, el año 1900, que debería haber sido año bisiesto, no lo fue (es múltiplo de 100 y no es divisible por 400). Y el año 2000, que es múltiplo de 100, pero también es divisible por 400, sí que lo fue. Del mismo modo, los años 2100 y 2200 no lo serán.
.@google celebra el año bisiesto con un doodle muy creativo #FelizLunes #29deFebrero pic.twitter.com/qe9Aru8czk
— teleSUR TV (@teleSURtv) 29 de febrero de 2016