Muchas mujeres en el condado de Turkana, norte de Kenia, deben caminar varios kilómetros diariamente para poder obtener agua, informó ONU-Mujeres.
"Es mi rutina tres veces al día. Tengo que ir a buscar agua para nuestro uso y también para las cabras y ovejas, ya que están demasiado débiles para caminar", manifestó Paulina Epung'u, una vecina de Lotureirei, citada por Europa Press.
Epung'u tiene 58 años y es madre de siete hijos. Forma parte de los 2,7 millones de personas que actualmente están afectadas por la sequía en el Cuerno de África.
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— teleSUR TV (@teleSURtv) 14 de julio de 2017
"En un buen día, conseguimos aguas de una bomba solar a un kilómetro de aquí, pero cuando esta bomba se rompe, tenemos que escarbar en el cauce del río seco en busca de restos de lloviznas", agregó.
Akidor Lopunga Nangiro, una anciana que vive con sus dos hijos, una nuera y cuatro nietos, a unos diez kilómetros de Loturei, en Nakata Pan, ya no recuerda cuándo fue la última vez llovió.
"Hemos tenido pequeñas lloviznas que desaparecen inmediatamente. Dependemos del ganado y ahora se está muriendo", dijo Nangiro.
Las mujeres en esas zonas no sólo se encargan de suministrar alimentos a sus hogares, sino que también deben buscar ingresos a través de la venta de leña a las localidades vecinas.
Tres años consecutivos de sequías
Algunos condados de Kenia ya suman tres años de intensa sequía y cada vez intensifica los conflictos por el agua y empuja a sus pobladores a salir de la región.
En lo que va de 2017, más de 20.000 kenianos de los condados de Garisa y Turkanac han sido desplazados por la sequía, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por su sigla en inglés).
"El empoderamiento económico de las mujeres reduciría su vulnerabilidad durante las sequías. El Gobierno y la sociedad en general necesitan dar a las mujeres espacio para hacer algo por sí misma y cumplir con los ingresos familiares", explicó Susan Aletia, asesora de género para el Gobierno del condado de Turkana.
La sequía también ha empeorado la situación de inseguridad alimentaria de sus habitantes y estiman que aumentará a cuatro millones de personas, de acuerdo a la Unicef.