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Bolivia demanda a Chile, hace 134 años, una salida propia al Mar Pacífico.(Foto:Archivo).

Bolivia demanda a Chile, hace 134 años, una salida propia al Mar Pacífico.(Foto:Archivo).

Publicado 12 febrero 2014



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En diveros horizontes sociales figuran determinadas prácticas culturales que en específicos segmentos de nuestra sociedad conforman un fenómeno en la historia de nuestros países latinoamericanos.

En diveros horizontes sociales figuran determinadas prácticas culturales que en específicos segmentos de nuestra sociedad conforman un fenómeno en la historia de nuestros países latinoamericanos.

Particularmente cuando encontramos manifestaciones rituales asociadas al consumos de drogas. Históricamente es posible identificar que las drogas más conocidas y consideradas hoy en día como ilegales en su mayoría no son originarias del Nuevo Mundo. Se puede afirmar que con la primera globalización que se establece con el mercado universal en virtud del   descubrimiento y conquista de América y la cincunnavegación de África,   gran parte de las actuales drogas ilegales llegaron como producto del proceso de colonización del continente americano. Muchos de esos productos que eran originarios de otras regiones del orbe  donde tenían una larga tradición de consumo se afincaron en  las Indias Occidentales. Dentro de ellas figuraron la marihuana, el opio y algunas bebidas alcohólicas que arribaron a América procedentes de Asia y Europa.

Sin embargo, conviene recordar que el uso de las llamadas sustancias psicoactivas se ha presentado desde los orígenes mismos de la humanidad y ha tenido diferentes sentidos: ritual/cultural, médico/terapéutico, social/recreacional u ocupacional/funcional. En virtud de esa distinción podemos afirmar que las drogas más recurrentes que se han consumido históricamente, así como sus  diversos usos que han tenido en lo esencial generar e inducir un estado de ebriedad en su sentido más laxo. Esto significa que la consunción de drogas remite en primera instancia a comprender un hecho histórico, el cual indica que el uso de drogas se ha dado en toda civilización y ha tenido como tradición la búsqueda de la ebriedad. La cual debe comprenderse en dos sentidos: la festiva y la terapéutica. Tal como lo afirmo el filosofo Antonio Escohotado en su obra Historia de las drogas.

Pero a la vez conviene apuntar que en nuestra América, a diferencia del Viejo Mundo los usos y tradiciones de los pueblos originarios en gran parte fueron prácticas  de círculos de "iniciados" como los llamados "chamanes", "curanderos" y "sacerdotes",  “no quedando por ello necesariamente apartados de ciertos usos festivos y de automedicación y pudiendo así también cumplir funciones cognitivas y adivinatorias asociadas o no al manejo de los recursos ambientales o simbólicos”.

El historiador Fernand Braudel, llegó a señalar que toda gran civilización  ha acudido al consumo de drogas. Consumo que parece prefigurar una necesidad histórica de la humanidad. El mismo Braudel así lo asienta, “toda civilización necesita unos lujos alimentarios y una serie de estimulantes, de excitantes. En los siglos XII y XIII surgió la locura de las especias y de la pimienta [...] después, el té, el café, sin contar el tabaco. Los siglos XIX y XX tendrán también sus nuevos lujos, sus drogas beneficiosas o nefastas”.

En nuestro días del desarrollo de la gran globalización económica mundial, la dinámica consumista exige del mercado diversas drogas provenientes de diversas regiones del mundo. La globalización de las llamadas sustancias ilícitas  es también fuente de una nueva globalización de la ebriedad.

Así, la producción y comercialización de dichas sustancias, ya no sólo se requiere para cubrir necesidades terapéuticas, hoy la demanda crece esencialmente para conseguir placeres recreativos pero mercantilizados. Esto es, la ebriedad se mercantiliza globalmente. Hay que destacar que el consumo masivo de drogas  desde la tercera década del siglo XX se expandió en todo el planeta casi de manera indefinida e indiscriminada. Si se prefiere como lo señala Escohotado : "La elección subjetiva de ebriedad (con una u otra droga) ha acontecido siempre, en todas partes, y ahora trata de imponerse un axioma que cualquier elección subjetiva es una enfermedad o un delito, cuando no ambas cosas". Al prohibirse el libre consumo de determinadas drogas surge de manera impulsiva el comercio clandestino de ellas, es decir, lo que hoy se conoce como tráfico ilícito de drogas.

Conviene apuntar que hay una serie de productos naturales, tales como la hoja de coca, que son materia de un cultivo tradicional, y como un recurso natural presenta múltiples funciones.

“En los países andinos, la hoja de coca es un producto milenario que ha cumplido y sigue cumpliendo una serie de funciones biológicas, médicas, religiosas y rituales que forman parte de las identidades de sectores importantes de la población”. Incluso el  consumo de sustancias psicoactivas consideradas como drogas naturales, actualmente en Estados Unidos forma parte de un tipo de ritual religioso. El consumo del peyote figura entre navajos, apaches y otras minorías étnicas con un uso ritual. Prácticas que incluso van de acuerdo con el acta de libertad religiosa indígena que aprobó el Congreso estadounidense en 1976.  Después de una fuerte disputa de más de 80 años, se permite el cultivo bajo acuerdo con la DEA, por concesionarios en el estado de Texas para su venta a los miembros bonagies del Latin American Indian Church of America. En semejante sentido encontramos que en África, "los twa de Ruanda usan el cannabis en tanto elemento vinculado a un sistema más amplio de símbolos que subrayan su unicidad como grupo social". Afirman Edwards Griffith  y Awni Arif que, en Jamaica, la principal droga es el cannabis o ganja. "Los campesinos la toman para estimularse cuando van a trabajar al campo; en ese sentido, es como la coca en los Andes. La secta rastafaria emplea el cannabis en sus ritos religiosos". Pero también musicalmente ese enervante es destacado en la cultura de Jamaica, ya que: “la marihuana es particularmente importante para los rastafaris y para su forma de vida. La música reggae que popularizó el rastafarianismo es conocida en todo el mundo y muchas de sus letras estimulan el uso de la ganja”.

Durante el proceso de colonización de América la embriaguez, producto de la ingestión de drogas naturales, derivó finalmente en el alcoholismo de los indígenas. En buena medida ello fue determinado por la alteración del sentido social de la vida en la Colonia.

Con esto las sustancias de ese corte comienzan a figurar como formas de control social y hoy en nuestros días como un lucrativo negocio de los narcotraficantes y sus socios. De ahí la importancia de debatir científicamente el tema de las drogas y su consumo. Proponer propuestas alternativas e incluyentes tal como se ha hecho en Uruguay. Sin duda a un grave problema generado desde hace muchos siglos, hay que darle hoy una solución acorde con el siglo XXI.

Fuente: http://blogs.telesurtv.net/ie?clx=524


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