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Niñas de Kobane

Niñas de Kobane | Foto: Hawzhin Azeez

Publicado 9 diciembre 2015



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Mientras Hawzhin Azeez trabaja con un equipo en y alrededor deKobane, informando sobre las ubicaciones de las minas, también reflexiona sobre como la muerte de gente blanca en París significa más que la muerte de gente de piel oscura.

Ella escribe:

He estado trabajando con un pequeño equipo para preparar un informe sobre la colocación de minas, por parte de ISIS, en y fuera de Kobane. Visitamos varios pueblos y la "casa del pueblo" -como los consejos locales, para preparar el informe.

En el proceso pasamos horas con los habitantes del pueblo que nos estaban ayudando a recopilar la información. Justo al final de la jornada, mientras preparábamos el último informe, una mina explotó en un pueblo distante (lamentablemente tomé la foto demasiado tarde porque nos apuraron con el tiempo y nos enfocamos en conseguir los detalles, y lo que la foto apenas muestra son los últimos restos de la nube de humo, que tan sólo unos segundos antes había sido una racha amenazante que se extendía hacia el cielo).

Una serie de imágenes cruzaron por mi mente mientras girábamos la cabeza para ver en silencio la columna de humo oscuro. Pensé en el viejo minero del YPG que había perdido ambas manos mientras removía minas y de cómo guardó nuestros números en su Iphone; o las manos quemadas por el sol del apuesto joven del YPG que trabaja con un equipo para eliminar minas todos los días y la manera de hablar sin miedo sobre el trabajo que realiza a diario, como si plantara flores inofensivas en lugar de eliminar los restos de la guerra y el terror; Vi sus manos con atención mientras sus dedos se iban tejiendo uno con el otro y pensé cómo esas manos han salvado tantas vidas, más de lo que un médico jamás lo haría. Me acordé del hombre de mediana edad charlando alegremente con nosotros, como si el tema no fuera la forma en que muchas personas habían perdido la vida debido a las minas; y mientras esperábamos, él suavemente puso pan tostado en la parte superior de un calentador de madera, un simple almuerzo con gente sencilla cuya fuerza y ​​amabilidad eran inconmensurables.

Y de repente, mientras él hablaba y nos apretujábamos alrededor de un calentador, agradecidos por estar protegidos del intenso frío, una intensa sensación de vergüenza y culpa apretó mi corazón tan fuerte que tuve que apartar la mirada. Tenía la oportunidad de salir de la aldea al final del día y volver a los relativos lujos de Europa. Sin embargo, para estas personas, para ellos y sus hijos, se trataba de sus vidas, pues las ONG encargadas de desminar, se niegan a arriesgar que su personal llegue a estas villas.

El conocer a estas personas, incluso por menos de un día, hizo que mi preocupación y tristeza por la nube negra a la distancia sea mucho más intensa. El hecho es que, naturalmente nos preocupamos más por el dolor o la pérdida de personas que conocemos. Pero esta empatía selectiva se convierte en un problema cuando producimos instituciones, leyes y procedimientos que elevan la empatía selectiva,de manera que cuerpos blancos, lágrimas blancas y muertes blancas son amplificadas y anulan y borran el gran número de cuerpos morenos y negros que mueren todos los días. Se convierte en un problema cuando una muerte blanca se hace equivalente a cientos, si no miles, de cuerpos muertos de piel oscura.

Veo a mis amigos de Oriente Medio luchando con sentimientos de ira y tristeza por la tragedia que ocurrió en Francia, mientras blancos privilegiados e ignorantes los crucifican por sus sentimientos en conflicto. Como cuerpos de piel oscura no tenemos derecho a poseer nuestros sentimientos, no tenemos derecho a la materia, incluso, no tenemos derecho a vivir. Nosotros sólo estamos destinados a morir en silencio, y comportarnos como orientalizados, exóticos, infantilizados, inclusive mientras somos asesinados; nuestras muertes son una necesidad, un medio invisible de continuar construyendo imperios malignos sobre la sangre y los huesos de miles y miles de nuestra gente asesinada, bombardeada y masacrada.

Lo que nos animan a hacer es a permanecer ignorantes a la institucionalización de nuestra insignificancia - nuestras mentes colonizadas para siempre - a fin de producir solidaridad sin fin con nuestros opresores.


teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección

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