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Las sombras de los migrantes se reflejan en un refugio improvisado con la palabra

Las sombras de los migrantes se reflejan en un refugio improvisado con la palabra ' refugiados' en Calais, Francia, 30 de abril de 2015. | Foto: Reuters

Publicado 21 agosto 2015



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La lucha por los derechos de los migrantes está intrínsecamente ligada a la lucha por la justicia económica y social.

Las flores compradas en el supermercado local, el café, el trigo. Todo es bueno y barato. El bonito embalaje esconde el sudor y las lágrimas que se usaron para su producción. El código de barras no revela los nombres de los niños y adultos que trabajaron en fábricas o en granjas carcelarias, ganando apenas lo suficiente para alimentarse a sí mismos y a sus familias.

En momentos en que los científicos del clima están pidiendo que reduzcamos nuestras emisiones de carbono, ¿por qué son las flores en nuestro supermercado local procedentes de Kenia? A aquellos que siembran, cultivan, alimentan, cosechan, embalan, transportan, almacenan, y limpian las flores no se les paga un salario digno, sin embargo, los Gerentes Generales y los grandes accionistas de estos supermercados se pasean en lujosos y caros yates en mares de aguas azul esmeralda.

Esto es neoliberalismo, la economía de "libre mercado", donde hacer, vender y consumir se cuenta en números. Las personas que realizan el trabajo son ignoradas. Hay "libre circulación" de los bienes, no de las personas. En el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, los mexicanos hacen los bienes, los estadounidenses y canadienses los consumen y una pequeña minoría se beneficia. Los políticos estadounidenses y los hombres de negocio, que deifican el acuerdo, tratan de mantener a los fabricantes en México, fuera de la vista.

Pero, ¿y si los fabricantes deciden que "no más”? ¿Y si deciden que quieren vivir en los continentes más ricos? Décadas de políticas neoliberales han destruido países, conflictos imperiales han desplazado a muchos, y dictadores autoritarios han obligado a otros a salir.

Las personas arriesgan sus vidas para salir de sus hogares, sus comunidades - de lugares devastados por el neoliberalismo, el autoritarismo y el conflicto. Viajan en embarcaciones desvencijadas sin chalecos salvavidas, aunque no saben nadar. Suben montañas y colinas, con la esperanza de encontrar un refugio seguro.

En lugar de cuestionar las políticas que obligan a las personas a abandonar sus hogares, los medios de comunicación convencionales intentan descaradamente incitar al odio. Vamos todos juntos y odiemos a los migrantes que huyen de la miseria, la persecución, o ambas. A los migrantes cuyas familias están extrayendo el material para las baterías en nuestros iPhones o trabajando con materiales cancerígenos que formarán las placas de circuito en nuestra próxima computadora portátil.

El primer ministro británico, David Cameron, describe a los migrantes que buscan entrar a Europa como la llegada de un "enjambre" y los informes de los medios de comunicación hablan de estas mismas personas como que crearon la "jungla" a su llegada a Calais, Francia. Mientras que a los inmigrantes blancos Occidentales en el extranjero se les considera "expatriados" que exploran una cultura diferente por un período de tiempo, pero aquellos del Sur Global en busca de una vida mejor o de alguna protección contra la persecución son ridiculizados.

El ministro de Exteriores británico advierte al pueblo británico que miles de personas desesperadas, que mueren ahogadas en el Mediterráneo, son extranjeros "merodeadores" que deben ser impedidos de venir aquí porque van a amenazar nuestra "forma de vida". Se ha convertido en la norma para hablar de una manera abiertamente racistas en Gran Bretaña, y tanto políticos como los medios de comunicación lideran el ataque. Anteriormente, los británicos podían burlarse de nuestros amigos del otro lado del charco por los informes de noticias abiertamente sexistas y racistas que recibían a través de la cadena Fox, con la certeza de que nuestros medios nunca caerían tan bajo. Ya no es el caso.

A David Cameron y Angela Merkel les gustaría que creamos que la crisis de los migrantes está afectando de manera desproporcionada a los Estados europeos, a pesar del hecho de que países como Líbano, Pakistán y Etiopía son los que aceptan el mayor número de migrantes. Los medios de comunicación sensacionalistas, y medios de comunicación un tanto sinvergüenzas repiten las cifras incorrectas sobre el número de personas que buscan asilo en Europa. Sugieren al mismo tiempo que los migrantes se robaran empleos creados para los británicos, y que los migrantes son perezosos, y reclamarán beneficios - fondos cruciales destinados a los británicos. Sin poder reconocer la paradoja de mantener todos estos puntos de vista simultáneamente, sin mencionar mucho menos que ninguna de estas afirmaciones son verdaderas.

Escuchar comentarios racistas parece ser una tendencia creciente. Sin embargo, a pesar de esto, han habido algunos espectáculos maravillosos de solidaridad, desde la isla griega de Lesbos, donde muchos lugareños dan la bienvenida y apoyan a solicitantes de asilo sirios y afganos, hasta protestar por el cierre de inhumanos centros de detención de inmigrantes y caravanas de solidaridad que mueven comida, ropa, juegos y artículos sanitarios desde Londres hasta Calais. ‘Bicicletas sin Fronteras’ planea montar tantas bicicletas como sea posible desde Londres hasta Calais y dejarlas allí con los migrantes, dando a los migrantes acceso a productos de primera necesidad y servicios de asesoramiento. El Convoy de Solidaridad con los  Migrantes de Calais recaudó miles de libras a pocos días de lanzar una campaña de financiación.

El activista británico Syed Red Bokhari describe el desarrollo de un pueblo auto organizado en Calais, que tiene su propia economía, con varias tiendas y restaurantes, una iglesia y mezquitas. También habló de las terribles condiciones en que vive la gente - rentas provisionales ​​apenas en pie, y que apenas proporcionan refugio.

En un emotivo encuentro en Calais, Syed habló con un niño afgano de diez años. "Después de que Bretaña bombardeó y ocupó su país, nuestras autoridades lo encierran justo a las puertas de la frontera porque saben que tiene derecho a solicitar asilo aquí", dijo Syed.

Las iniciativas solidarias resaltan que no todos los británicos se han tragado la píldora amarga del odio que venden nuestros políticos y los medios de comunicación. Es el caso de una británica blanca, madre de dos hijos, voluntaria en un asilo de bienvenida en Oxford que me dijo; "Tengo la creencia fundamental de que las personas deben ser capaces de vivir donde quieran, y es por eso que quiero ser voluntaria aquí en el centro". Otros voluntarios que nos dan esperanza hablaron de querer ofrecer su amistad a las personas encerradas en el cercano centro de detención de Campsfield, detenidos que anhelan tener contacto con el mundo exterior.

Aquellos que donan su tiempo y dinero a estas iniciativas ofrecen la esperanza de un mundo mejor. De hecho, la lucha por los derechos de los migrantes está intrínsecamente ligada a la lucha por un mundo mejor - donde la libertad de circulación y la dignidad son apreciados, y no pueden ser compradas o vendidas.


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