Todo lo relacionado con el chocolate despierta una gran curiosidad. Y es que su exótico sabor ha sido capaz de conquistar a la gran mayoría de la población mundial.
Se estima que los norteamericanos promedio consumen de 4,5 a 5,4 kilogramos de chocolate al año, mientras que los suizos en promedio consumen 9,5 kilogramos de chocolate en el mismo lapso. Además, se calcula que los británicos por su parte, en promedio, gastan más en chocolate al año, que lo que gana un productor de cacao al año.
De hecho, Europa importa cerca de 1,4 millones de toneladas de cacao al año; más del 60% del mercado mundial.
Son muchas las propiedades de este producto. Los científicos estiman que un chocolate es un recurso energético valioso, un solo trozo de chocolate es capaz de producir la energía suficiente para que un adulto camine 45 metros.
El chocolate, además, contiene una serie de componentes, como la feniletilamina, que actúa en el cerebro provocando la sensación de euforia y bienestar emocional. De hecho, algunas personas sienten la necesidad de comerlo en momentos en los que se sienten tristes o afligidos.
El cacao tiene un antioxidante llamado epicatechina, que provoca en el organismo efectos similares al ejercicio, porque estimula el número de mitocondrias necesarias para generar en las células una energía parecida a la generada por la actividad física.
El chocolate también contiene flavonoides, componente básico que ayuda a evitar el congestionamiento de las arterias, por lo que previe ataques cardiacos y derrames.
El consumo de chocolate implica un aumento de triptófano en sangre, que es precursor de la serotonina, un neurotransmisor que actúa, entre otras cosas, en la inhibición del enfado, el humor, el sueño, la sexualidad, y el apetito.
Así pues, el chocolate ayuda a disminuir la depresión mejorando el estado de ánimo e intensifica la líbido, sobre todo el deseo sexual en las mujeres. No por nada es considerado por algunas culturas como afrodisíaco.