• Telesur Señal en Vivo
  • Telesur Solo Audio
  • facebook
  • twitter
Bloqueo de EE.UU. a Cuba: ¿se esfuma la esperanza Biden?
Publicado 24 junio 2021



Blogs


La normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU., implicaría finiquitar el bloqueo energético a la Isla, la retirada de Cuba de la lista de "Estados Patrocinadores del Terrorismo", la derogación de la Ley Helms-Burton y la suspensión del anacrónico bloqueo impuesto por EE.UU. desde 1962.

El cese del bloqueo de Estados Unidos (EE.UU.) contra Cuba, exigido por vigésimo noveno año consecutivo en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas y aprobado de forma abrumadora por 184 votos a favor, dos en contra (EE.UU. e Israel) y tres abstenciones (Colombia, Ucrania y Brasil), reafirma la libertad de comercio y navegación ante un bloqueo anacrónico instaurado por el expresidente Kennedy en 1962, que habría supuesto para la Isla pérdidas directas e indirectas estimadas en 110.000 millones de dólares según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y cerca de un 1 billón de dólares según el Gobierno cubano.

Además, la renovación automática por un año más por parte de EE.UU. del embargo comercial a la Isla atentaría contra el vigente sistema financiero y político internacional y podría suponer para Cuba pérdidas estimadas en cerca de 7.000 millones de dólares, abocando a la nación caribeña a una asfixia económica que puede tornarse letal tras la irrupción de la pandemia del coronavirus.

Cuba, la obsesión de Trump

El expresidente Donald Trump adoptó como leitmotiv de su Presidencia eliminar todo vestigio del legado obamaniano. Así, tras el intento de finiquitar el Obamacare, el anuncio de revisión del Tratado NAFTA y la retirada de EE.UU. del Acuerdo de París contra el Cambio Climático, el siguiente paso fue deshacer los avances diplomáticos y comerciales alcanzados con Cuba bajo el mandato de Barack Obama.

Así, los cambios propuestos por la Administración Trump tenían la intención de aumentar las regulaciones y la supervisión para dificultar a las empresas estadounidenses rubricar acuerdos con Cuba y que los ciudadanos estadounidenses continúen viajando al país. Estas decisiones fueron fruto de la extenuante presión de los destacados representantes cubanoamericanos Marco Rubio y Mario Díaz-Balart, ambos republicanos. Según un estudio realizado por Engage Cuba, la nueva política “le costaría 6.600 millones de dólares a la economía estadounidense y afectaría 12.295 empleos durante el primer mandato de Trump”.

Por su parte, el exvicepresidente Mike Pence anunció la implementación de nuevas medidas contra dos compañías que transportan crudo venezolano hasta Cuba así como contra los 34 buques que utiliza PDVSA para tal cometido, con el objetivo confeso de provocar la “asfixia energética de Cuba” mediante la amputación del cordón umbilical que unen a Venezuela y Cuba, siguiendo la teoría kentiana del “palo y la zanahoria”, expuesta por Sherman Kent en su libro “Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana” (1949).

En dicho libro, Kent afirma que “la guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: [...] armas [...] políticas y económicas. La clase de guerra en que se emplean [...] (son la) guerra política y la guerra económica”.

Para seguir con la escalada represiva, el Departamento del Tesoro de EE.UU. impuso sanciones a la empresa estatal cubana Cubametales por “su continuada importación de crudo venezolano y apoyo al Gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro”. Como consecuencia de esta medida, quedan congelados los activos que la empresa pueda tener bajo jurisdicción estadounidense y quedan prohibidas transacciones financieras con entidades estadounidenses pues Cubametales sería, según el Gobierno de EE.UU., “responsable de garantizar el total de las importaciones y exportaciones de combustibles desde y hacia Cuba”.

El objetivo confeso era que la Isla se viera abocada a una asfixia de resultados imprevisibles tras el hundimiento del turismo provocado por la irrupción en la Isla de la pandemia del coronavirus. En el paroxismo de la insolidaridad, la Administración Trump bloqueó las compras y entregas de mascarillas, ventiladores pulmonares y demás insumos sanitarios básicos para el tratamiento de pacientes con Covid-19, pues el objetivo último de ese Gobierno sería conseguir el desabastecimiento total de petróleo, alimentos e insumos sanitarios vitales para hacer tambalear el actual status quo de la Isla. Como traca de despedida, Trump volvió a incluir a Cuba en la lista de “Estados Patrocinadores del Terrorismo” hasta completar la cifra récord de 240 sanciones contra la Isla.

¿Se esfuma la esperanza Biden?

La utopía sería el camino para alcanzar un sueño que llevaría implícita la facultad de devenir acto concreto, para lo cual sería preciso transitar por la senda marcada por il poverello d´Assisi: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”. Así, la utopía sería la normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU., destino final de un recorrido jalonado por lo necesario (finiquito del bloqueo energético) y lo posible (suspensión del anacrónico bloqueo) hasta llegar a lo que parecía imposible (normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU.).

En una entrevista concedida a la cadena CBS, Joe Biden aseguró que “en el supuesto de ganar las elecciones retomaría la política llevada a cabo por Barack Obama hacia Cuba”, lo que podría traducirse en un futuro mediato en un cambio sensible en las relaciones cubanoestadounidenses, y en este contexto se enmarcaría la petición del think tank Cuba Study Group (CSG) a la Administración Biden de “un compromiso diplomático renovado con Cuba”. Dicho grupo de análisis, presidido por el empresario Carlos Saldrigas, representaría a la tendencia moderada de la comunidad cubanoestadounidense y estaría compuesta por destacados empresarios y activista políticos que participaron activamente en mejorar las relaciones con Cuba durante la Presidencia de Obama.

En su petición a la Administración Biden, CSG destaca que “una política de acercamiento hacia Cuba resulta vital para promover los intereses nacionales de Estados Unidos y un futuro más libre y próspero para el pueblo cubano”, al tiempo que adjunta una agenda exhaustiva de los pasos necesarios para conseguirlo, lo que podría ser en suma un primer borrador para traducir la utopía en realidad. Así, el camino a recorrer estará jalonado por los retos de finiquitar el bloqueo energético a la Isla, la retirada de Cuba de la lista de “Estados Patrocinadores del Terrorismo”, la derogación de la Ley Helms-Burton y finalmente, la suspensión del anacrónico bloqueo vigente desde 1962, que daría paso al intercambio de embajadores y a la anhelada normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU.

Sin embargo, en una entrevista con la CNN, el asesor de Joe Biden para América Latina, el colombiano Juan González, descartó un nuevo deshielo con Cuba y aseguró que “Joe Biden no es Barck Obama en la política hacia la Isla”, al tiempo que añadió que “el momento político ha cambiado de forma importante”. Con ello quedaría demostrada la miopía geopolítica de la Administración Biden, que podría generar un vacío en el Caribe de resultados imprevisibles en plena Guerra Fría 2.0 entre EE.UU. y Rusia.


Comentarios
0
Comentarios
Nota sin comentarios.