La lucha armada en curso, iniciada en 1969 y en su apogeo en la década de 1980, cuando el grupo rebelde contaba con unos 26.000 combatientes.
El Gobierno de Filipinas y los rebeldes autodenominados comunistas anunciaron este martes que acordaron reanudar las conversaciones de paz para poner fin a una insurgencia de décadas.
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El comunicado expresa que "las partes acuerdan una resolución pacífica y basada en principios del conflicto armado", se afirma en una declaración conjunta emitida por ambas partes y firmada en la capital noruega de Oslo el 23 de noviembre, aunque recién hecha pública.
En ese mismo sentido, el texto expresa que "Las partes reconocen los agravios socioeconómicos y políticos profundamente arraigados y acuerdan elaborar un marco que establezca las prioridades para la negociación de paz".
Congratulations to the Philippine government and the NDFP on signing their joint statement for peace. This gives hope for the people of ����.
— Espen Barth Eide (@EspenBarthEide) November 28, 2023
Formal negotiations are an important step for lasting peace. Norway facilitated this confidential dialogue. https://t.co/PErlVC0rUW
La lucha armada en curso, iniciada en 1969 y en su apogeo en la década de 1980, cuando el grupo rebelde contaba con unos 26.000 combatientes, un número que, según los militares, ahora se ha reducido a unos pocos miles.
Sin embargo, desde 1986, sucesivas administraciones filipinas han mantenido conversaciones de paz con el grupo rebelde a través de su brazo político con sede en los Países Bajos, el Frente Democrático Nacional (NDF).
La elección en 2016 del expresidente Rodrigo Duterte, un autoproclamado socialista, dio un impulso a las conversaciones de paz.
Pero Duterte las interrumpió oficialmente en 2017, declarando al grupo una "organización terrorista" y acusándolos de matar a policías y soldados mientras las negociaciones estaban en curso.
No obstante, en los últimos años, el gobierno ha afirmado que cientos de rebeldes se han rendido a cambio de asistencia financiera y oportunidades de ganarse la vida.
Todavía se producen enfrentamientos mortales en algunas partes del país del sudeste asiático, que también está plagado de grupos que secuestran para pedir rescate y movimientos secesionistas en la región sur.