El académico de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Roeb García, señaló que la obesidad y la diabetes no solo son consecuencias de malos hábitos en la nutrición o por sedentarismo, también pueden ser provocados por contaminantes emergentes que llegan a través de los alimentos.
García explicó que en las aguas subterráneas de América Latina, hay contaminantes emergentes como trazas de aspirina, ibuprofeno, diclofenaco y carbamazepina, cuyos efectos pueden ser nocivos para la salud.
>> Contaminación ambiental mata a 12,6 millones de personas al año
Asimismo señaló que, el ciclo se genera cuando una persona ingiere un medicamento y lo que el cuerpo no absorbe lo desecha por medio de la orina, lo cual se traslada a las aguas subterráneas.
>> México DF entra nuevamente en alerta por contaminación ambiental
Los contaminantes regresan a nuestra dieta porque el 90 por ciento de las aguas tratadas con los contaminantes se utilizan para riego, por lo que son absorbidos por los cultivos y los animales, puntualizó.
De igual forma detalló que los vestigios de las sustancias se introducen en el organismo por diferentes mecanismos que llegan al ADN.
>> Latinoamérica celebra Día Mundial del Medio Ambiente en Costa Rica
Hay evidencias de que la exposición a esas sustancias incrementa el riesgo de padecer obesidad y diabetes e incluso otras enfermedades, indicó.
El académico informó que en la Facultad de Química de la UNAM se impulsan tres líneas de investigación, a fin de encontrar respuestas a varias preguntas, entre ellas qué grados de exposición representan un peligro.