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¿Qué está pasando realmente en Hong Kong?

| Foto: Reuters

Publicado 18 octubre 2014



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Hong Kong ha estado en los titulares desde la semana pasada cuando miles de ciudadanos tomaron las calles para exigir un proceso democrático abierto ante las reformas propuestas por China, en la que se propone quién podría o no presentarse en futuras elecciones.

Después de días de protestas mayormente tranquilas, las tensiones aumentaron cuando gente opositora a las protestas comenzó a agredir a los manifestantes, ya que se encontraban molestos por la interrupción de la paz ciudadana y además, acusándolos de tratar de arreglar un sistema político que no está roto.  

Sin embargo, la agitación actual en Hong Kong traspasa la lucha por la reforma electoral. No es solamente la relación de Hong Kong con la China continental, tal cual los medios la han encuadrado desde tiempo atrás. El descontento está enraizado en la desigualdad existente en Hong Kong – uno de los principales centros financieros del mundo – y la creciente falta de oportunidades para sus ciudadanos.

Lo que dio inicio a las protestas

El 31 de agosto, el  Congreso Nacional del Pueblo (NPC, la legislatura china) dictaminó que a Hong Kong le sería concedido sufragio universal para las próximas elecciones de 2017, a condición que los candidatos que intervengan sean filtrados previamente por un comité de nominaciones. Esta regla ha molestado a los ciudadanos que dicen que es una obstrucción para el proceso democrático.

China prometió un sufragio universal a futuro para Hong Kong, cuando fue cedido por los británicos en 1997. En el reparto, Hong Kong adoptó la Ley Básica y la política oficial china de "un país, dos sistemas", lo que le permitía operar con sus propias instituciones legales y políticas. Mientras que la Ley Básica garantiza elecciones futuras, también disponen que los candidatos serán seleccionados por el comité de nominaciones – así China no revoca una promesa previa, lo cual ha sido comúnmente reportado en los medios noticiosos.

Actualmente, la cabeza de estado, el ejecutivo en jefe de Hong Kong, es seleccionado por un comité de 1,200 miembros, el cual se forma principalmente de personas que son solidarias al partido comunista chino (CCP). Bajo las reformas propuestas, un organismo similar vetaría a todos los potenciales líderes para asegurarse que sean “patrióticos” para China, antes de tomar parte en las elecciones nacionales. Hasta tres candidatos tendrían permiso de seguir adelante para tratar de conseguir el voto público.

Aunque China no está tratando de implementar más control en la isla-nación que se encuentra a tan sólo 1200 millas de Beijing, si ejerce control sobre su proceso electoral.

La reforma política será presentada a Legco, el concejo legislativo de Hong Kong, en el primer cuarto de 2015.

Los estudiantes fueron los primeros en organizarse y protestar contra el nuevo reglamento del NPC, principalmente bajo los auspicios de tres grupos: la Federación de Estudiantes de Hong Kong, los Académicos y Ocupación Central. Empezaron por boicotear clases, y para la última semana de septiembre habían organizado grandes manifestaciones y la ocupación de espacios públicos diversos – incluyendo los principales distritos políticos y financieros de la ciudad – con el apoyo de decenas de miles de ciudadanos.

El sitio inicial de las protestas fue el distrito comercial central de Admiralty, sin embargo campamentos de ocupación han sido establecidos por toda la ciudad para causar tanta interrupción económica y política en la ciudad como sea posible.

La protesta ha adoptado el nombre la “Revolución del paraguas” después de una manifestación del 28 de septiembre en la que la policía utilizó gas lacrimógeno, gas pimienta y toletes para tratar de desbaratar a los manifestantes pacíficos que usaron paraguas para defenderse.

Por qué continuará la agitación

Aunque los estudiantes son una porción significativa de los manifestantes, el movimiento en sí, es muy diverso e incluye empleados de oficina, trabajadores de clase media, así como también varios sindicatos. Pero los partidarios no solo se unieron al movimiento para luchar por el derecho al voto en elecciones abiertas, sino que también por justicia social en una de las economías más desarrolladas pero más desiguales en el mundo.

“Una de las razones para que este movimiento haya sido tan exitoso es que realmente consiguieron una amplia alianza intercultural. Y pienso que en parte, esto habla del alto nivel de desigualdad existente en Hong Kong”, dijo a TeleSur, Eli Friedman, profesor asistente en Cornell University y analista sobre China. “Realmente casi todo el mundo, excepto los súper ricos, ha quedado excluido de tener cualquier clase de voz política.

Por mucho tiempo, Hong Kong ha sido considerado como un centro económico poderoso. En los 1980s, fue uno de los “cuatro tigres de Asia” debido a su floreciente sector manufacturero,  adoptando además políticas que favorecieron el crecimiento económico. Según el índice de Libertad Económica 2014, de la Fundación Heritage, Hong Kong es la economía más libre del mundo, y ha mantenido este estatus los últimos 20 años.

“Hong Kong tiene una de las economías más prósperas del mundo, gracias a su compromiso de baja burocracia, impuestos bajos y regulaciones ligeras”, menciona el informe. También tiene a su haber las tasas arancelarias más bajas del mundo y “pocas barreras para la inversión extranjera” convirtiéndole así en un centro financiero importante. Su bolsa de valores es también la sexta más grande en el mundo, y la segunda más grande en Asia, según un informe  del Hong Kong Trade Development Council publicado en mayo.

Aún, a pesar de esta prosperidad económica, uno de cada cinco ciudadanos de Hong Kong vive bajo de la línea de pobreza, mientras el 30 por ciento de la población, unas dos millones de personas, viven en estrechos alojamientos públicos. El coeficiente Gini de la ciudad – un señalizador económico donde 0 representa igualdad total en una sociedad y 1 representa desigualdad completa – es actualmente de 0.537, uno de los más altos del  Este de Asia, y más alto que el Reino Unido, los Estados Unidos, Singapur y Australia.

“Hong Kong es probablemente la economía desarrollada más desigual del mundo. Los manifestantes están usando precisamente el idioma que uso el movimiento Occupy en Wall Street, pero el nivel de desigualdad en Hong Kong de hecho ha empeorado”, dijo Friedman.

“Las contradicciones sociales del capitalismo global se manifiestan en Hong Kong”, dijo a teleSUR, Yuezhi Zhao, profesora de la Escuela de Comunicaciones en Simon Fraser University. “Las protestas no son sólo un fenómeno cado del cielo, yo creo que este movimiento se ha venido construyendo desde hace algún tiempo atrás”, mencionó ella. 

Los trabajadores en la región también ven muy pocos derechos. No hay derechos colectivos de precios bajos, beneficios de desempleo ni pensiones de jubilación, mientras la semana laboral promedio es de 49 horas. El salario mínimo el cuál fue introducido en 2010, es de sólo HKD$28 por hora (apenas US$3.60), en una ciudad donde los costos de la vivienda son de los más altos en el mundo.

Una de las principales fuentes de riqueza de Hong Kong es la de los bienes raíces – en términos de la proporción de ingreso, la vivienda en Hong Kong es más cara que en Nueva York, París o Londres, dijo Friedman.

“Cambiar la situación requeriría algunos cambios políticos, pero esos magnates de bienes raíces están en el camino y tratan de Impedir la expansión de cosas tales como alojamientos públicos, control de rentas o cualquier cosa que se le parezca”, dijo Friedman.

Según el último índice del capitalismo de amigos publicado por The Economist, Hong Kong sobrepasa la lista de “hombres de negocios políticamente conectados que tienen mayor probabilidad de prosperar” considerablemente. Zhao se hizo eco de estas preocupaciones diciendo que muchos de la elite rica de Hong Kong tienen conexiones cercanas con el gobierno chino.

“Desde el regreso de Hong Kong a China... el gobierno del continente y la élite de Hong Kong han estado tratando de ayudarse entre ellos, tratando de mantener la estabilidad de Hong Kong a través de la regla elite, través de la élite comercial y a través de la élite técnica en Hong Kong”, dijo ella.

La preocupación para las personas de Hong Kong es, el alcance de esta conexión cercana entre la élite y el poder político, cuando los ciudadanos no tienen permiso de escoger a sus candidatos políticos.

“Hay un real resentimiento con respecto a esta regla de élite en Hong Kong, hasta el grado que la economía es dominada por grandes negocios pero donde las” esferas sociales“Inferiores no son beneficiarias de la integración económica avanzada con la economía del continente, y ellos están sufriendo”, agregó Zhao.

El actual ejecutivo en jefe de Hong Kong, Leung Chun -ying, por mucho tiempo ha sido criticado por sus conexiones cercanas con el gobierno chino. Cuando subió al poder en 2012, prometió arreglar el agujero de la desigualdad existente en la región, pero dos años más tarde ha dejado de ocuparse del asunto. Ésta es una razón por qué los estudiantes lo han señalado a él particularmente pidiendo su renuncia en las protestas actuales.

Su lista de demandas también incluye: una disculpa del régimen de Leung y sus oficiales, el retiro del gobierno propuesto, la implementación de China del sufragio universal genuino y designaciones cívicas, y las reformas para los derechos de los trabajadores tal cual lo recomienda la Confederación de Asociaciones Sindicales de Hong Kong. Estas reformas incluyen regulación en las horas de trabajo, pensión de jubilación universal y derechos colectivos de bajos precios, según escribió el activista de Hong Kong Au Loong Yu en la publicación Política Nueva.

Los manifestantes “prodemocracia” no  simplemente demandan el derecho simbólico al voto, sino que exigen participar del gobierno porque ven un enlace directo entre la desigualdad y la libertad política.

“La "Prodemocracia” no quiere decir “Anti-China”

Aunque hay resentimiento hacia la regla de elite en Hong Kong y su conexión con el continente, los medios noticiosos se han dado prisa para calificar a las protestas como un movimiento anti-China. Algunos informes de los medios incluso han etiquetado a aquellos que van en contra del movimiento de prodemocracia como ser “Pro- Beijing”. Sin embargo, el movimiento mismo nunca ha afirmado estar en contra de China o de las reglas chinas, sólo para tener mayor autonomía a su interior.

“Si usted mira a lo que los manifestantes realmente dicen, casi nadie dice que deberíamos ser independientes De China”, dijo Friedman. “Hay una facción de derecha muy pequeña que es del tipo nacionalista de Hong Kong que hablan de separarse, pero éste es un porcentaje muy pequeño de los manifestantes”.

Ya que la población étnica de Hong Kong es china en un 94 por ciento, la mayoría de la gente consideraría que Hong Kong sea parte de China, de acuerdo a Friedman, excepto que quieren mayor autonomía bajo la política ya existente de “un país, dos sistemas”.

“No hay nada en tener real democracia que se contradiga con ser parte de China”, añadió.

A pesar de la mano firme de China en la política de Hong Kong, la región tiene más autonomía que la que tuvo en los 155 años de dominio Colonial Británico, cuándo sus líderes eran elegidos por la reina y sus leyes dictadas por Londres. Según Friedman, uno de los pocos grupos sociales que no están presentes en las protestas actuales es la generación mayor – esos que recuerdan lo que era la vida bajo el control británico y vieron menos libertades políticas que actualmente.

Inversamente, bajo la política de “un país, dos sistemas”, de China, Hong Kong maneja sus propias instituciones legales y sociales. China también le ha provisto de un soporte financiero en un intento de “aliviar” la región, según Zhao – el cuál ha sido un mercado importante para China – en vez de operar como “el amo colonial dominante”.

El movimiento en Hong Kong está siendo demasiado simplificado, dice Zhao, como un asunto de nacionalismo y democracia, cuándo el asunto es más profundo y se trata realmente de clase y desigualdad.

“Las tensiones de clase quedaron articuladas en términos nacionales, o en este caso como tensiones entre China continental versus Hong Kong, y esto es típico de los marcos mediáticos”, dijo Zhao. “¿Es este un problema de dominación de China continental, o un problema mayor de Hong Kong o es en conjunto, un problema del capitalismo global?”

Otros informes de los medios también han salido a la superficie revelando conexiones entre un cierto número de líderes detrás del movimiento de prodemocracia en Hong Kong y un financiamiento del gobierno de los Estados Unidos – en particular de la Dotación Nacional para la Democracia para los líderes de Occupy Central. Según los informes, los Estados Unidos han estado promoviendo democracia en Hong Kong por años, en un intento de crear desasosiego en la isla y alejarla de Beijing – siendo las actuales protestas parte de esta estrategia.

Sin embargo, Friedman se muestra escéptico acerca de este argumento, ya que los líderes occidentales, incluyendo al presidente Barack Obama, han guardado silencio en el asunto hasta ahora.

“Esto nos distrae del verdadero tema, el cual es la desigualdad económica masiva y un sistema político que excluye a todo el mundo excepto a los ultra ricos”, dijo. “Es también completamente condescendiente para todos los manifestantes que están allá afuera, las decenas de miles de personas que arriesgan mucho, al decirles ‘oh no, son simplemente peones del imperialismo americano.'”

No obstante, los informes traen a colación asuntos importantes de intereses internacionales en la región que aloja a dos economías muy importantes. Si las personas de Hong Kong tienen éxito en su lucha por la reforma política, deberían establecerla en sus términos y no en las de intereses exteriores.

Las tensiones en Hong Kong se incrementaron la noche del jueves cuando las pandillas Occupy, brutalmente atacaron dos de los campamentos, mientras la policía, en su gran mayoría permaneció quieta y permitió la violencia. Las agresiones, sin embargo, parecieron aumentar el apoyo para con el movimiento y decenas de miles de personas asistieron a una manifestación en Admiralty el sábado en la reunión más grande vista hasta la fecha. Hay signos que el gobierno y los manifestantes estudiantiles pronto pueden acordar participar de conversaciones, pero mientras el movimiento Occupy entra en su segunda semana, ambos lados se mantienen fuertes.


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