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Manifestantes Código Rosa protestan contra el uso de aviones no tripulados frente a la Casa Blanca. Drones se utilizan a menudo para asesinar a sospechosos de terrorismo.

Manifestantes Código Rosa protestan contra el uso de aviones no tripulados frente a la Casa Blanca. Drones se utilizan a menudo para asesinar a sospechosos de terrorismo. | Foto: Reuters

Publicado 16 octubre 2015



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Designaciones globales de terrorismo no se aplican cuando los EE.UU. bombardean fiestas de boda en Afganistán o matan niños pakistaníes en ataques con aviones no tripulados.

El mes pasado, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció en su web que Samir Kuntar, ciudadano de Líbano había alcanzado la distinción de ser nombrado como Terrorista Global Especialmente Designado (SDGT) bajo la Orden Ejecutiva 13224. Según el sitio, esto significa que "todos los bienes sujetos a la jurisdicción de Estados Unidos en el que Kuntar tenga interés están bloqueados y personas estadounidenses tienen prohibido participar en transacciones con él o en su beneficio".

Distinciones anteriores de Kuntar han incluido ser el prisionero libanés detenido por más tiempo, acumulando 29 años consecutivos en custodia israelí. El maratón comenzó en abril de 1979, cuando Kuntar, entonces de 16 años de edad, fue detenido en la ciudad costera israelí de Nahariya durante una fallida operación organizada por el Frente de Liberación de Palestina (PLF), con base en Líbano, un componente de la OLP.

El objetivo de la operación, en la que Kuntar y tres compañeros zarparon de Líbano en un bote de goma, era secuestrar israelíes para utilizarlos como moneda de cambio por la liberación de prisioneros palestinos de las cárceles israelíes. Al final, dos miembros del equipo de Kuntar y cinco israelíes murieron, entre ellos dos policías y tres miembros de la familia Haran. Kuntar fue condenado a 542 años de prisión por presuntamente disparar a Danny Haran, de 32 años de edad frente a su hija de cuatro años, Einat y luego destrozar el cráneo de la niña contra una roca con la culata de su rifle - una versión de los hechos que Kuntar niega, y que el mundo finalmente se enteró en 2008 cuando Israel se dignó en hacer públicas las transcripciones judiciales pertinentes.

Según la versión de Kuntar, el mayor de los Harán fue atrapado en una lluvia mortal de balas de la policía israelí, mientras que él afirma no haber tenido nada que ver con el fallecimiento de Einat. (Yael Harán, de dos años, también pereció cuando su madre, tratando de evitar que el niño grite, accidentalmente lo asfixió mientras se escondían en un espacio para tuberías). Un artículo del New York Times afirma: "Esa noche sangrienta está grabada en la conciencia nacional de Israel, una de las grandes tragedias en un país marcado por estas"

El periodista israelí Chen Kotes-Bar concuerda: "El ataque a Nahariya es considerado el más brutal en la historia de Israel. Se grabó en la conciencia colectiva israelí”. Kotes-Bar, que se reunió con Kuntar en la biblioteca de la prisión durante un período de cuatro años, reporta haberle dicho lo siguiente con respecto a su hijo de cinco años de edad: "Cada vez que lo envuelvo en una toalla después del baño... pienso en Danny Haran y su hija Einat. Sobre el ataque terrorista en Nahariya".

Liberado en 2008 como parte de un intercambio de prisioneros orquestado por Hezbolá, se rumoreó falsamente que Kuntar había caído en un ataque aéreo israelí en Siria el pasado mes de julio, los medios de comunicación israelíes aprovecharon la oportunidad para denigrar al "terrorista-asesino de niños"

Pero incluso si tuviéramos que aceptar la narrativa israelí de que se destrozó el cráneo, en su valor nominal, estos crímenes no ocurren en el vacío. El hecho es que durante la duración de su existencia, Israel mucho más a menudo ha sido la fuente en lugar de la víctima de brutalidad y tragedia - y sus acciones han hecho muy poco bien a la candente conciencia-regional, tanto a nivel individual como colectivo.

Consideremos, por ejemplo, una anécdota descrita en un artículo acerca de la liberación de Kuntar, que aparece inexplicablemente en la sección "África" ​​del New York Times en 2008: "En 1978, Kuntar fue a la frontera entre Israel y Líbano después de que Israel invadió el sur del Líbano en marzo de ese año. Tanto su madrastra como su hermano dijeron que Kuntar volvió profundamente afectado por las muertes que había presenciado en esa guerra".

De hecho, esa particular invasión mató aproximadamente varios miles de personas más que la operación de Kuntar & compañía en Nahariya. La siguiente incursión de Israel en Líbano en 1982 produjo cerca de 20 mil víctimas mortales, la mayoría de ellos civiles libaneses y palestinos, y sirvió como catalizador para la formación de Hezbolá. Periódicas intervenciones de seguimiento han incluido la masacre de 1996 de Israel de más de 100 civiles que albergaba un complejo de las Naciones Unidas en Qana, al sur del Líbano, y el asalto israelí de 2006 sobre el país, que dejó un estimado de 1.200 personas muertas, la mayoría de ellos civiles. Este último episodio se caracterizó, entre otras atrocidades, por la masacre de niños libaneses que iban en una camioneta desde un helicóptero a corto alcance y el caritativo envío hecho a toda prisa de armas de EE.UU. a los israelíes - un comportamiento que a su vez parecería merecer algún tipo de designación global especial.

La guerra de 2006, que Israel posteriormente admitió haber planeado de antemano, fue vendida como una respuesta al secuestro de Hezbollah de dos soldados israelíes en un intento por lograr la liberación de Kuntar y otros prisioneros árabes. Dos años después de la sangrienta aventura, los restos de Ehud Goldwasser y Eldad Regev fueron repatriados a Israel a cambio de la extensa variedad habitual de “terroristas” vivos y muertos, una vez más subrayando el desproporcionado valor de los huesos israelíes.

Mientras tanto, ninguna evaluación moral de las acciones de Kuntar es posible fuera del contexto de 1948, la brutalidad original que necesariamente causa que haya operaciones pro-palestinas de carácter reactivo. Después de todo, el establecimiento forzado del estado de Israel supuso la destrucción de más de 530 pueblos palestinos, el asesinato de unos diez mil palestinos, y la expulsión de otro cuarto de millón. Olvídese de minar la conciencia palestina; Israel apuntó a anularla por completo.

Y como si las madres palestinas no tuvieran que pensar más que suficiente mientras secan con la toalla a sus descendientes, los esfuerzos destructivos de Israel están en curso. Según la ONU, 551 de los 2.251 palestinos muertos durante ‘Operation Protective Edge’ del año pasado, eran niños. Seguramente sus cabezas no fueron destrozadas con la culata de un arma de fuego, pero las bombas de fragmentación de 2 mil libras tienden a hacer el trabajo también.

Mientras varios medios de comunicación internacionales expresaron su alarma en 2008 por la "bienvenida de héroe" que le dieron a Kuntar a su regreso al Líbano, vale la pena señalar que lo que se celebraba no era que Kuntar podría haber jugado un papel en la muerte violenta de una niña sino más bien las concesiones que habían obligado a Israel - de ninguna manera una tarea fácil.

En su explicación de la reciente clasificación de Kuntar como SDGT, el gobierno de Estados Unidos señala que cuando Kuntar fue repatriado, "fue bien recibido por parte de Hezbolá, una Organización terrorista extranjera designada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, y que se ha convertido desde entonces en uno de los portavoces más visibles y populares del grupo". Esto podría ser noticia para muchos libaneses, pero bueno, el Departamento de Estado sabe mejor. Desde su regreso, se nos dice, "Kuntar también ha jugado un papel operativo, con la ayuda de Irán y Siria, en la construcción de la infraestructura terrorista de Hezbolá en los Altos del Golán".

Parece, entonces, que el posible motivo para subir el estado de terrorismo de Kuntar puede ser para indicar que, aunque superficialmente han adoptado un acercamiento más humanitario con Irán a través del acuerdo nuclear, los EE.UU. siguen comprometidos con lo de siempre. Penalizar cualquier cosa que sea anti-Israel.

Por supuesto, las designaciones de terrorismo global no se consideran aplicables cuando, por ejemplo, los EE.UU. bombardean bodas en Afganistán, sacrifican niños paquistaníes en ataques aéreos, o eliminan medio millón de niños iraquíes a través de sanciones. De alguna forma, la alabanza y la adoración a un ejército imperial que se dedica a la destrucción de la vida humana a gran escala no constituye apoyo al terrorismo.

En el artículo del Times 2008 archivado en "África", el autor reconoce que hay versiones contradictorias sobre lo que ocurrió ese día de abril en Nahariya, pero sostiene que "cualquiera que sea la verdad, el haber secuestrado a una niña arroja una incómoda luz a la supuesta heroicidad de Kuntar". En ese caso, los EE.UU. han conseguido hacer de la incomodidad un arte.

**Belén Fernández es la autora de "The Imperial Messenger: Thomas Friedman at Work", publicado por Verso. Es editora colaboradora de Jacobine Magazine.


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