Cientos de colonos israelíes se negaban a abandonar el asentamiento ilegal, cuyas tierras son propiedad de Palestina.
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Unas 40 familias de colonos israelíes se mantenían instaladas en la colonia de Amoná, cerca de Ramala, en unos terrenos privados palestinos.
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En Cisjordania viven aproximadamente 531 mil colonos judíos. La mayoría de las colonias son consideradas legales por el Gobierno de Israel.
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Sin embargo, Amona es uno de los llamados asentamientos salvajes, es decir, que no solo es ilegal para la comunidad internacional sino igualmente para las leyes que Israel aplica en la región de Cisjordania.
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El Tribunal Supremo de Israel decretó que aquellos terrenos donde fueron levantados los asentamientos israelíes de Amona, en Cisjordania, son propiedad privada y, por lo tanto, emitió una orden a fines de desalojar a los colonos.
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Los organismos internacionales consideran todos los asentamientos israelíes en tierras palestinas como ilegales, aunque Israel piensa diferente y diferencia entre aquellos a los que concedió permiso y aquellos a los que no, tal como es el caso de Amona.
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El desalojo duró más de un día y dejó 41 agentes heridos.
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La evacuación se tornó violenta con los colonos atrincherados en una sinagoga, mientras el Gobierno intenta calmar los ánimos y anuncia la construcción de un nuevo asentamiento para realojarlos.
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