Viernes 13: la coartada perfecta | Blog | teleSUR
20 noviembre 2015
Viernes 13: la coartada perfecta

Imponer a un nuevo mandatario en Siria, remodelar el Medio Oriente a gusto del interés corporativo trasnacional e imponer el miedo como arma de contención masiva, sería el objetivo real de la represalia de Occidente contra el oscuro grupo Estado Islámico (EI) que reivindicó los ataques terroristas en Beirut y París del jueves 12 y viernes 13 de noviembre, respectivamente. ¡Claro que duelen todos los muertos! Pero legitimar acciones punitivas que dejarán cientos y miles de “daños colaterales” sólo servirá para consolidar una coartada perfecta y no para conocer la verdad.

Muchos parisinos se sienten temerosos tras los ataques del viernes, creen que en cualquier momento sucederá una nueva tragedia.

Este difícil contexto requiere una visión multidimensional con preguntas fundamentales. Desde un enfoque militar parecería que los actos terroristas que hace años ha reivindicado el EI son como dispararse a los pies, pues ninguno de ellos ha debilitado a EE.UU. ni a sus aliados  –sus declarados archienemigos -. No obstante, la narrativa occidental sostiene que ese grupo, inspirado por una ideología tan radical que raya en lo medieval pero que posee un arsenal de última generación y visión estratégico-financiera semejante a la de grandes corporaciones, es el gran adversario a vencer.

 Hace años que la propaganda imperial nos “informa” que el EI nació precisamente en la frontera entre Siria e Irak –éste ocupado casi perennemente por tropas occidentales-, que libre e impunemente trafica el crudo que extrae de esa zona para venderlo a precios ganga en los mercados mundiales, sin que ninguna instancia global lo impida y así se financia para expandirse, seducir a militantes de Medio Oriente y otras regiones del planeta y realizar raids punitivos contra Occidente.

Dos días después de los ataques terroristas en París, aviones de combate estadunidense lanzaron ataques contundentes contra más de cien vehículos de transporte de petróleo del EI “para desarticular” sus finanzas. La pregunta surge espontánea: ¿Y por qué lo hicieron hasta ahora y no hace dos o tres años? Hay otras más: ¿Cómo explicar que los ejércitos, estrategas político-militares, servicios de inteligencia, economías, democracias y finanzas más poderosos del mundo hayan sido incapaces de contener a esa organización desde 2011 cuando el autodenominado Califato anunció su nacimiento?

Si entre 2012 y 2013el EI logró reproducirse y consolidarse en Siria ¿Cómo lo hizo si entonces Occidente fortalecía su ayuda a “rebeldes” y “opositores” contra el ejército del presidente Bashar Al-Assad en ese país? Por lo menos, falta una explicación documentada de la llamada Coalición Internacional que combate a esa organización por esa su extraordinaria capacidad para mimetizarse en una zona tan conflictiva.

En medio del calculado caos informativo, cabe destacar la mezquina actitud de Estados y medios de silenciar o pasar a segundo plano la masacre de Beirut del jueves 12 de noviembre en el barrio chiíta Burj al-Barajneh, supuesto enclave del grupo Hezbolá. Y aunque ningún “líder de opinión” clama “Todos somos Líbano”, en las redes sociales sí hay una intensa movilización de reclamo que desmantela el discurso único de la propaganda mediático-corporativa.

Ahí y en otros foros se recuerda que Líbano, como Siria, fue colonia francesa y que la exmetrópoli no ha sido solidaria con ambos Estados, sino que apostó toda su afinidad política del siglo XXI con su socio y aliado: Estados Unidos.Y precisamente fue François Hollande, recién llegado a la presidencia francesa, quien  en 2013 fue el único que insistió en acompañar a Washington en su intención de atacar al mandatario sirio Bashar Al Assad, luego que los parlamentos británico y canadiense negaran tal autorización. Hoy, la coartada perfecta permitió a Hollande ver que aviones franceses atacaran el bastión sirio del Estado Islámico en la ciudad de Al-Raqah

Hoy que millones de gargantas claman: “Todos somos Paris” y legitiman la lucha antiterrorista, debieran recordar que aún persisten las secuelas de su antecesora, la guerra que emprendió George Walker Bush tras el 11-S de septiembre de 2001 que instauró la política de la tortura en los interrogatorios extrajudiciales, que avaló los secuestros internacionales de presuntos sospechosos  y su confinación en prisiones secretas, que hasta ahora viven en el limbo legal los presos en Guantánamo y, finalmente, que los artífices de los actos terroristas no han cambiado su premisa original: 

Lo que viene no es prometedor. Los miles de sirios que hace días llegaban a Europa huyendo del conflicto interno y que para los medios eran “refugiados anti-Bachar” hoy son sospechosos de terrorismo luego que los aparatos de seguridad de Francia y Bélgica filtraran que los supuestos atacantes de París realizaron viajes constantes a ese país levantino. Así, en el horizonte se atisba que el cierre de fronteras francesas escalará hasta blindar a Europa contra quienes hace poco eran el modelo del “refugiado”.

Para Nuestra América, esos ataques terroristas nos recuerdan la devastadora escalada del impune terrorismo de Estado que escenificaron las dictaduras y las luchas anti-drogas. También nos advierte que la “guerra” contra el terrorismo tiene tácticas y estrategias diseñadas contra los gobiernos progresistas así como destinadas a silenciar el pensamiento libertario e independiente. Si realmente se quisiera erradicar al terrorismo, no prevalecerían en el siglo XXI grupos medievales como el Estado Islámico con tal fuerza. Las coartadas son eso, telones para cubrir una verdad incómoda.


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Perfil del Bloguero
Internacionalista con investigaciones en: Política Exterior, Seguridad Nacional, Inteligencia, Energía y Militarización. Articulista en diarios y revistas. Colaboradora en programas de radio y televisión.



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