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  • Artur Mas ha pedido la presencia de observadores internacionales en las elecciones del 27 de septiembre.
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    Artur Mas ha pedido la presencia de observadores internacionales en las elecciones del 27 de septiembre.

    Foto: 1/6 Reuters
  • En la Diada o Día Nacional de Cataluña, celebrado el pasado 11 de septiembre, miles de personas se manifestaron a favor de la independencia.
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    En la Diada o Día Nacional de Cataluña, celebrado el pasado 11 de septiembre, miles de personas se manifestaron a favor de la independencia.

    Foto: 2/6 EFE
  • El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude-Juncker, expresó el 22 de septiembre que Cataluña no puede declarar unilateralmente su independencia.
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    El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude-Juncker, expresó el 22 de septiembre que Cataluña no puede declarar unilateralmente su independencia.

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  • El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha advertido de que existe "riesgo" de corralito si Cataluña se independiza de España.
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    El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha advertido de que existe "riesgo" de corralito si Cataluña se independiza de España.

    Foto: 4/6 La Razón
  • La multitudinaria participación en la Diada del 11 de septiembre ratificó el apoyo mayoritario al independentismo en Cataluña.
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    La multitudinaria participación en la Diada del 11 de septiembre ratificó el apoyo mayoritario al independentismo en Cataluña.

    Foto: 5/6 EFE
  • El Día Nacional de Cataluña también estuvieron presentes los castellers o torres humanas.
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    El Día Nacional de Cataluña también estuvieron presentes los castellers o torres humanas.

    Foto: 6/6 EFE

Mientras unos análisis sostienen que la secesión traerá más prosperidad y bienestar a Cataluña, otros advierten sobre negativas consecuencias económicas y sociales para un eventual nuevo Estado. Al mismo tiempo, casi todos coinciden en que la separación afectará económicamente a España.

Más allá de cuestiones culturales o históricas, el tema económico es la piedra angular del debate sobre la viabilidad de que Cataluña deje de ser una comunidad autónoma española y se convierta, con sus 7.5 millones de habitantes, en un Estado europeo más.

No asombra que esa cuestión sea la de más peso en los análisis, sobre todo ante el panorama de crisis que ha enfrentado España en los últimos años: un desempleo que aún ronda el 23 por ciento, y que es mucho mayor entre la población joven; una deuda pública del 98 por ciento del PIB –décimo lugar mundial-; y fuertes recortes sociales que perjudican a sectores vulnerables como los pensionados, entre otras afectaciones para la ciudadanía.

La secesión para enfrentar tiempos de crisis

Una de las consecuencias de la crisis económica iniciada en 2008 precisamente radica en el modo en que varias regiones europeas se plantearon la posibilidad de la secesión para hacer frente, sobre todo, al panorama financiero. De ahí que Cataluña no sea un hecho aislado, como lo muestran Escocia, en el Reino Unido; o Flandes, en Bélgica.

Pero, mientras los casos escocés y flamenco han estado marcados por la negociación política, la situación catalana ha generado numerosos titulares debido a las continuas manifestaciones de los habitantes de la comunidad autónoma que abogan por la separación. 

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La negativa del Gobierno español a que Cataluña realice una consulta independentista, como hizo Escocia en septiembre de 2014, condujo a que el presidente de ese territorio del noreste del país, Artur Mas, y otras fuerzas separatistas, promocionen las elecciones regionales del 27 de septiembre como un plebiscito sobre el futuro de la región.

Según esa perspectiva, si triunfa la lista independentista Junts pel Sí (Juntos por el sí), el Parlamento tendrá el mandato de separar Cataluña de España, lo cual proyectan realizar en un plazo de seis a ocho meses luego de los comicios.

De ese modo, lo que en otros lugares del país son solo unas elecciones para escoger diputados, en Cataluña se han centrado en el enfrentamiento entre quienes abogan abiertamente por la secesión y quienes se oponen al proyecto separatista planteado por Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) y Esquerra Republicana de Cataluña (ERC).

El proceso para una eventual independencia sería complejo, y podría comprender diversas opciones. 

Incluso si, como apuntan todas las encuestas, el separatismo gana la mayoría de escaños en el legislativo local, el proceso para una eventual independencia sería complejo, y podría comprender variantes como un camino negociado -algo que hasta el momento no parece muy probable ante la posición del Ejecutivo nacional-, o la declaración unilateral de independencia, un paso que muchos analistas descartan. Incluso, podría ganar fuerza la llamada tercera vía, una serie de iniciativas políticas que pide más autonomía, pero sin la secesión. 

De cualquier modo, la independencia catalana se abre como una posibilidad en el panorama sociopolítico y económico del llamado viejo continente.

España perdería un quinto de su PIB

Mientras los defensores de ese camino señalan que la independencia no solo es viable, sino beneficiosa, otros sostienen que la separación de España traerá severas consecuencias para la sociedad catalana. Sin embargo, en lo que casi todos los analistas y economistas coinciden es en el grave impacto que ese hecho podría tener en la economía española.

​Cataluña dispone de un sólido desarrollo industrial.
El dato: Al cierre de 2014, el PIB de Cataluña fue de 199.800 millones de euros, el mayor entre todas las comunidades autónomas españolas.

Aunque los opositores a la independencia catalana sostienen que la crisis económica incidió en las finanzas de la región, lo cierto es que el territorio nordeste aún supera a Madrid por 2.100 millones de euros. Por eso, con una separación España perdería el territorio más rico, que representa un 18,9 de su PIB, casi un quinto del total nacional. 

Es válido destacar, además, que la capital de la comunidad autónoma, Barcelona, fue la primera ciudad inteligente en el país y la décima del mundo. De acuerdo con datos de la oficina europea de estadísticas, Eurostat, correspondientes a 2014, si Cataluña fuera un Estado, se situaría en el puesto 14 entre los países del continente, por delante de naciones como Finlandia, Irlanda, Grecia y Portugal.

Barcelona, primera ciudad inteligente de España. Fuente: smartcity.bcn.cat

A la significativa pérdida de PIB que supondría la separación de esta comunidad autónoma, y la consiguiente recesión que traería la  salida del mercado catalán de las fronteras españolas, se une el hecho de que la nación ibérica pasaría a tener menos de 40 millones de habitantes, equivalente a una drástica reducción de los ingresos del Estado por concepto de recaudación fiscal. 

Pero más allá de los aportes de los contribuyentes catalanes, están los de grandes firmas como Gas Natural Fenosa, Albertis, Nutrexpa, Gallina Blanca, Mango o Planeta, las cuales forman parte del sólido tejido económico e industrial de la región independentista y podrían dejar de aportar a las cuentas públicas del Estado español.

Vea además: España: independentistas pueden ser mayoría en Congreso catalán

Un estudio presentado en abril último por el economista Xoaquín Fernandez, de la Universidad de Santiago de Compostela; y el catedrático Santiago Lago Peñas, de la Universidad de Vigo, determinó que, en una posible independencia, Cataluña dejaría de ingresar entre 11.000 y 15.000 millones de euros a las cuentas públicas españolas. En términos generales, este recorte de ingresos supondría el equivalente al gasto público en educación.

Cataluña dejaría de ingresar entre 11.000 y 15.000 millones de euros a las cuentas públicas españolas.

Quienes consideran que Cataluña tendrá muchos problemas para sobrevivir fuera de España apelan a un dato económico importante, el de la inversión extranjera, al asegurar que el clima de inestabilidad creado por las ideas separatistas vuelve a la región menos atractiva para los inversores. Pero el European attractiveness survey 2015, elaborado por Ernst & Young, indica que, en sentido general, Cataluña es la cuarta región europea más dinámica, solo por detrás de las áreas de Londres, París y Darmstadt (en Alemania, con Frankfurt como ciudad más importante).

Hasta el momento, la comunidad catalana recibe el 16,8% de todas las inversiones extranjeras en España, una cifra que al Estado ibérico le sería muy difícil conseguir.

Cataluña, por la viabilidad económica

Datos esgrimidos por los secesionistas expresan que la Cataluña independiente será económicamente viable porque cuenta con el 16 por ciento de la población total de España, produce cerca de un quinto de su PIB y genera el 25 por ciento de las exportaciones.

Fuente: Assamblea.cat
 

De acuerdo la Assemblea Nacional Catalana, la comunidad autónoma exporta el 53 por ciento de lo que produce y es, junto con Suiza y Alemania, uno de los pocos territorios de Europa donde los ingresos por impuestos son suficientes para mantener los servicios y pagar las infraestructuras sin generar déficit.

Ante la advertencia de algunos políticos y economistas de que la separación podría suponer un descenso en el comercio, pues gran parte de las ventas actuales se producen a otras regiones autónomas de España, el órgano destaca que en los últimos años muchas empresas catalanas han enfocado su producción al mercado interior de la comunidad y al mercado internacional.

Miles de catalanes han marchado en numerosas marchas a favor de la independencia.
 

Los principales argumentos económicos de los independentistas están basados, además, en el tema del elevado déficit fiscal. En ese sentido, manifiestan que la economía catalana sufre históricamente déficit cifrado aproximadamente en un 8% de su PIB.

El dato: Según los independentistas, cada catalán ha aportado al Estado español desde 1987 hasta hoy más de 33.000 euros sin recibir ninguna compensación a cambio.

Por eso, resaltan que la gestión de estos recursos adicionales es una de las grandes oportunidades de la Cataluña independiente, pues consideran que gran parte de las decisiones que se toman actualmente en el Estado español priorizan intereses diferentes a los del territorio. 

Un informe publicado en febrero pasado por el Deutsche Bank parece sustentar las afirmaciones de los secesionistas. De acuerdo con la entidad financiera, una Cataluña independiente no sólo sería viable económicamente, si no mucho más competitiva y rica en términos absolutos, lo que la haría ser contribuyente neta al sistema de solidaridad territorial de la Unión Europea (UE).

Del déficit al superávit

Para la coalición Junts pel Sí (CDC y ERC), la independencia supondría una desaparición del actual déficit de 5.000 millones de euros anuales y daría paso a saldo positivo de 11.590 millones.

Pero, como han advertido varios economistas, ese escenario casi idílico se podría dar solo si el nuevo país estuviera dentro de la UE y mantuviera el euro como moneda, algo que hasta el momento no está claro, mucho menos después de las frecuentes advertencias lanzadas por el bloque comunitario que apuntan hacia una salida catalana del grupo.

Lea además: Se aviva debate sobre posible salida de Cataluña de la UE

A su vez, quienes defienden la unidad territorial esgrimen que en realidad el déficit fiscal de la comunidad autónoma no es tan alto como cree la Generalitat, sino que se ubica en menos del 1,5 % del PIB, y de independizarse solo obtendría 1% o 1,5% más que ahora. Por ello, cuestionan que por esa diferencia tan pequeña la región quiera declarar la independencia.

Miles de catalanes también han expresado su voluntad de mantenerse como parte de España. 
 

Un punto flaco que se le señala a la idea independentista es el de la deuda pública. El propio Mas ha afirmado varias veces que el nuevo país asumiría la parte proporcional de la deuda pública española, que actualmente supera el billón de euros.

Según un estudio de ERC, la región debería quedarse como máximo con 85 mil millones de euros de los pasivos —deuda— del Estado español. Pero como método para ese cálculo  la parte del PIB que representa Cataluña en el conjunto de España, el nuevo Estado tendría que asumir unos 200 mil millones de euros, una deuda del 100 por ciento.

Otro de los grandes contrapunteos se encuentra en el tema del comercio. Cataluña exporta cada año a todo el mundo por valor de 70 mil millones de Euros (un 32 por ciento de su PIB). De estas exportaciones, alrededor de un 46% tienen como destino el resto de España y del 54% restante de exportaciones, gran parte van destinadas al resto de la Unión Europea.

Una separación de España, y una eventual salida de la UE, haría que los productos catalanes tengan que pagar aranceles para vender en los diferentes países del bloque, lo que, según varios analistas, podría llevar a muchas grandes firmas localizadas en el territorio a mudarse a regiones donde puedan acceder al espacio europeo sin pagos extras. De ahí que la gran patronal catalana augure una caída de las exportaciones y las importaciones.

Para hacer frente a esas perspectivas, los independentistas aseguran que ya han ido diversificando sus destinos, lo que ha reducido considerablemente la dependencia del mercado español.

Fuera de la UE y del euro

Las amenazas de las instituciones europeas de que una Cataluña independiente debería salir de la UE han sido frecuentes. Así lo reiteró este mes de septiembre Margaritis Schinas, portavoz del presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker.

"Si una parte de un país miembro deja de ser parte de ese Estado porque el territorio se convierte en independiente, los Tratados ya no se aplicarían a este territorio y la nueva región independiente, de facto por su independencia, se convertiría en un tercer país respecto a la UE y podría solicitar convertirse en miembro de la Unión", explicó Schinas. 

Tales declaraciones siguieron a otras advertencias por parte de la canciller alemana, Angela Merkel, del primer ministro británico, David Camaron, e incluso del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Sin embargo, para Oriol Amat, catedrático de economía financiera de la Universidad Pompeu Fabra, el hecho de que esté fuera de la UE no significa que Cataluña no pueda continuar en la eurozona.

Hay que tener en cuenta que en Cataluña tienen intereses unas cinco mil empresas europeas y la región sería contribuidora limpia con unos mil 400 millones de euros al año a las finanzas de la UE, sostuvo en entrevista publicada por el sitio cateconomica.com.

Según este especialista, desde una perspectiva económica, y sin entrar en valoraciones políticas, los estudios realizados hacen pensar que, a largo plazo, el PIB catalán aumentaría alrededor de un 6 o 7 por ciento en caso de ser independiente.
 
Los saldos del deporte y la cultura

En términos generales, al hablar del independentismo catalán el tema económico tiene preeminencia, pero el debate puede ser trasladado a otros planos como el del deporte y la cultura.

Durante muchas décadas los nacidos en la comunidad autónoma han defendido esas áreas y han buscado un mayor reconocimiento del Estado español, tanto para su idioma, el catalán, como para manifestaciones artísticas que, de ocurrir la escisión, quedarían fuera de la cultura española.

De ese modo, tradiciones como los castellers, bailes populares como la sardana y la moixiganga, ritmos como la rumba catalana; o platos típicos como los suquets, la escudella, la calçotada, y la salvitxada pasarían a ser cartas de presentación del nuevo país.

Los castellers o torres humanas son una de las tradiciones catalanas.
 

Al mismo tiempo, cantautores de reconocimiento internacional como Joan Manuel Serrat o afamados exponentes del pop-rock como Estopa y Jarabe de Palo podrían dejar de ser reconocidos como españoles para ser catalogados únicamente como catalanes. 

Probablemente la Sagrada Familia, la imponente basílica diseñada por Antoni Gaudí y que aún permanece en construcción, se convierta en el símbolo arquitectónico de la nueva nación.

La Sagrada Familia podría convertirse en símbolo de un nuevo país. 

Pero quizás lo que más lamenten muchos españoles ante la independencia es la posibilidad de dejar de ver al Fútbol Club Barcelona en la Liga Española. Para el Consejo Superior de Deportes está claro que con una Cataluña independiente, el conjunto azulgrana, 23 veces campeón del torneo ibérico y uno los conjuntos más exitosos del mundo, no podría seguir disputando la Liga española.

Tal afirmación se basa en que, de acuerdo con la Ley del Deporte, pueden competir en las ligas españolas solo aquellos equipos que estén afiliados a una federación nacional, y la Federación Española de Fútbol exige que los clubes se afilien a través de una federación autonómica.

Muchos se preguntan si el Barcelona deberá salir de la Liga Española ante una eventual independencia.
 

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