Mujeres del África conviven con el Sida

Este primero de diciembre se celebra Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, como una forma de generar una mayor conciencia en torno al VIH/SIDA y mostrar solidaridad internacional ante la pandemia. Esta fecha se conmemoró por primera vez el 1 de diciembre de 1988.

De acuerdo a cifras del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), en 2013, 35 millones de personas vivían con el VIH. Desde el comienzo de la epidemia, aproximadamente 78 millones de personas contrajeron la infección por el VIH y 39 millones de personas han fallecido a causa de enfermedades relacionadas con el VIH.

En los países del África Subsahariana la situación es grave. La violencia sexual y la falta de acceso a la educación han provocado que 14,3 millones de mujeres convivan con el sida, cifra que representa 58  por ciento de los casi 25 millones de personas infectadas en esta región.

Abusos sexuales

Según ONUSIDA, los abusos sexuales, que en algunos países como Sudáfrica representan 30 por ciento del origen de los contagios, se constituyen como unas de las causas más relevantes de la prevalencia de esta enfermedad entre las mujeres.

"Las mujeres jóvenes son particularmente vulnerables al sexo no consentido y cada vez suponen un mayor porcentaje de las nuevas infecciones", según las Naciones Unidas.

Hasta el doble

A pesar de que los numerosos programas emprendidos por las agencias internacionales y Organizaciones No Gubernamentales han logrado que la prevalencia haya caído 42 por ciento entre 2001 y 2012, la tasa de infección es el doble entre las mujeres.

Cada año, alrededor de 400 mil féminas se infectan con el sida, la mayor parte de las cuales viven en el África Subsahariana, lo que supone 60 por ciento de los nuevos casos diagnosticados en el grupo de población de menos de 24 años.

"En las relaciones sexuales consentidas, la mujer no suele poder decidir ni cuándo ni cómo se practican", explicó la directora de programas de la asociación de Mujeres Luchando contra el VIH en Kenia (Wofak, en su sigla en inglés), Mutie Muthami.

Al ser el hombre el que decide si utilizar preservativo o no, la mujer se encuentra en una situación de riesgo que muchas veces no sabe cómo gestionar porque no es consciente de que también puede decir algo al respecto.

"La falta de información es uno de los mayores problemas que nos encontramos a la hora de luchar contra las nuevas infecciones", añadió Muthami, quien recuerda que, si bien es una cuestión que afecta a ambos sexos, siempre es la mujer la que se lleva "la peor parte".

Por ignorancia

Según los datos de ONUSIDA, en el África Subsahariana 80 por ciento de las mujeres jóvenes no ha podido completar la educación secundaria y una de cada tres no sabe leer.

La elevada de tasa de abandono escolar entre las chicas hace que sea mucho menos probable que reciban algún tipo de educación sexual y, por lo tanto, siempre estarán en desventaja a la hora de establecer las reglas básicas de una relación.

"En las áreas rurales, mucha gente no sabe qué es el sida ni cómo puede contagiarse, por lo que la probabilidad de infección es mucho mayor", denuncia la directora de Wofak.

La vinculación de la mujer a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos hace que no puedan acudir con regularidad a los centros médicos para hacerse las pruebas ni recibir tratamiento.

La prostitución

Otro de los aspectos a tener en cuenta es la prostitución y el riesgo que supone el sexo sin protección tanto para el cliente como para la propia prostituta.

En términos generales, una prostituta tiene 13,5 veces más probabilidades de convivir con el VIH que cualquier otra mujer.

Según las Naciones Unidas, en el África Subsahariana la tasa de prevalencia del sida entre las prostitutas es del 36,9 por ciento, un porcentaje mucho más elevado que en cualquier otra profesión.

En algunos países de África Occidental, se calcula que hasta un tercio de las nuevas infecciones podría ser consecuencia de esta actividad, mientras que en el caso de países como Uganda, Suazilandia y Zambia el porcentaje se reduce y oscila entre siete y 11 por ciento.

"La única manera de corregir esta situación es a través de programas interdisciplinares que tengan en cuenta todos los aspectos sociales y económicos que afectan a las mujeres", reclamó Muthami.

"Lamentablemente, todavía no disponemos de los fondos ni del personal necesarios para llegar a todas las zonas rurales, que son las que más lo necesitan, pero la tendencia es a mejorar y eso es lo que importa", concluyó.