“Me moriré en París con aguacero, / un día del cual tengo ya el recuerdo”, escribió el poeta peruano César Vallejo en su soneto Piedra negra sobre una piedra blanca.
Y el viernes 15 de abril de 1938 murió en París una de las grandes figuras de la poesía hispanoamericana del siglo XX.
"Murió sin aspaviento alguno, dignamente, con la misma dignidad con que había vivido", escribió Juan Larrea, quien presenció el fallecimiento del poeta.
La vida literaria de Vallejo inició en 1918, año en que publicó su primer libro, Los heraldos negros, bajo la influencia del Modernismo de Rubén Darío.
La injusta detención ocurrida en 1920 durante una revuelta popular llevaron a Vallejo a la cárcel. Lo acusaron por robo e incendio y en los tres meses que permaneció detenido escribió una de sus obras más emblemáticas, el poemario vanguardista Trilce (1922).
En su viaje a París conoció al poeta chileno Vicente Huidobro y a Juan Gris, con quienes fundó la revista Favorable París Poema (1926).
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En 1932 se unió al Partido Comunista español y su inclinación hacia el marxismo se vio plasmado en varios escritos.
Entre sus obras póstumas destacan Poemas humanos (1939) y España, aparta de mí este cáliz (1940) donde muestra su visión sobre la Guerra Civil Española, entre otros.
Piedra negra sobre una piedra blanca
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...