Una bomba explotó en la ciudad de Lice, provincia de Diyarbakir (sur) de Turquía al paso de un convoy militar y dejó un saldo de siete muertos y varios heridos, informaron servicios de seguridad.
La detonación ocurrió tras la puesta en marcha de una operación terrorista en la localidad de mayoría turca, pese a que desde diciembre de 2015 está ciudad declaró toque de queda.
En tanto, los enfrentamientos continúan entre los miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y militares turcos.
Este miércoles, la capital del país, Ankara, fue escenario de una explosión situada cerca del Parlamento, la sedes del mando de la Armada y del Estado Mayor y del Ministerio del Interior.
El gobernador de la ciudad, Mehmet Kiliclar, ha asegurado que un mínimo de 28 personas han fallecido y otras 61 están heridas.
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Turquía ataca desde hace semanas posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán en Siria a solicitud del presidente Recep Erdogan, ahora su blanco estaba en el norte de Irak, ante el atentado con carro-bomba, que dejó 28 muertos en Ankara, la capital de Turquía.
El Ejército turco condenó este hecho y consideró terrorista, y según fuentes de seguridad hay posibilidades deque milicianos del proscrito PKK fueron los responsables.
"No sabemos quién hizo esto. Pero podría ser un acto de represalia por las matanzas en el Kurdistán", dijo el co-líder del PKK Cernil Bayik, según citas reproducidas por la agencia de noticias Firat.
Ankara ha apoyado a Estados Unidos en la "lucha antiterrorista" en Siria con el objetivo de acabar con el autodenominado grupo Estado Islámico (EI), no obstante combate de kurdos miembros del PKK en el norte siria e iraquí para controlar sus territorios.
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