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  • Yo también soy americano ¿De verdad?
Fecha de publicación 5 noviembre 2015 - 01:00 PM

¡Yo también soy americano! ¿De verdad?

La intricada historia de cómo los Estados Unidos se han apropiado de un nombre que pertenece a todo un continente, gracias, también, a la ayuda de las élites intelectuales europeas no anglófonas. Una historia de imperialismo lingüístico. Leyendo este reportaje esperen de todo: las ideas más extrañas y las sorpresas más inesperadas.

por Katia Novella Miller

En casi todos los países de Europa y en muchos estados del globo terrestre parece que un inmenso número de personas está por olvidar, si no lo ha hecho ya, que América es un continente y americano cualquier persona que haya nacido en él. Hoy en casi todo el mundo América se ha vuelto el nombre de los Estados Unidos y los únicos americanos, los estadounidenses.

Actualmente para un latinoamericano definirse americano significa exponerse a miradas perplejas, a correcciones, a aclaraciones, a discusiones, a tener que escuchar preguntas llenas de estupor, de incredulidad.

''Si eres latinamericano es irritante ser constantemente expulsado, cancelado de la geografía del continente que te vio nacer''. ''Es como si Sudáfrica se adueñara del nombre de Africa y los otros países se quedaran sin nombre y el mundo tuviera que encontrar uno alternativo para el continente y para los africanos'' sostienen algunos.

Sin duda fuera de Latinoamérica es en los Estados Unidos donde esta polémica está más encendida, almenos privadamente, entre quienes se han apoderado del nombre de América, a menudo inconscientemente, y quienes sienten que se lo están quitando.

''Poner en discusión el origen del nombre de América es poner en discusión nuestras lecciones de historia, nuestra identidad de americanos'', justifican algunos estadounidenses. ¿Pero esto no es válido también para los otros, los excluidos?

Entre los hispanoamericanos parecen ser los mexicanos y los cubanos los que con el pasar de los años han digerido mejor esta exclusión – quién sabe si por la cercanía? - aceptando llamar americanos a los estadounidenses. Pero para la mayoría el tema sigue abriendo viejas heridas.

¿Pero, cómo ha podido suceder que el nombre propio de un continente sea hoy utilizado solamente para un país? Para entenderlo tenemos que dejar la actualidad y hacer un salto en la historia.

El origen

En el 1492 el genovés Cristóbal Colón (1) financiado por los reyes de Castilla y Aragón y por algunos banqueros de Génova partió en busca de una nueva ruta para la India – necesaria ya que la invasión otomana (turca) había bloqueado el comercio europeo con Asia – y llegó a las islas del Caribe pobladas por los indios Arawak y las llamó India, convencido que se tratase de la tierra de las especias que buscaba. Colón, que había obtenido amplios poderes y derechos sobre los territorios que habría 'descubierto', instauró lo que luego habría sido el sistema colonial español y portugués e inció el comercio de esclavos. Pero después de su tercer viaje, víctima de la envidia, la codicia y la xenofobia de otros navegantes, tuvo que regresar a España encadenado. Los reyes le quitaron todos los privilegios que le habían otorgado y aun sí le permitieron hacer un cuarto y último viaje en el que circunnavegó las costas centroamericanas, su nombre cayó en desgracia y en el olvido dejando el campo abierto a otros exploradores.

En Sevilla Colón había conocido al florentino Américo Vespucio. Américo trabajaba en el Alcázar para Giannotto Berardi, el mercante florentino más importante de Andalucía - Berardi representaba al florentino Bartolomeo Marchioni, el hombre que controlaba en nombre propio y para los Medici el comercio de oro y esclavos en Portugal.

En el 1494 Vespucio organizó para los hermanos Colón una expedición de esclavos.

Al comienzo la relación entre los dos fue puramente comercial, luego epistolar pero poco a poco se convirtió en una relación de amistad y estima. Un apego hecho de confidencias, alimentado por el interés que ambos nutrían por esas tierras lejanas y muy probablemente reforzado por esas sospechas que los dos despertaban por ser extranjeros.

El número de viajes hechos por Vespucio es incierto, tres o cuatro. Los primeros dos para la corona española, los otros para los portugueses. En sus exploraciones Vespucio inspeccionó las costas atlánticas de América del Sur llegando en su tercera expedición hasta la Patagonia.

Como era de esperarse su colaboración con los portugueses despertó las malas lenguas y cuando en España se descubrió que utilizaba los mapas oficiales en sus lecciones privadas de cartografía, se le prohibió de seguir enseñando y de prestar ulteriores servicios al rey. Y como sucedió a su amigo Colón, sus últimos años fueron marcados por pocas comodidades y la nostalgia por esa 'nueva tierra' que no habría visto nunca más. Pero si es cierto que Colón siempre estuvo convencido de haber llegado a la India (Asia), como sostiene la mayor parte de los expertos, Vespucio se dio cuenta que se trataba de un 'Mundus Novus': y fue gracias a esta intuicón que ha llegado su nombre hasta nosotros.

El nombre de América

Aun si algunos estudiosos sospechan que en las relaciones de sus viajes, escritas entre 1497 y 1504, Vespucio haya deseado para si los méritos del descubrimiento – pero hay que subrayar que las relaciones fueron publicadas en Florencia y por lo tanto no es improbable que hayan sido los mismos florentinos quienes querían para sí mismos la medalla del excepcional hallazgo – no dependió de Vespucio el que hoy su nombre esté en la boca de todo el mundo, sino de los alemanes.

En 1507 llegó a manos del Duque de la Lorena, Renato II, un ejemplar de una carta de Vespucio que contenía la relación de sus cuatro viajes (2) y un mapa del Sudamérica. El Duque era el protector del monasterio de Saint-Die, donde los monjes dividían su tiempo entre rezos, himnos sagrados y actividades amanuenses. El convento de Saint-Die tenía una pequeña imprenta (3) que producía ediciones de obras únicas. En ese momento estaban preparando una nueva edición de la Geografía de Ptolomeo (4), pero apenas se enteraron de la carta y del mapa de Vespucio abandonaron el proyecto y decidieron publicar un pequeño volumen que habría anunciado a la 'humanidad conocida' el descubrimiento del cuarto continente.

Es al alemán Martin Waldseemüller a quien se debe la difusión del nombre.

Martin Waldseemüller, corrector de bocetos, diseñador y cartógrafo que había estudiado en la Universidad de Friburgo, fue el encargado del proyecto. Muy probablemente Matthias Ringmann lo ayudó escribiendo el texto.

El 24 de abril de 1507 fue publicado el pequeño libro con el título 'Cosmographiae Introduction'. El texto estaba acompañado de un planisferio, una página recortable que pegada a una esfera daba una idea exacta del globo terrestre (según algunos historiadores el modelo era idéntico al que Vepucio había hecho con sus manos y había regalado al 'Popolano', apodo de Lorenzo di Pierfrancesco de' Medici). En el último capítulo del librecillo aparecía el texto que volvió célebre el nombre del florentino:

''Una cuarta parte del mundo ha sido descubierta por Américo Vepucio...no veo razón alguna para no llamarla América, como la tierra de Americus, en honor a Americus su inventor''.

El pequeño volumen con el mapa obtuvo un éxito enorme. Solamente en1507 se imprimieron siete ediciones. Y fue así que – sin hacer justicia a Colón, que murió olvidado en1506 – comenzó a popularizarse en Europa, y luego en el resto del mundo, el nombre creado por los alemanes: América.

¿Pero qué tenían que ver los alemanes?

Nombrar es dominar

A pesar de que el reino castellano-aragonés tenía casi todos los derechos sobre las tierras apenas invadidas, no lo tuvo para nombrarlas. Es útil recordar que la nomenclatura geográfica mundial está profundamente enlazada con la historia de las invasiones, de los intereses económicos y con las luchas de poder entre los varios grupos humanos.

El que hayan sido los 'germanos' en dar un nombre a las tierras 'descubiertas' por los españoles – cuya propiedad (inicialmente dividida entre españoles y – en una pequeña parte – portugueses) había sido sancionada por el Papa español Alejandro VI – no era que una manera de cuestionar la 'exclusividad' de España. La evidencia histórica en favor de esta tesis: pocos años después del 'descubrimiento' todas la potencias europeas de aquellos tiempos – primero Portugal, luego Inglaterra, seguidos por Francia, Holanda y Suecia – comenzaron a desafiar a España reclamando para sí el derecho de poseer territorios en aquel 'Mundus Novus' y ocupando tierras 'oficialmente' españolas.

América contra las Indias Occidentales

En el siglo XVI casi toda Europa comenzó a llamar al cuarto continente América, pero en España y Portugal este nombre comenzó a emplearse siglos más tarde. En los primeros años que siguieron al 'descubrimiento' los españoles se referían a esas tierras llamándolas 'Las Indias'. Posteriormente, cuando fue claro que se trataba de un 'nuevo continente' y no de China o India, el nombre se convirtió en 'Indias Occidentales' (5) para diferenciarlas de las orientales. Y este fue el nombre que se utilizó en España, Portugal e Iberoamerica para identificar al 'Mundus Novus' hasta el siglo XVIII: Indias Occidentales, no América.

Para sus habitantes fue creado un nuevo léxico basado en la desigualdad étnica, un sistema de castas, con una específica terminología para los distintos tipos de mestizaje étnico. Durante la colonia españoles y franceses llamaron, respectivamente, a los hijos de los europeos que nacían en el continente americano criollos (que proviene de la palabra crío = descendencia) y créole (en Canadá y otros territorios franceses americanos). Los nativos eran llamados indios o indien, nombre dado a los pueblos originarios por Cristóbal Colón. Para el mestizaje étnico: mulato (negro y blanco), zambo (negro e indio), mestizo (originariamente indio y blanco)...

En la colonia portuguesa, el Brasil, los términos crioulo y criolo se utilizaron para designar a personas negras o de tal linaje; la única excepción fue el estado de Río Grande del Sur, ex dominio español, en el que criolo designaba a una persona de sangre europea. Mientras que en el resto de Brasil muy probablemente las personas con tal ascendencia eran llamadas brasileiros.

Los primeros en definirse 'americanos' fueron los europeos y sus descendientes de las Trece Colonias británicas fundadas en Norteamérica por los ingleses en los siglos XVII y XVIII. Desde que ocuparon los primeros territorios y comenzaron las migraciones, los británicos llamaron al 'Mundus Novus' América y a quien vivía o nacía en la otra orilla del Atlántico americano. ¿Pero qué significaba exactamente 'American' para los angloparlantes de aquellos tiempos?

Sobre la historia semántica de esta palabra (adjetivo) existe poca información disponible, pero de lo poco que se sabe se puede deducir que 'American' era usado solamente para los blancos. Y hasta el '800, exclusivamente para europeos de áreas geográficas y credos religiosos específicos.

La palabra compuesta 'nativo americano' (Native American) apareció por primera vez en el Oxford English Dictionary en 1737, pero no está claro su significado. Sin embargo algunos datos históricos hablan por sí solos: en 1850 un grupo de protestantes anglosajones usaba con mayúsculas 'Native American' para autodefinirse y para diferenciarse de los nuevos inmigrantes irlandeses y alemanes predominantemente católicos; de hecho en el siglio XIX algunos protestantes estadounidenses constituyeron el partido político 'Know-Nothing' (saber nada) que después de unos años fue renombrado 'The Native American Party' - curiosamente esos primeros 'Americans' sostenían que solamente los británicos (ingleses, galeses, escoceses) y los alemanes de la Sajonia, ambos grupos protestantes, pero no los irlandeses o los alemanes de otras zonas, principalmente católicos, no podían ser considerados blancos y por lo tanto tener los mismos derechos.

El uso de 'Native American' para referirse a los pueblos originarios se difundió en los Estados Unidos mucho más tarde, con los movimientos de derechos civiles de 1960-1970. Durante la colonia los pueblos originarios fueron llamados, como en el resto del continente, 'Indians'.

¡Todos somos americanos!

Es con los movimientos independentistas del siglo decimonónico que el nombre de América se incorpora en el lenguaje de todo el continente adquiriendo un valor emancipatorio. Tanto en las colonias inglesas como en las españolas, los partidarios de la independencia defendieron un espíritu americanista en oposición a la Europa imperialista: al dominio europeo en el 'Mundus Novus'.

Derrotados España y Portugal por Inglaterra, incitados por la codicia y los conflitos identitarios de las élites locales y por los anhelos de justicia de las clases más pobres, los iberoamericanos se olvidaron que se encontraban en las Indias Occidentales y abrazaron el nombre de América creado por los 'alemanes' y ya consolidado en las colonias británicas del norte y en gran parte de Europa. América se había vuelto todo el continente!

Cuando en 1776 las colonias inglesas adoptaron el nombre de Estados Unidos de América, los nuevos gobernantes de las tierras que se independizaron de España y de Portugal en el '800 hablaban de las 'repúblicas americanas'. Las palabras 'América' y 'americano' fueron ampliamente utilizadas por líderes como Simón Bolívar (general de las fuerzas independentistas de la América del Sur española); 'América' y 'americano' fueron nombres de instituciones, organizaciones, eventos, cumbres continentales: en 1847 y en 1864 en la ciudad de Lima se celebró el 'Congreso Americano'...Pero apenas se consolidaron los nuevos estados, el doble americanismo – Estados Unidos y continente – se volvió conflictivo. A los políticos e intelectuales iberoamericanos, españoles y portugueses de entonces este doble uso de 'América' no les gustó y prefirieron hablar de los Estados Unidos de Norteamérica continuando empleando el nombre América para el continente.

Evidentemente la fundación de los Estados Unidos en 1776 creó una ambigüedad con el nombre que en aquellos tiempos en inglés podía referirse al país o a todo el continente. La solución que encontraron los países anglófonos - pero no el Canadá o las colonias caribeñas- fue simple y obvia: considerar que habían dos continentes, dos Américas - en inglés 'Américas' es el plural. En síntesis para los iberoamericanos había y hay solamente un continente americano; para los estadounidenses y muchos anglófonos hay dos – y hay quien dice tres: América es el país y Americas es el hemisferio occidental, los continentes americanos (el confín entre estos dos continentes, según los estadounidenses medianamente instruidos, está en el norte de Panamá – curioso!: en la vieja frontera colonial entre el Virreinato de Nueva España y el Virreinato del Perú).

En el transcurso de los años algunos intelectuales de los Estados Unidos han tratado de sensibilizar a la población local sobre este tema. En 1987 el artista chileno Alfredo Jaar presentó en la pantalla gigante de Times Square, en Nueva York, un mapa de los Estados Unidos atravesado por la frase: ''Esta no es América''. Sucesivamente la palabra América se expandía hasta ocupar toda la pantalla y la 'R' se convertía en el mapa de todo el continente.

''El objetivo era hacer reflexionar a los estadounidenses, hacer que se den cuenta que este país se ha

apoderado del nombre de América y que hasta nuestro lenguaje cotidiano nos obliga a imaginar solamente una dimensión de América'', explicaba Peter Winn, profesor de Historia de la Tufts University en Massachusetts. ''Muchos estadounidenses olvidan que compartimos América con otros 33 países con casi medio billón de habitantes''.

''Lo que hace la asociación de América con los Estados Unidos particularmente irónica – evidenciaba Winn – es que el nombre fue utilizado por primera vez en los libros y mapas del siglo XVI asociándolo a Sudamérica después de los viajes de Américo Vespucio en esas zonas''.

También en Canadá, donde hoy comúnmente se usa el adjetivo 'americano' para los estadounidenses, esta apropiación es causa de resentimiento y recelo.

El Canadá

Aunque casi todos los canadienses llaman a sus vecinos del sur 'americanos' (y generalmente no les gusta ser confundidos con ellos), nunca han visto con buenos ojos que los EE.UU. hayan hecho del nombre de todo el hemisferio occidental un dominio propio y exclusivo. De hecho los canadienses usan 'Estados Unidos' o 'Estados Unidos de América' cuando se refieren al país fronterizo y el nombre 'América' lo utilizan para todo el continente. En la burocracia canadiense los estadounidenses son clasificados como 'other North Americans', 'otros norteamericanos'.

'América para los americanos'

Indudablemente fue el famoso eslogan 'América para los americanos' de la doctrina Monroe de los primeros decenios del '800 ' algo que resultaba particularmente irónico para los americanos no estadounidenses. '¿Cuál de las Américas y para cuáles americanos?' . Así que no debe sorprender que fuera exactamente en esos años que los hispanoamericanos comenzaron a sentir la necesidad de un nombre alternativo para sí mismos.

América Latina

La ironía de la historia: tampoco esta vez fueron los iberoamericanos quienes crearon este nombre compuesto, sino los franceses, interesados en ganar influencia en esas zonas ya que España y Portugal no eran más potencias. El pensamiento francés propuso un modelo conceptual que se volvió la base del término 'América Latina'.

En 1836 el economista y político francés Michel Chevalier publicó en Paris las crónicas de sus viajes en el continente americano. ''Los dos linajes, el latino (6) y el germánico se reproducen en el nuevo mundo. América del Sur es como Europa meridional, católica y latina, mientras América del Norte...''. Muchos intelectuales y políticos europeos e hispanoamericanos comenzaron a utilizar el adjetivo 'latino' para enfatizar la diferencia de estos países con los Estados Unidos y la afinidad con la cultura francesa. El gobierno parisino obviamente estaba entusiasmado. ''Solamente Francia'' – que en ese momento se disputaba el dominio del mundo con Inglaterra – ''puede prevenir que esta familia (latina) sea sumergida por la doble inundación de germanos y anglosajones'', escribía Chevalier (Phelan 465). Como consecuencia el mercado iberoamericano se llenó de productos franceses y los franceses obtuvieron un acceso privilegiado a las materias primas de la zona; en nombre de estas ideas fue establecido un gobierno francés en México entre el 1861 y el 1867...

En 1848 el nombre 'América Latina' fue utilizado por primera vez para una organización internacional: La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de las Naciones Unidas. Después de la segunda guerra mundial, en las universidades estadounidenses el término 'Latin American Studies' (estudios latinoamericanos) se convirtió en el favorito para designar los estudios sobre los países al sur de los Estados Unidos incluyendo el Caribe.

''En realidad el desarrollo de la identidad latinoamericana ha sido un mecanismo de interiorización de un sentido de si dado por países extranjeros.

Paradójalmente también el progreso que hubo después de la independencia ha sido alimentado por valores y costumbres europeos (ingleses, franceses) y posteriormente estadounidenses'', señala Philip Swanson del Departamento de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad de Sheffield, en Gran Bretaña. Y es evidente que es solamente una historia de colonialismo y dependencia lo que permite de agrupar a tantos estados y tantas culturas distintas con el nombre de 'América Latina': ex colonias inglesas del Caribe, ex colonias holandesas, españolas, portuguesas... En efecto América Latina no es una unidad cultural, histórica, étnica o económica, es una categoría geopolítica. El nombre América Latina unifica a los países americanos más débiles económicamente e históricamente más dependientes. Y para muchos latinoamericanos y expertos sobre el tema, es un nombre excluyente y engañoso.

En América Latina hay zonas que fueron dominadas por los ingleses, los holandeses, que no son latinas. En América del Norte hay zonas que estuvieron bajo el dominio de Francia, España pero que no son consideradas latinoamericanas. Además las poblaciones nativas, numerosas en países como Guatemala, Bolivia, Ecuador, México y Perú no pueden considerarse latinas y quedan excluidas del nombre que se ha dado a la región en la que viven. Y lo mismo vale para los descendientes de africanos, asiáticos, árabes, judíos, germánicos, anglosajones de América Latina.

El significado de 'Americano' en inglés y los nombres alternativos propuestos para los Estados Unidos

Para la gran mayoría de los estadounidenses contemporáneos americano se refiere solamente a los Estados Unidos, pero todavía hoy quedan algunas excepciones lingüisticas con un significado continental, aunque pocas. Entre estas 'American Spanish', que quiere decir 'español americano', para diferenciarlo del castellano de España; en el nombre 'Organization of the American States', Organización de los Estados Americanos (referido a todos los países del continente); para los pueblos nativos del continente 'Native Americans' o 'Americans'.

Con el paso del tiempo, algunos estadounidenses han tratado de obviar esta apropriación sugiriendo nuevos nombres para el país y para sus ciudadanos. Desde 1789 hasta 1939 han sido propuestos varios adjetivos para sustituir 'American' (americano): columbian, columbard, fredonian, frede, unisian, united statesian, colonican, appalacian, usian, washingtonian, usonian, uessiam, u-s-ian, uesican, united starter. Para el país el nombre 'Columbia' ha sido la alternativa más conocida, pero ninguna de estas propuestas ha tenido éxito.

En la regulación comercial la ambigüedad que supone el uso del nombre de América ha sido evitada (y así también posibles conflictos legales), con la denominación de origen 'Made in the US' o 'Made in the USA' (hecho en los Estados Unidos en vez de 'Made in America').

América y americano en el mundo de hoy

En japonés un ciudadano de los Estados Unidos es un 'amerika-jin'.

En ruso un estadounidense es un 'amerikanec', para los hombres, y 'amerikanka', para las mujeres.

En chino 'meriguó' es Estados Unidos, 'meizhou' el continente americano: 'guo' país, 'zhou' continente.

En francés, en el 'Grand Dictionnaire Encyclopédique' y en el 'Petit Robert des Nomes Propres' se usa el singular para el continente, pero en el lenguaje corriente es común utilizarlo para los EE. UU.

En los diccionarios de alemán el nombre América designa el continente pero es siempre más difundido su uso para nombrar los Estados Unidos, ídem el adjetivo americano.

En italiano la Enciclopedia Treccani hasta el día de hoy define América el continente y americano quien ha nacido en él. Pero los medios de comunicación y la gente los usan para los Estados Unidos.

En el Diccionario de inglés Cambridge. América: ''los Estados Unidos o Norte y/o Sudamérica''. Americano: ''de o relacionado a los Estados Unidos; de o relacionado con Norteamérica y/o Sudamérica''.

En el Diccionario británico Oxford. América: ''la masa de tierras del Hemisferio Occidental que se extiende desde Sudamérica hasta Norteamérica; usado como nombre de los Estados Unidos''. Americano: ''relacionado o característico de los Estados Unidos o sus habitantes; de o relacionado a los continentes americanos''.

El diccionario de la Real Academia Española recientemente ha modificado la definición de América y americano, probando que en la actualidad estas palabras son generalmente usadas en referencia a los Estados Unidos y desaconsejando el uso con este inapropiado significado.

Es innegable y ante los ojos de todos que en el mundo entero es cada día más arraigado el uso de América para denominar solamente a los Estados Unidos y de americano para llamar a las personas que han nacido en el país norteamericano. Esta divulgación se debe a la influencia económica y cultural de los Estados Unidos y de los países anglosajones en el mundo e, indudablemente, al uso masivo de estas palabras para nombrar a los EE: UU. y a sus ciudadanos por parte de los medios de comunicación de los varios países del globo terrestre, canales de televisión, radios, periódicos, revistas.

¿Todavía buscando una identidad propia?

Como hemos visto ya el nombre de América como el de América Latina no han sido creados por los iberoamericanos, sino por fuerzas foráneas. Y hoy una buena parte de la población que vive al sur del Río Grande cuestiona la inadecuada palabra 'latinoamericano' y un resentimiento la empuja a batallar en la tentativa nostálgica y probablemente sin esperanza de retomar posesión del nombre de América.

Mientras tanto los medios de comunicación más potentes de la zona, como la venezolana Telesur, y – hay que resaltar - mucho del periodismo hispanoamericano, relanzan reflexiones que surgieron en los años de la post independencia. Principalmente pensamientos y reformulaciones de las ideas del cubano José Martí – que en su ensayo 'Nuestra América' ponía en guardia sobre la enorme influencia y penetración de la cultura estadounidense - y del uruguayo Enrique Rodó - que en el libro 'Ariel' resaltaba que la unidad existente en las varias naciones que emergieron después de la colonia es más fuerte que las diferencias que las dividen recalcando la necesidad de una unión. Pero contraria - y paradojicamente - el periodismo hispanoamericano está también volviendo a proponer el mismo fenómeno de interiorización de conceptos extranjeros que han caracterizado la historia de la América eternamente en vías de desarrollo y que hizo enfadar a personajes como Martí y Rodó: sugiriendo continuamente a los lectores, al público televisivo y radiofónico iberoamericano el nombre dado por los estadounidenses y el mundo angloparlante a esa parte del mundo, y por consecuencia, su visión de dos continentes: Américas.

Nombrar es apropiarse

Sorprendentemente – pero también obvia consecuencia histórica – hoy los más conscientes de estos fenómenos ligüísticos parecen ser los pueblos originarios (7). De hecho son ellos los más activos y creativos en esta batalla de nombrar.

En la segunda Cumbre de los Pueblos Originarios Americanos que se celebró en Quito, Ecuador, en el 2004 fue utilizado por primera vez el nombre 'Abya Yala' para designar a todo el continente americano. Y hoy varias asociaciones, organizaciones, comunidades, instituciones y representantes nativos de todo el continente lo han adoptado.

Abya Yala ''es un nombre bastante conocido en algunos ambientes de los Estados Unidos – cuenta el Indian Country Today Media Network – principalmente en las comunidades del sur-oeste y en el sur de California, pero aún no es 'universal'. Aquí, en el norte, nosotros llamamos a esta tierra 'Turtle Island' (Isla de la Tortuga)''.

''Es todavía una cuestión abierta en mi libro, pero en el sur de los Estados Unidos ya lo usan'' confirma Antot Masuka de Native American Indian Culture.

Abya Yala significa: territorio salvado, preferido, ensangrentado, de la madre grande. Este nombre fue dado al continente por el pueblo originario Kuna – de las montañas del Darién, en Panamá – antes de la llegada de los europeos y es uno de los pocos nombres nativos del continente que han sobrevivido hasta nuestros días.

''Abya Yala quiere ser una opción sobre la idea de que un sistema distinto puede ser refigurado y es posible. Dar nombre propio es apropriarse. Es hacer propio un espacio. Y es exactamente esto lo que los pueblos originarios están proponiendo con este 'otro' léxico' '', explican en el sitio web del pueblo originario Tupí Guaraní 'Crónicas de la Tierra sin Mal'.

La historia nos demuestra que las palabras pueden cambiar de significado de un día a otro. Y que la creación de nuevos nombres es una constante de la humanidad. Así que no es disparatado preguntarse si en un continente cada día más presionado a revisar su historia, en el que los pueblos originarios están regresando a tener mayor visibilidad e influencia, en el que la fuerza del mestizaje cultural y étnico – que va remarcado es una característica de todas las sociedades humanas – es particularmente fuerte e irrefrenable...¿podría venir propio de los pueblos originarios la solución del problema del nombre de América?

''Llegará el día en el que los nombres europeos desaparecerán de los países del 'Nuevo Mundo' y serán restituidos los antiguos'', dijo en el '800 el fraile Servango Teresa de Mier del Virreinato de Nueva España (8). Solamente el tiempo podrá decir si tenía razón.

Notas

(1) Algunos sostienen que era catalán, otros gallego, otros portugués, otros judío.

(2) Son ciertos solamente tres viajes de Vespucio, dos hechos para la corona castellano-aragonesa, uno para los portugueses.

(3) Los 'germánicos' fueron los primeros europeos en desarrollar la tipografía.

(4) Mapa de Ptolomeo, a pesar de que no han sido halladas copias del original, se sabe que fue realizado por el astrónomo, astrólogo, químico, geógrafo y matemático greco-egipcio Claudio Ptolomeo alrededor del 150 dc. Es el primer mapamundi que se conoce y aquella era la imagen que los europeos tenían del planeta tierra antes del 'descubrimiento' del continente amercano.

(5) Curiosamente el nombre de 'Indias Occidentales' ha sobrevivido hasta el día de hoy en las ex colonias británicas del Caribe.

(6) Latino: la lengua de la Antigua Roma y de los pueblos conquistados por ella.

(7) 'Pueblos originarios': esta palabra compuesta hace parte del nuevo léxico adoptado por las comunidades nativas iberoamericanas para superar las definiciones y palabras eurocentristas como pueblos indígenas, aborígenes, indios...En Canadá se usa 'Premieres Nations' y 'First Peoples'; en los Estados Unidos desde 1968 'American Indian' y 'Native American' (vale para los nativos de todo el continente).

(8) Terminada la fase de la 'conquista', los españoles dividieron en dos bloques administrativos sus posesiones de ultramar.: el Virreinato de Nueva España, desde Costa Rica hasta gran parte de los actuales Estados Unidos, incluyendo las islas del Caribe, con capital en la actual Ciudad de México; y el Virreinato del Perú o de Nueva Castilla, desde Panamá hasta la Patagonia, con capital en Lima. Brasil era colonia portuguesa.

Glosario

* COLON, COLONIA, COLOMBIA & COLUMBIA. La palabra 'colonia' y el verbo 'colonizar' no derivan de Colón como haría pensar fácilmente su apellido en castellano (en italiano es Colombo). El verbo 'colonizar' proviene de la palabra latina 'colonia' (territorio establecido por personas que no son del lugar). Del nombre de Colón proceden los nombres de Colombia en el territorio hispanohablante y Columbia en el territorio angloparlante.



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