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  • URUGUAY Y LA RESOLUCIÓN DEL MERCOSUR
Fecha de publicación 7 agosto 2017 - 05:24 AM

Para quienes desean preservar la paz en América Latina, la reciente decisión de los cancilleres del MERCOSUR contra Venezuela suspendiendo por tiempo indefinido los vínculos de ese país con el bloque regional, es un hecho políticamente grave en muchos sentidos.

Pero lo es mucho más en el caso de la República Oriental del Uruguay, porque lastima las esperanzas de muchos ciudadanos afines hasta hoy con el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, contradice las tradiciones del Uruguay en materia de política exterior y  vulnera sus mandatos constitucionales explícitos.

Rechazo de varios partidos del Frente Amplio

Varios sectores del Frente Amplio, partido de gobierno en el Uruguay, salieron de inmediato al cruce de la resolución con sus comunicados, en los portales web y en las redes sociales.

Por ejemplo, con fecha en Montevideo, 5 de agosto de 2017, el Partido Comunista del Uruguay (PCU) expresa: “El Partido Comunista de Uruguay, ante la lamentable resolución tomada por los Cancilleres del MERCOSUR, reunidos en el día de hoy en San Pablo, Brasil, suspendiendo todos los derechos de la República Bolivariana de Venezuela en el bloque de integración regional, expresa su más absoluto rechazo a este nuevo y grave paso que lejos de ayudar a superar la crisis política, social y económica de Venezuela, a través del diálogo y la paz, fortalece la lógica de la confrontación. No es aislando a Venezuela que se aporta a lapaz sino tendiendo puentes de encuentro y diálogo”.

En otros párrafos, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Comunista de Uruguay (PCU) agrega: “Conscientes del momento histórico que vivimos en el mundo y la región, que es de crisis del capitalismo y contra ofensiva del imperialismo, con fraternidad y con firmeza, decimos que no compartimos en lo absoluto la posición asumida por nuestro gobierno.Por ello, basados en nuestra histórica definición antimperialista y de defensa de la autodeterminación de los pueblos, que es también la de nuestro Frente Amplio, expresamos nuestra total solidaridad con el pueblo venezolano y con su derecho inalienable a la paz, la democracia, la libertad”.

Por su parte el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) abunda en la misma línea:

“Nos resulta insólita e inadmisible la postura de nuestro gobierno sumándose a la de los gobiernos de Temer, Cartes y Macri quienes castigan a sus pueblos con políticas de ajuste salvaje y represión. Por estos motivos no portan legitimidad alguna para cuestionar la democracia de otro pueblo de nuestra América (…) El Comité Central del Partido por la Victoria del Pueblo reitera su repudio a las fuerzas belicistas promotoras del caos y de la intervención militar externa. El territorio venezolano es inmensamente rico en reservas de petróleo y minerales raros. Venezuela constituye una pieza clave del tablero geopolítico continental y mundial. Es público y notorio que Washington es el principal interesado en la polarización de la situación venezolana”.


En una enumeración que no pretende ni puede ser completa a estas horas, la Lista 711 de Raúl Sendic, en actual ejercicio de la Vicepresidencia de la República Oriental del Uruguay, expresa en su declaración: “Reafirmamos nuestro más absoluto respeto al principio establecido en la carta de las Naciones Unidas, de no injerencia en los asuntos internos de cualquiera de los estados miembros y en defensa irrestricta de la autodeterminación del pueblo venezolano. Asimismo, nos unimos al llamado al diálogo en Venezuela efectuado por el Secretario General de las Naciones Unidas y entendemos imprescindible que la comunidad internacional y los organismos de integración regionales, UNASUR, CELAC y en particular el MERCOSUR, ayuden a una salida pacífica negociada”.

La declaración de la Dirección Nacional de la Lista 711 concluye: “Por tal motivo, no compartimos y rechazamos enfáticamente, la resolución tomada por el conjunto de los Estados parte del MERCOSUR, de suspender a la República Bolivariana de Venezuela en todos sus derechos y obligaciones como Estado Parte del MERCOSUR. La resolución, que contó con el respaldo de nuestro Gobierno, no contribuye en nada a los esfuerzos que se vienen desarrollando en procura de la prevención de la violencia y por ende la pérdida de vidas humanas. Tampoco resulta oportuna atendiendo a la amenaza externa a la que la hermana Venezuela se ve sometida. El aislamiento es funcional al bloqueo y la agresión”.

Además del rechazo de sectores que integran el Frente Amplio, partido de gobierno, habíamos anunciado que debíamos referirnos a ciertas tradiciones del Uruguay en materia de política exterior. Abordaremos esa dimensión histórica en el siguiente tramo.

Tradición de la política exterior del Uruguay

La hora exige mesura cuando se escribe desde lejos. Más aún cuando uno se entera de que acaba de ser conjurado un ataque en  el fuerte militar de Paramacay, estado de Carabobo en Venezuela. De todos modos, excede nuestros propósitos abordar desde un punto de vista académico la larga tradición de posturas de independencia del Uruguay respecto de los grandes polos del poder histórico en los siglos XX y XXI.

Como botón de muestra, alcanza recordar que hasta los políticos denominados como “conservadores” en los momentos más críticos de un mundo en guerra contribuyeron a la no instalación de bases militares estadounidenses en territorio nacional. El canciller Rodolfo Nin Novoa debería haberse nutrido un poco más en esos nobles antecedentes y un poco menos en las groseras manipulaciones mediáticas contra el gobierno de Nicolás Maduro, que han sido largamente refutadas (pero que parecen no terminar jamás como sugiere el video de RT incluido en la nota con las declaraciones de Ernesto Villegas en el portal de Telesur).

Aquellas decisiones históricas se habían nutrido, por ejemplo, de las ideas de Luis Alberto de Herrera (1873-1959), caudillo del Partido Blanco (o Nacional). En una vieja compilación a cargo de Carlos Lacalle titulada  El Partido Nacional y la política exterior del Uruguay (1947), puede encontrarse un pasaje titulado “LXXXVI –La palabra final” Allí Luis Alberto de Herrera expresaba: “El Partido Nacional (…) ha sido, una vez más, consecuente con el criterio que ha mantenido durante toda esta, ya larga, y dolorosa, etapa de la historia del mundo: luchar porque nuestra patria no quede envuelta en el juego de los intereses extraños a sus propios destinos (…) La mistificación y el sofisma se han adueñado de las propagandas, buscando los puntos sensibles de las muchedumbres. Antes se contrataban los soldados aislados para defender la querella del señor feudal. Ahora, nueva y satánica forma del “condottiere” se buscan naciones soberanas para enfilarlas –luego de disciplinarlas, amaestrarlas y armarlas-, en el séquito bélico de inhumanos super-estados (…) En nuestra América se asoma una tercera posición – no incompatible con otras que alumbren en otros cielos-, la de los pueblos que sin pactos, sin “actas”, sin compromisos, pueden unir sus movimientos espirituales en torno de una misma fe en el hombre, a un mismo anhelo de justicia social, a una misma esperanza de vida vivida en paz” (Lacalle, 1947, págs.. 759-761).

Quien logró imponer en el ámbito parlamentario la perspectiva anti-imperialista de Luis Alberto de Herrera fue Eduardo Víctor Haedo (1901-1970) –el mismo político blanco que recibiera en su estancia “La azotea” a Ernesto “Che” Guevara–. Según César Di Candia, en un artículo sobre Haedo, expresaba que sus contemporáneos  lo reconocían como “un orador de primera línea de extraordinaria persuasión para las masas, recordando que su interpelación en 1943 al Canciller de la época sobre la instalación de bases norteamericanas en nuestro país, fue de las más brillantes de nuestra historia parlamentaria”.

Con palabras increíblemente vigentes decía en el Parlamento uruguayo Eduardo Víctor Haedo: “No puede aceptarse la doctrina de que para el Uruguay signifique lo mismo reconocer o no, el gobierno de la Argentina que el de cualquier otro país, Haití u Honduras, por ejemplo. Tal actitud sería (…) totalmente inconveniente, y adoptarla constituiría un paso de trascendencia, de proyecciones alarmantes. Muy peligroso, sobre todo para los países pequeños, resulta admitir que sean extraños los encargados de decir si un gobierno es bueno o malo, si es democrático o no lo es, si conviene o no que subsista, porque eso, generalizado, significa poner en manos de terceros , lo que de acuerdo hasta con la Carta del Atlántico, pertenece a la autodeterminación de los pueblos (Haedo, 1946, pág.).

Agregaba Haedo en otro tramo de su intervención que la autodeterminación de los pueblos hace rechazar cualquier “tribunal examinador que viniera a decirle a nuestros pueblos, como si fueran menores de edad o incapaces, si determinado gobierno les conviene o no, si determinado gobierno es democrático o no (…) De la misma manera que no admito que ninguna nación extranjera intervenga en los destinos de mi país, condeno como traición, como delito de lesa patria, tener aparcerías con políticos de cualquier filiación, de países extranjeros, para intervenir en el derrocamiento o en la exaltación de gobiernos ajenos. Como no quiero tutores para el Uruguay, no quiero que éste se erija en tutor de nadie” (Haedo, 1946, 255-256).

Pero mucho antes que Eduardo Víctor Haedo y Luis Alberto de Herrera, José Enrique Rodó (1971-1917) en su célebre Ariel (1900) había advertido contra la influencia perniciosa de los EE.UU:  “La poderosa federación va realizando entre nosotros una suerte de conquista moral. La admiración por su grandeza y por su fuerza es un sentimiento que avanza a grandes pasos en el espíritu de nuestros hombres dirigentes, y aún más, quizá, en el de las muchedumbres, fascinables por la impresión de la victoria. Y de admirarla se pasa por una transición facilísima a imitarla”.

 Pero esa noble tradición anti-imperialista –habría que mencionar dentro de ella la obra filosófica e histórica de Alberto Methol Ferré, la prédica de Carlos Quijano y su semanario Marcha, o la inspiradora trayectoria de Wilson Ferreira Aldunate– tal como veremos, no es lo único que ha vulnerado la penosa complicidad de Uruguay en la resolución de los cancilleres del MERCOSUR.

¿Violación de un mandato constitucional?

Los que estamos dolidos y azorados ante la firma del canciller Rodolfo Nin Novoa no necesariamente adherimos al proceso bolivariano en todos sus términos. Pero ya se trate de una adhesión crítica al gobierno de Venezuela, o incluso de una actitud de respeto sin adhesión alguna, en todo caso resulta inadmisible que pase desapercibida la falta de credenciales éticas de los gobiernos de Macri, Temer y Cartes, para erigirse en jueces de otras naciones latinoamericanas. Y ya que se meten, suponiendo que no sean cínicos, es increíble que omitan discernir con claridad entre la oposición democrática  y la oposición violenta, que ataca con armas sedes del gobierno, utiliza mercenarios, instiga a menores de edad y quema vivos a los chavistas, o a aquellos que parecen tales. Por otra parte, quizás no el canciller uruguayo, pero cualquiera que ingrese periódicamente en Wikileaks sabe que gran parte del origen de esta crisis estuvo siempre inspirada y organizada por los EE.UU. Nunca faltan  malos criollos en estos episodios para dar vida a la intromisión. Es la “estrategia del caos” que con tanta lucidez ha denunciado el periodista belga Michel Collon. Aislar, condenar y suspender en el Mercosur al gobierno venezolano, aún con bonitas palabras como “diálogo”, es echar leña al fuego de una guerra civil.

En el caso del Uruguay, puede sospecharse una precaria información en asuntos internacionales por parte del canciller. Y puede conjeturarse que desconoce por completo, por ejemplo, la postura de Jean-Luc Mélenchon de la “Francia insumisa”, o del español Javier Couso de Izquierda Unida, o las de innumerables organizaciones sociales de América Latina y, muy en particular, ignora lisa y llanamente las grandes tradiciones nacionales en materia de política exterior. Por si fuera poco, distintos profesionales de la comunicación han analizado la manipulación grosera de los medios en materia de fotografías y videos en contra del gobierno de Maduro. Y la permanente prédica llena de odio e insultos en las redes sociales y en los medios convencionales, harto repetitiva al estilo de Joseph Goebbels. Pero el canciller no se ha enterado. Es su obligación sin embargo leer al menos estas cinco líneas de la Constitución de la República Oriental del Uruguay que resuenan de modo extraño y acaso culposo dadas las actuales circunstancias:

“Artículo 6º.- En los tratados internacionales que celebre la República propondrá la cláusula de que todas las diferencias que surjan entre las partes contratantes, serán decididas por el arbitraje u otros medios pacíficos. La República procurará la integración social y económica de los Estados Latinoamericanos, especialmente en lo que se refiere a la defensa común de sus productos y materias primas”.

Junto con Haedo los uruguayos deberíamos pensar: “Como no quiero tutores para el Uruguay, no quiero que éste se erija en tutor de nadie”. No en vano cuando se le preguntaba si él era de izquierda o de derecha, respondía: “No soy hemipléjico para ser de izquierda o ser de derecha. Señáleme un punto de referencia y en todo caso le diré si estoy a la izquierda o a la derecha de ese punto”. En todo caso,  habría que bregar igual que lo hizo el último gran caudillo blanco, Wilson Ferreira Aldunate, cuando pidió que no se apoyara más a la dictadura militar del Uruguay, en su declaración ante el Congreso de los EE.UU, el 17 de junio de 1976:

“La embajada de EE.UU en Montevideo actúa como agente de relaciones públicas del gobierno uruguayo, difundiendo en el mundo entero falsas informaciones sobre la situación interna, desmintiendo denuncias exactas y hechos notorios (…) Es contra esa injerencia directa y desembozada en los asuntos de mi patria que protestamos enérgicamente. Así como protestamos contra una asistencia material y técnica que permite perfeccionar día a día los mecanismos que oprimen al pueblo uruguayo (…) Lo único que pedimos es que se nos deje solos” (Ferreira, 1984, pág. 37).

A Venezuela más le vale sola que mal acompañada. Pero ojalá que esa soledad también incluya a la parte violenta de la oposición, financiada y organizada hasta ahora por un agente de relaciones públicas de larga experiencia en territorios ajenos y experto en “fake news”.

FUENTES

DI CANDIA, César (2002). “El controvertido Eduardo Víctor Haedo (I). Un político inteligente, ingenioso, culto, discutido como pocos”, en el diario El País (16/11/2002).  http://historico.elpais.com.uy/Suple/EntrevistasDeDicandia/02/11/16/

FERREIRA ALDUNATE, Wilson (1984). Discursos, conferencias, entrevistas.  Recopilación y prólogo de Juan Raúl Ferreira, Buenos Aires.

HAEDO, Eduardo Víctor (1946). En defensa de la soberanía. El Uruguay y la política internacional del Río de la Plata. Discursos pronunciados en la Cámara de Senadores de la República Oriental del Uruguay  durante el período 1942-1946. Edición del Directorio del Partido Nacional. Montevideo.

HERRERA, Luis Alberto de (1947). Ver  LACALLE, Carlos (1947); El Partido Nacional y la política exterior del Uruguay. Edición  dispuesta por el Directorio del Partido Nacional. 2 de septiembre de 1947, talleres gráficos de A. Monteverde y Cía., Montevideo.

LISTA 711. EL EQUIPO DE SENDIC (2017).http://www.lista711.uy/ante-la-resolucion-adoptada-por-los-paises-miembros-del-mercosur/

PARTIDO COMUNISTA DEL URUGUAY (PCU) (2017). Declaración del PCU ante la resolución del MERCOSUR sobre Venezuela: http://www.pcu.org.uy/index.php/noticias/item/1854-declaracion-del-pcu-ante-la-resolucion-del-mercosur-sobre-venezuela  La declaración contra la decisión de los cancilleres del Mercosur también fue difundida a través del perfil en Facebook del Senador del PCU Eduardo Lorier: https://www.facebook.com/loriersandro?hc_ref=ARSAtqbdJ8QKCePRDnqnX_Y-5QiSRDSha-RcUoK-I9jOi8z2jabzYKwig6Je26ZCUgU&fref=nf

PARTIDO POR LA VICTORIA DEL PUEBLO (PVP) (2017). http://www.pvp.org.uy/2017/08/05/por-la-paz-del-pueblo-venezolano/

RODÓ, José Enrique (1900). Ariel. Imprenta de Dornaleche y Reyes. Montevideo. Edición facsimilar de la Primera Edición. Prólogo de Abelardo García Viera y Daniel Pérez del Castillo. Homenaje al Centenario de Ariel de José Enrique Rodó, 1900-2000. MEC y MRREE, ROU.

VILLEGAS, Ernesto (2017). Ministro de Comunicación de Venezuela, “En Venezuela se está produciendo un mega fake news”, en portal Telesur (4/08/2017). http://www.telesurtv.net/news/En-Venezuela-se-esta-produciendo-un-mega-fake-news-20170804-0083.html

 URUGUAY. Constitución de 1967 con las modificaciones plebiscitadas el 26 de noviembre de 1989, 26 de noviembre de 1994, 8 de diciembre de 1996 y 31 de octubre de 2004.
https://www.presidencia.gub.uy/normativa/constitucion-de-la-republica



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