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  • El Tren Maya es uno de los proyectos de infraestructura más importante y controvertido, que une los cinco estados más empobrecidos del sur de México. No exento de polémica, alienta la esperanza del desarrollo.
    En Profundidad

    El Tren Maya es uno de los proyectos de infraestructura más importante y controvertido, que une los cinco estados más empobrecidos del sur de México. No exento de polémica, alienta la esperanza del desarrollo.

El Gobierno de México ha mantenido un diálogo abierto con las comunidades indígenas, para conocer sus inquietudes, con total respeto por los pueblos ancestrales y pobladores de la zona por donde transitará el tren.

La fascinación de contemplar en soledad, lugares inhóspitos de gran belleza y valor patrimonial de la historia, será dentro de poco tiempo una quimera. 

Lo corrobora Matthew Pillsbury, fotógrafo estadounidense nacido en Francia, quien inspirado en una foto de su bisabuelo, ascendiendo a una pirámide egipcia junto a unos amigos, tuvo la certeza de que esa experiencia, debido a la avalancha turística ya no será posible.

Pillsbury pensó en ello cuando vio a dos o tres turistas, subiendo a un templo en un lugar remoto llamado Edzná. El sitio arqueológico, ubicado en el estado mexicano de Campeche, resurgió de la historia lentamente y en contraste, quedará expuesto dentro de la ruta del Tren Maya.  “Va a llegar un momento, en que vamos a tener recuerdos de algunos de estos lugares y diremos: es una locura que ese día estuve en allí y no había nadie más”.

El fotógrafo Matthew Pillsbury -conocido por usar la técnica de larga exposición- recorrió la ruta del Tren Maya, desde Valladolid hasta Palanque y Cancún, un circuito de más de 1500 kilómetros, para documentar los cambiantes escenarios a lo largo del camino, con la convicción de que la afluencia masiva a los lugares prehistóricos del sur de México, cambiará la dinámica de estos lugares. 

Por donde pasa el tren

El Tren Maya es uno de los proyectos de infraestructura más importante y controvertido, que une los cinco estados más empobrecidos del sur de México. 

Es cierto que el plan del tren ha sacudido al inframundo, por el arduo trabajo arqueológico para la preservación y validación histórica, en todo el trayecto que surcará la locomotora. No son decisiones imposibles, aunque difíciles, esas de rastrear la Península de Yucatán en México, en busca de ruinas no descubiertas, con auténtico valor histórico y dignas de ser conservadas. 

En la búsqueda, los arqueólogos han encontrado más de 600.000 fragmentos de cerámica antigua y 450 restos humanos. Igualmente han sido descubiertas unas 900 cuevas y sumideros. 

La gran inversión nacional abarca el circuito de 1.554 kilómetros que enfrenta el megaproyecto, donde prima un objetivo: “Desarrollo como justicia”. Ha dicho el presidente Manuel López Obrador, en el propósito de llevar educación, salud, vivienda y empleo a las comunidades por donde pasa el tren. Para ello cuentan con la voluntad de los ecologistas y los líderes indígenas que buscan preservar un entorno natural, las ruinas antiguas y las cuevas submarinas sagradas.

Factores económicos, políticos y ecológicos, han sido argumentos fundamentales a tener en cuenta en varios segmentos de la línea férrea; por ejemplo los 111 kilómetros - sección norte y sur, el tramo 5- de la ruta del Tren Maya, el más polémico del proyecto prioritario, que corre a lo largo del estado de Quintana Roo, para unir Cancún con Tulum.

A tenor con alegatos y controversias, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reafirma que ha cumplido. El trabajo de salvamento arqueológico, les corresponde por ley en el citado tramo 5, como en los otros seis de esa nueva ruta ferroviaria. 

El antropólogo Margarito Molina Rendón, director del Centro INAH Quintana Roo, asegura que el instituto participó en el trazo del tramo 5, subdividido y desviado en algunos segmentos, para evitar dañar áreas con patrimonio arqueológico o histórico.

Precisa que en los tramos 5, 6 y 7, se examinaron 24.481 monumentos arqueológicos, de los cuales 8.140 se encontraban en el trazo del tren, y de estos 7.764 fueron intervenidos por los arqueólogos del INAH durante los trabajos de salvamento; dijo el especialista al diario La Jornada.

Aquí lo que se ha hecho es elaborar o completar los registros, ubicar los monumentos que están en las cavernas y buscar la manera de protegerlos, precisa respecto a la polémica y las movilizaciones de grupos políticos y ecologistas. Al tiempo que corrobora, estos monumentos eran albarradas prehispánicas; es decir, delimitaciones de parcelas agrícolas que tenían los mayas y también basamentos habitacionales.

“Destrucción” es un término ajeno a los trabajos del INAH, corrobora Manuel Pérez Rivas, Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM e investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico. Destaca el hallazgo de varias ofrendas dentro de las cavernas. Se han documentado en las áreas colindantes con el derecho de vía, algunos adoratorios pequeños de estilo Costa Oriental. 

Resalta por su valor, al menos cinco áreas arqueológicas relevantes -en el tramo 5- como el corredor Paamul II: Garra de Jaguar, Petrograbado, Manitas y Ocho Balas. Este último - enfatizó- tiene un templo en excelente estado de conservación, con su techumbre de madera completa. La idea es que pueda abrirse a la visita pública en un futuro, “pero de manera controlada”, dijo Pérez Rivas.  

Los especialistas confirman que han documentado apiarios. Se refiere a una actividad económica fundamental en la Costa oriental, a través de “plataformas que usaban los mayas prehispánicos, para depositar las colmenas de las abejas nativas, del género melipona.”

 

Aportes

Algunas de las ciudades más importantes, como Chichen Itzá, tienen fuerte presencia de vestigios Mayas, aunque esta civilización no fue incorporada tempranamente en la identidad moderna mexicana, más definida desde lo Azteca.

Los Aztecas o Mexicas estaban asentados en el centro del país, donde se desarrollaron las principales ciudades. México empezó a construirse con la mezcla que surgió tras la conquista del pueblo Azteca, por el ejército invasor español de Hernán Cortés. Algunas investigaciones realizadas desde el siglo XVIII, demuestran que el interés por los Mayas fue menor al de otras civilizaciones.

En contraste, la cultura Maya está mucho más asumida en otras regiones de Centroamérica. La historia común de la región se ubica en Mesoamérica; la mitad de lo que ahora es México y los países del Triángulo del Norte centroamericano: Guatemala, Honduras y El Salvador, donde se desarrollaron, entre otras, culturas prehispánicas muy importantes como la Azteca, Tolteca, Olmeca, Zapoteca y los mismos Mayas.

La lengua Maya mantiene más de 30 variantes, la mayoría de las cuales están vivas en Guatemala y Honduras. En México se expresan con un español cargado de términos Mayas, en regiones como Yucatán, Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo.

¡Que fortaleza cultural!; cuando aún hablan su lengua, conservan una estructura gramatical muy desarrollada para entonces y expresiones literarias tales como el “Popol Vuh”, libro sagrado, considerado una síntesis de la espiritualidad Maya.

Como han hecho las grandes culturas de la humanidad, los Mayas desarrollaron una escritura que se pudo descifrar y a través de la cual conocemos su historia, inscrita en las llamadas "estelas", monumentos de piedra tallada que atesoran el registro de grandes acontecimientos.

Salvar la cultura

La delegada del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Campeche, Adriana Velázquez Morlet, confirma que “los Mexicas (Aztecas) y los Mayas siempre han sido vistos de manera bien diferente”. 

Los Mayas se asentaron en México, fundamentalmente en la Península de Yucatán –aproximadamente a unos 1200 kilómetros de la capital actual- una región marginada del desarrollo nacional, durante siglos.

Precisamente destaca Velázquez Morlet, cómo a partir de las investigaciones para construir el Tren Maya, se ha puesto al resguardo un patrimonio arqueológico. Ello permite el rescate y preservación de miles de vestigios y el mejoramiento de 27 zonas arqueológicas en su ruta, con la apertura de sitios históricos, hasta ahora desconocidos por el turismo nacional e internacional.

Se destaca por instrucción del Ejecutivo federal, al Chichén Viejo o Serie Inicial, en Chichén Itzá, Yucatán. Aquí se han realizado hallazgos considerados de gran valor histórico, como el de una escultura de atlante y la de un cautivo en la Acrópolis de Ek Balam, así como un marcador de juego de pelota, con relieves y glifos en desciframiento en Chichén Itzá. 

También ha sido incluida la zona arqueológica de Ichkabal, por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), y a la cual se podrá llegar desde la estación Bacalar del Tren Maya, en Quintana Roo.

Se plantea un proyecto ecoturístico de bajo impacto, que incluye el recorrido por un sistema de cuevas parcialmente inundadas. También se habilitará el Corredor Ecoarqueológico Paamul II, reconocido gracias a la investigación que auspicia el Tren Maya. Para abrirse al público se contemplan -además- los conjuntos Nauyacas y Cresterías en la zona de monumentos arqueológicos Tulum-Tankah.

Durante una visita a Palenque, Chiapas, el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Javier May Rodríguez, dijo que “Con el Tren Maya, las zonas arqueológicas del sureste, tendrán un nuevo esplendor, más y mejores instalaciones para recibir a la gente”. Incluyen 10 de las 27 zonas arqueológicas en mejoramiento, que contarán con un Centro de Atención a Visitantes (Catvi). 

A lo largo de la ruta del Tren Maya, el salvamento arqueológico registra más de un 1.220.000 fragmentos de cerámica. Superan las 1.300 piezas en restauración, más de 850 vasijas y el hallazgo mayor de 640 enterramientos humanos.

De acuerdo con el INAH, encontraron una canoa prehispánica en muy buen estado de conservación, durante las investigaciones en el cenote principal, del sitio arqueológico San Andrés, en Yucatán. Asimismo destacan una escultura de piedra caliza. Se trata de una figura humana decapitada, de tamaño natural, aparentemente como ofrenda a las estructuras de la zona arqueológica de Oxkintok, en la Ruta Puuc de Yucatán.

Más de 1.900 bienes, como vasijas de cerámica, metates, instrumentos de piedra, herramientas, navajillas y puntas de flecha, han sido localizadas en el trazado del Tren Maya. Dan cuenta, además, de un número superior a los 54.000 inmuebles patrimoniales, entre caminos, albarradas o paredes de piedra seca, plataformas, unidades habitacionales, basamentos piramidales y otros edificios.

El director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Diego Prieto Hernández, resaltó como hallazgos relevantes en el sureste, la Acrópolis de Ek’Balam, en Yucatán, un enterramiento en el Chultún 2. Llama la atención un depósito de agua con forma de campana que se convirtió en cámara funeraria, donde encontraron un altar y los restos de una mujer y un hombre, divididos en un entierro primario y secundario.

Respecto al Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), resalta la construcción ocho nuevos museos: Palenque, Edzná, Ruta Puuc (Kabah), Dzibilchaltún, el Gran Museo Chichén Itzá, Costa Oriental (Tulum), Museo de la Guerra Social Maya (Felipe Carrillo Puerto) y Calakmul. Adicionalmente, el Espacio Cultural Ateneo Peninsular Mérida.

Sistemáticamente se informan los avances del sitio arqueológico de Edzná, en Campeche, donde el Promeza amplía la conservación de estructuras como la escalinata jeroglífica, el Nohochná, los sacbeob y el juego de pelota.

En el área se acondicionarán más de 4.700 metros lineales de senderos interpretativos, con cédulas explicativas. Está en construcción el museo de sitio y el Centro de Atención a Visitantes con áreas comerciales, terraza y estacionamiento.

 

¿Descubrimientos?

Al obispo Fray Diego de Landa, responsable de evangelizar a las comunidades indígenas, se le atribuye un alfabeto para traducir el lenguaje maya. Los primeros datos sobre los Mayas se encontraron décadas después de la conquista, en el siglo XVI, donde se supo también que el sacerdote ordenó la destrucción de documentos, códices y piezas de la antigua civilización.

No fue hasta 1784, cuando se realizó la primera exploración de una de las ciudades y centros ceremoniales prehispánicos más importantes: Palenque. Aunque la investigación profunda fue realizada en el siglo XIX, por el inglés Alfred P. Maudslay.

Es el Calendario Maya, el más preciso y conceptualmente más rico del mundo. Al respecto, el antropólogo guatemalteco Álvaro Pop, integrante del Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre Cuestiones Indígenas, dijo: "El Calendario Maya no es simplemente una cuestión de contar segundos, minutos y horas", sino un modelo de "cómo se mueven los astros y de cómo esto influye de manera cíclica en la vida humana".

Ese almanaque, de 18 meses de 20 días, más el Wayeb, de cinco días sagrados, marca el próximo solsticio, 21 de diciembre. El fin de la "cuenta larga" (era de 5.200 años), motivo de celebraciones con rituales ancestrales, aunque también de vaticinios apocalípticos.

Los Mayas desarrollaron el concepto de que "no hay nada que no esté influenciado por los astros, desde las mareas hasta el nacimiento de los niños y las niñas". Todo, mediante la observación, el estudio del cielo y la naturaleza humana.

Fueron astrónomos excepcionales. "Desde tiempos muy tempranos, antes de Cristo, los Mayas lograron un desarrollo sociocultural tan enorme, que pudieron manejar ciertos cálculos matemáticos para determinar la órbita de Venus", coincide la antropóloga costarricense, Ana Cecilia Arias. La astronomía también les sirvió para el conocimiento de la influencia de los astros sobre la vida de las plantas y mejorar sus conocimientos agronómicos. 

Se le reconocen aportes a la arquitectura. Tal es así que en los grandes monumentos arquitectónicos, pirámides de Mesoamérica y hasta las iglesias coloniales, se aprecia el conocimiento de la física y la ingeniería, porque muchos de los constructores eran indígenas herederos de tal sabiduría.

Hasta hoy, los especialistas están admirados por su entendimiento de la matemática y la topografía. El arte textil fue desarrollado con todo el color, como expresión de vida. Así fue proyectado en la forma de vestir y vivir de la cultura mesoamericana, parte de México, Guatemala, Honduras, Belice y El Salvador. 

En la cocina Mesoamericana Maya, tiene una presencia principal del maíz, que disfrutaron desde hace tres mil años en sus más variadas formas. Igualmente consta, fueron los primeros en cultivar el cacao. Incluso desarrollaron un hábito de masticar la Manilkara zapota, originaria de México y Centroamérica, goma obtenida a partir de la savia de la planta, posiblemente el origen del chicle.

La cultura Maya continúa su aporte valiosísimo a la sociedad mesoamericana y universal, con su actitud pacífica y de respeto por la naturaleza, incomparable con ninguna otra cultura prehispánica en América. Es la enseñanza de que, la paz es la mejor forma de convivencia humana.

El Gobierno de México ha mantenido un diálogo abierto con las comunidades indígenas, para conocer sus inquietudes, con total respeto por los pueblos ancestrales y pobladores de la zona por donde transitará el tren. Incluso estas comunidades realizaron una ceremonia para pedir permiso y bendiciones a la Madre Tierra.

No exento de polémica, el Tren Maya -sin dudas- alienta la esperanza del desarrollo, para una de las regiones más empobrecidas de México.


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