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Dependencia económica: una Trump para los mexicanos
Publicado 18 noviembre 2016



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Entre los 5 puntos que marcó para esta agenda mencionó la necesidad de frenar “importaciones injustas” y frenar las “prácticas de comercio inequitativas”.

En la campaña presidencial, Donald Trump propuso construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México. Este muro no solo configura un discurso nacionalista y racista desde su literalidad, sino que apunta a un discurso proteccionista desde lo económico que puede significar un problema para la economía mexicana en el corto plazo.

Entre las primeras medidas de gobierno del presidente electo de Estados Unidos figuran el freno al Tratado Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que mantiene Estados Unidos con Canadá y México. Sobre este último tratado, vigente desde 1994, Trump mencionó que iba a lograr mejorar las condiciones del mismo para Estados Unidos de común acuerdo con sus socios o que iba a anularlo y negociar con cada país un acuerdo bilateral.

Entre los 5 puntos que marcó para esta agenda mencionó la necesidad de frenar “importaciones injustas” y frenar las “prácticas de comercio inequitativas”. El problema que encuentra Trump en este tratado es que muchas empresas se mudaron de EE. UU a México porque la mano de obra en ese país es más barata y se perdieron puestos de trabajo en  su país.  Es decir, que el gigante norteamericano impondrá nuevos límites al comercio libre, al menos en lo referente a importaciones de México, para revertir estas consecuencias.

La dependencia Mexicana

En las últimas décadas, México redobló su apuesta por un modelo económico nacional que primaba la liberalización de sus mercados, con una especial atención a la relación comercial con su vecino del norte. Se embarcó en  la firma de múltiples tratados de libre comercio como el TLCAN y  la búsqueda de atracción de capitales extranjeros.

Más allá de las condiciones actuales de su economía que dejan bastante que desear y fueron mencionadas en diversos artículos[1], es importante en esta oportunidad hacer énfasis sobre el grado de dependencia de la economía mexicana con la de Estados Unidos.

Durante el 2015, el 81,2%[2] de las exportaciones mexicanas fueron compradas por ese país, las importaciones de México tienen origen estadounidense en un 47,3%. El saldo de la balanza comercial mexicana es negativo año a año, y en 2015 alcanzó un déficit de USD 14.609 millones evidenciando por un lado la insuficiencia del saldo comercial con EE. UU y por otro lado el peso del comercio bilateral en las cuentas del país. A su vez, el balance comercial representó en 2015 un 45,6%[3] del resultado de la cuenta corriente de México también negativa año a año. Un cambio favorable a EE. UU en la relación comercial con México afectará fuertemente tanto el saldo comercial como la cuenta corriente del balance de pagos de la economía Mexicana.

Sin embargo, hasta aquí solo se hizo mención a lo netamente comercial de esta relación, sin embargo, como mencionábamos anteriormente la apuesta no era solamente sobre los tratados de libre comercio sino a la entrada de capitales extranjeros al país. En este caso el capital norteamericano durante 2015 representó el 51,7%[4] de las inversiones extranjeras directas (IED) que recibió México. En el 2015 estas inversiones representaron el 98,2% de la cuenta financiera de este país. Y, por si fuera poco explicitar el nivel de dependencia, para el año 2015 la cuenta financiera mexicana no pudo compensar el déficit de la cuenta corriente provocando una pérdida de reservas internacionales.

Las consecuencias de la dependencia económica y la amenaza que representan las acciones que pueda tomar Trump con respecto al TLCAN no tienen consecuencias solo sobre el comercio bilateral y la inversión del país vecino en México. La expectativa de estos cambios provocó una devaluación del peso mexicano de un 14% solamente en 3 días y solamente por el resultado de la elección. También es importante mencionar la posibilidad de que se modifiquen las tasas de interés a las cuales hoy México se está endeudando.  Esta deuda viene acrecentándose año a año y el peso de los intereses el último año representó 127% el valor del déficit fiscal. Es decir, que no sólo la capacidad de daño es directa vía disminución del comercio y mayor deterioro de la balanza comercial, cuenta corriente y financiera, sino que el rebote del mismo puede multiplicar el efecto negativo en la economía.

En este sentido, las cámaras empresariales[5] mexicanas mixturan su posición entre forzar un buen diálogo con el nuevo presidente de EE. UU, a pesar de sus comentarios y propuestas xenófobas, y empezar a mencionar la necesidad de cuidar el mercado interno mexicano.

Hablar de independencia en un mundo globalizado como el actual puede ser ilusorio. Sin embargo, tampoco se puede confiar todo a una carta y tejer unas relaciones tan dependientes como las construidas por México con los Estados Unidos. Los principios básicos de aversión al riesgo son claros, así como se habla de no poner todos los huevos en una misma canasta y de diversificar la matriz productiva, se debería hablar de no tener un solo comprador, vendedor e inversor.

[1] http://www.celag.org/el-espejo-roto-de-la-economia-mexicana/ y http://www.celag.org/el-ajuste-mexicano/

[2] Fuente Secretaría de comercio exterior de México, datos elaborados.

[3] Datos CEPAL

[4] Fuente Secretaría de comercio exterior de México, datos elaborados.

[5] http://www.proceso.com.mx/462015/empresarios-piden-a-gobierno-federal-fortalecer-mercado-interno-ante-triunfo-trump


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